60 segundos – Eternidad

El Dr. Thomas Chalmers habló de su despertar como ministro. Había sido matemático toda su vida, dijo, pero había pasado por alto las dos mayores magnitudes, la brevedad del tiempo y la inmensidad de la eternidad.

En Eclesiastés 3:11, Salomón declaró que «Él ha puesto la eternidad en nuestros corazones». En el corazón de cada persona, Dios ha puesto en la constitución innata la capacidad de concebir la eternidad. Aunque estamos limitados por el tiempo, estamos relacionados con la eternidad. James P. Wesberry escribió: «El hombre nace con un sentido de lo eterno. La palabra griega para hombre, anthropos, significa ‘criatura que mira hacia arriba’. El hombre siempre está mirando hacia arriba».

Hebreos 9: 27 nos recuerda: «Y como está establecido que los hombres mueran una sola vez, pero después de esto el juicio». Las siguientes palabras fueron encontradas en un antiguo libro de Escuela Dominical, «No estamos hechos para este mundo. Éste es sólo una experiencia temporal, un campo de entrenamiento; éste es el lugar donde la eternidad se decide para todos nosotros; éste es el lugar donde se toman las decisiones y se forman los caracteres que afectan los destinos eternos.»

John Tillotson, que fue arzobispo de Canterbury (1691 – 1694) dijo: «El que provee para esta vida, pero no se preocupa de la eternidad, es sabio por un momento, pero tonto para siempre.»

Hace años, el obispo Phillips Brooks enfermó gravemente y no podía recibir visitas. Sin embargo, cuando Robert Ingersoll, el agnóstico, se enteró de que su amigo estaba enfermo, pidió verlo, y fue admitido de inmediato. «Te lo agradezco mucho», dijo Ingersoll, “pero ¿por qué me ves a mí cuando te niegas a ver a tus otros amigos?”. «Es así», respondió el obispo. «Confío en ver a mis otros amigos en el otro mundo, pero ésta puede ser mi última oportunidad de verle a usted».

En su visión del Juicio Final, Juan escribió: «Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios, y los libros fueron abiertos» (Apocalipsis 20:12). El renombrado predicador metodista, autor y misionero de la generación pasada, Dr. E. Stanley Jones describió cómo una vez se dirigía a una universidad en la India sobre las verdades de la eternidad. Cuando se sentó, el pensativo presidente hindú se puso de pie, y solemnemente dijo: «Si lo que este hombre dice no es verdad, entonces no importa. Pero, si lo que dice es verdad, entonces nada más importa».

«Un gran número de personas no se preocupan por las cosas eternas. Se preocupan más por sus gatos y perros que por sus almas» (Charles H. Spurgeon).