60 segundos – La Herencia del Señor

Autor: Dave Arnold

Hay una historia de la antigua Roma que cuenta de una dama de moda que, visitando a la noble Cornelia, no hizo más que alardear de sus finos vestidos y joyas. Ella le preguntó: «Tú también debes tener joyas. ¿Podrías mostrarme tus posesiones más preciadas?». Cornelia se levantó, salió y regresó con sus dos hijos pequeños. Cogiéndolos de la mano, les dijo: «Éstas son mis joyas».

En el Salmo 127:3 leemos: «He aquí que los hijos son herencia del Señor, el fruto del vientre es recompensa». La palabra «herencia» significa «recibir como posesión preciosa, y adquirir riquezas, como en una herencia». Una mujer llegó a casa en los Estados Unidos después de una larga estancia en Europa. Llevaba con ella un hijo pequeño de nueve meses. Cuando llegó a la aduana, se le encogió el corazón cuando el funcionario miró la gran pila de equipaje. «¿Qué artículos de valor ha adquirido en el extranjero en los últimos doce meses?», le preguntó. «Bueno, está el bebé…», empezó la mujer. Él miró al bebé dormido y, con un gesto de la mano, dijo: «Señora, las obras de arte originales están exentas de impuestos».

Proverbios 22:6 aconseja: «Instruye al niño en su camino, y cuando sea viejo no se apartará de él». Tanto en el Salmo 7:12 como en el 11:2, encontramos la misma palabra para describir a un arquero con su arco y sus flechas. El salmista describe cómo se dobla el arco antes de lanzar las flechas al blanco. Doblado o curvando el arco es la misma palabra en forma de verbo traducida manera en Proverbios 22:6. La Biblia Amplificada declara, «Instruye al niño en el camino que debe seguir (y de acuerdo con su don individual o inclinación), y cuando sea viejo no se apartará de él.»

En cuanto a la Palabra de Dios y Sus preceptos, a los padres se les ordena en Deuteronomio 6:7: «Los enseñarás diligentemente a tus hijos.» «Diligentemente» significa “traspasar, afilar o afilar”. La palabra hebrea se refiere al afilado de una herramienta o espada sin filo–para que pueda entrar más profundamente en el corazón.

«Si pudiera subir al lugar más alto de Atenas, alzaría mi voz y proclamaría: ‘Conciudadanos, ¿por qué os volvéis y raspáis todas las piedras para reunir riquezas, y cuidáis tan poco de vuestros hijos, a quienes un día deberéis entregarlo todo?». (Sócrates).

Tómese sólo 60 segundos y tendrá en qué pensar todo el día. Estimulantes artículos escritos por Dave Arnold.

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