60 segundos – Carácter
Autor: Dave ArnoldDurante sus días como abogado, Abraham Lincoln fue abordado por un desconocido para obtener sus servicios.
Después de leer la historia del caso del hombre, Lincoln le asombró diciéndole: «No puedo servirle, porque usted está equivocado y la otra parte tiene razón». El hombre replicó: «Eso no es asunto suyo, si le contrato y le pago por llevar mi caso». «¡No es asunto mío!», exclamó Lincoln. «Mi negocio nunca es defender el mal. Nunca acepto un caso que sea manifiestamente erróneo». «¿No por cualquier cantidad de dinero?» dijo el extraño. «Ni por todo lo que vales», respondió Lincoln.
Hace años, William Hersey Davis escribió una comparación entre la reputación y el carácter:
«Las circunstancias en las que vives determinan tu reputación; la verdad en la que crees determina tu carácter.
La reputación es lo que se supone que eres; el carácter es lo que eres.
La reputación es la fotografía; el carácter es el rostro.
La reputación viene de fuera, el carácter viene de dentro.
La reputación es lo que tienes cuando llegas a una nueva comunidad; el carácter es lo que tienes cuando te vas.
Tu reputación se aprende en una hora; tu carácter no sale a la luz hasta pasado un año.
La reputación se hace en un momento; el carácter se construye en toda una vida.
La reputación crece como una seta; el carácter, como un roble.
Un simple reportaje en un periódico te da tu reputación; una vida de trabajo te da tu carácter.
La reputación te hace rico o te empobrece; el carácter te hace feliz o te hace desgraciado.
La reputación es lo que los hombres dicen de ti en tu lápida; el carácter es lo que los ángeles dicen de ti ante el trono de Dios».
Todos deberíamos recordar que heredamos la personalidad, pero forjamos el carácter.