60 segundos – Rahab

Un comunista en Hyde Park, Londres, señaló a un vagabundo y dijo: «El comunismo le pondrá un traje nuevo a ese hombre». Un cristiano que estaba cerca dijo: «¡Sí, pero Cristo pondrá un hombre nuevo en ese traje!».

En Josué 2:1, leemos de «una ramera llamada Rahab». Temerosa de Dios, salvó la vida de dos de los espías de Josué, y es recordada como una de las grandes heroínas del antiguo Israel. Su nombre vuelve a aparecer en la genealogía de Jesucristo en el relato de Mateo, como esposa de Salmón y madre de Booz, el marido de Rut (Mateo 1:5). Esto significa que fue antepasada del rey David y de Jesús. Se habla mucho de su fe (hebreos 11:31) y de sus obras justas (Santiago 2:25). Merrill F. Unger escribió: «La ramera es una ilustración apta del poder del evangelio de la gracia para salvar a un pecador.»

En 1 Corintios 6:9 – 11, Pablo escribe de «fornicarios, adúlteros, homosexuales, sodomitas, ladrones, idólatras, avaros, borrachos, maldicientes y extorsionadores», añadiendo: «Y tales eran algunos de vosotros. Pero habéis sido lavados, santificados y justificados por el Señor Jesús». Charles Spurgeon predicó: «En Cristo Jesús hay mérito para cubrir el demérito, pureza para cubrir nuestra impureza, obediencia para cubrir nuestra desobediencia, belleza para cubrir nuestra deformidad, perfección para cubrir nuestra imperfección, aceptación para cubrir nuestra provocación.»

Tito 3:4 declara que «apareció la bondad y el amor de Dios nuestro Salvador para con el hombre». Cuando la Biblia declara que el amor de Dios «apareció,» es de una raíz griega que significa «sobrepuesto.» La Biblia del Mensaje dice esto: «Apareció nuestro bondadoso y amoroso Salvador Dios, y nos salvó.» Nota: «No somos salvados por los sacrificios que hacemos, pero somos salvados por el sacrificio que Dios hizo por nosotros.»

Mel Trotter era un alcohólico sin remedio. Un día, llegó a casa después de una borrachera de diez días y encontró a su bebé muerto en los brazos de su esposa. «He matado a mi hijo», gritó. «Nunca volveré a beber». Pero dos horas después del funeral de su bebé, Mel Trotter volvió a casa tambaleándose… borracho otra vez. Le había quitado los zapatitos blancos a su bebé en el ataúd y los había empeñado para comprar bebidas. Totalmente desesperado, se dirigió por una calle de Chicago hacia el lago Michigan. Pero, por el camino, el fuerte brazo de Henry Monroe, superintendente de la Misión Pacific Garden, le arrastró al interior de una sala donde se estaba predicando el Evangelio. Ese suicida Mel Trotter escuchó que había esperanza en Cristo, fue milagrosamente transformado por Jesucristo, y durante los siguientes 40 años sirvió como superintendente de una misión de rescate en Grand Rapids, Michigan, y comenzando otras 60 misiones evangélicas en los Estados Unidos, todas diseñadas para alcanzar a los deprimidos para Cristo.

«Porque por gracia sois salvos por medio de la fe», Efesios 2:8.