60 segundos – Primera Condición para el Discipulado

Autor: Dave Arnold

En 1941, George Glamack, de la Universidad de Carolina del Norte, rompió el record de todos los tiempos de anotaciones en baloncesto. Eso fue un gran logro.

El estaba totalmente ciego de un ojo y podía ver muy poco por su otro ojo. En la pista de baloncesto, tropezaba y se caía a menudo debido a su mala visión. Irónicamente, justo debajo de la canasta, donde se anotan la mayoría de los puntos, Glamack no veía nada. Entonces, ¿cómo anotaba?

Cuando era pequeño, se dio cuenta de que sería más que medio ciego de por vida. Decidió que se enseñaría a sí mismo a lanzar a canasta por instinto. Mientras los demás perdían el tiempo, él practicaba durante horas en el patio de su casa, donde tenía una cancha de baloncesto casera. Descubrió que veía mejor a unos cuatro metros de la canasta, y a esa distancia practicaba hora tras hora, día tras día, hasta que casi nunca fallaba. Gracias a su abnegación y devoción, batió el récord de anotación.

En tres Evangelios diferentes del Nuevo Testamento, Cristo se refirió a la «abnegación». Marion Nelson dijo: «Este término es utilizado por Cristo en los Evangelios donde se refiere a él como la primera condición del discipulado» (Mateo 16:24; Marcos 8:34; Lucas 9:23). Jorge Glamack sacrificó el placer, trabajó duro y con perseverancia para ganar un honor y una corona terrenales que no durarían para siempre. ¡Cuánto más debería un cristiano renunciar a los placeres mundanos, trabajar duro y dedicarse por completo al servicio de Cristo, por el cual recibirá una corona que durará para toda la eternidad!

El Nuevo Testamento utiliza en trece lugares la palabra griega para negar, aparneomai. Esta palabra tiene el significado de negar completamente, hasta el punto de repudiar, abstenerse de, y renunciar. Cuando Cristo habló de esto, se refería a la muerte de nuestra propia voluntad, para que podamos servir a la voluntad de Dios. Cecil B. Knight dijo: «Aquellos que buscan una marca de lujo de salvación sin una cruz están más en busca de bálsamo que de salvación. Se puede tener religión sin crucifixión, pero no cristianismo. La vida en Cristo comienza con la muerte del yo».

Se nos dice en Colosenses 3:3: «Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios». Además, leemos: «Y no sois vuestros. Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, que son de Dios» (1 Corintios 6:19, 20). «Dejad que los hombres se rían cuando sacrifiquéis el deseo al deber, si quieren. Tenéis el tiempo y la eternidad para regocijaros» (Theodore Parker).

Tómese sólo 60 segundos y tendrá en qué pensar todo el día. Estimulantes artículos escritos por Dave Arnold.

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