Descubriendo la Verdadera Esperanza
Imagina que vives en un lugar que ha sufrido una larga sequía. Por donde miras, el suelo está agrietado, seco e inerte. Pero si tienes unos cuantos años, sabes que aun la más larga de las sequías puede terminarse con una lluvia.
No todo está perdido
En la vida podemos sentirnos como ese suelo seco y craquelado. Todo sale mal: atravesamos una época de sequ
edad, esperando sentir algo que nos traiga un poco de gozo y esperanza. ¡Pero podemos pasar de la desesperanza a la alegría!
Tal vez debas tanto dinero que pienses que necesitarás ganarte la lotería para poder volver a salir a flote. Quizás estés involucrado/a en una relación que se ha vuelto complicada y eso te absorbe todas las esperanzas.
Al igual que ese suelo reseco por la sequía, sientes que nunca serás capaz de crecer otra vez.
Tal vez, te hayas mentido diciéndote que puedes seguir adelante tal y como están las cosas ahora, pero por dentro sabes que algo tiene que cambiar. Quizás pusiste tu esperanza en alguien que te defraudó. Algunas veces podemos ser engañados por cosas que parecen ser reales, pero la verdad es que nos quitan el gozo y la esperanza.
En cierto punto descubres que esa falsa esperanza hizo que tu vida se tornara seca y difícil. Quieres abandonar todo; sientes que no hay manera de avanzar y que acabarás muriendo en ese lugar árido de desesperanza.
Encuentra la verdadera esperanza
Hay esperanza. ¡Es una esperanza genuina que puede devolverte el gozo! Como la lluvia en un desierto, esa esperanza renueva tu vida y te lleva a un lugar de paz eterna. ¿De dónde proviene una esperanza así?
Él traerá su perdón vivificante…
Viene de poner tu confianza en Jesús. Él vino para resolver el problema que todo hombre y mujer enfrentan, y que se llama “pecado”.
La Biblia dice que a causa de las cosas malas que hacemos, todos quedamos fuera de lo que Dios pensó para nosotros. Por esas cosas malas, el pecado nos separa de Dios. Pero Jesús vino a la tierra, hace más de dos mil años, para pagar el precio de nuestros pecados. Cuando murió en nuestro lugar en la cruz, quebró el poder del pecado y de la muerte, y creó para nosotros una nueva relación con Dios. Al resucitar, su promesa de nueva vida se hizo segura e incuestionable.
Cuando le permitas a Jesús tomar el control de tu vida, entonces Él traerá su perdón vivificante a tu situación y te dará esperanzas, la clase de esperanza verdadera que será como una lluvia cayendo sobre tu tierra seca.
Vivir esperanzado
Con Jesús en tu vida, nunca más harás frente a los problemas tú solo/a. Conocerás la victoria en vez del fracaso. Puedes pararte con Jesús y Él te guiará en tu vida, en maneras mucho mejores a las que jamás has pensado o imaginado. Jesús recompondrá tu vida y caminará contigo cada paso del camino.
Haz esta oración si quieres descubrir la verdadera esperanza:
“Querido Jesús: me encuentro en un lugar árido como un desierto. Es un lugar donde no hay esperanza. Por favor, perdóname por las cosas erradas que he hecho y envía tu esperanza genuina a mi vida como la lluvia en un terreno seco y estéril. Entrego mi corazón a ti y te pido que tomes el control de mi vida ahora. Gracias Señor”.
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