60 segundos – La lista del odio de Dios
Autor: Dave ArnoldLa historia de Lutero y un enemigo vengativo expone el mal del pecado y cómo evitarlo. El enemigo de Lutero buscaba una oportunidad para apuñalar al Reformador, pero Lutero recibió un retrato del posible asesino, de modo que, dondequiera que fuera, estaba en guardia contra el asesino.
Usándose a sí mismo como ilustración, Lutero dijo: «Dios sabe que hay pecados que nos destruirían, y por eso nos ha dado retratos de ellos en Su Palabra, para que, dondequiera que los veamos, podamos decir: “Ese es un pecado que me apuñalaría; debo cuidarme de esa cosa mala y mantenerme fuera de su camino”».
En Proverbios 6:16 leemos: «Estas seis cosas aborrece el Señor, sí, siete le son abominables». La palabra hebrea para «aborrece» significa, «odiar personalmente, odioso,» y «abominación» se define, «algo repugnante, y una aversión.»
Siete cosas se enumeran en los versículos 17 – 19:
- EL PECADO DE LA MIRADA. «Una mirada orgullosa». Esto se lee literalmente, «ojos altaneros o altivos», lo que significa un desprecio supremo por todo y por todos.
- EL PECADO DE LA LENGUA. «Una lengua mentirosa». Una lengua mentirosa es odiosa a Dios, porque Él es el Dios de la verdad.
- EL PECADO DE LA MANO. «Manos que derraman sangre inocente». Esto significa infligir dolor y crueldad, un asesino y una disposición cruel.
- EL PECADO DE LA MENTE. «Un corazón que urde planes perversos». Hay malos pensamientos en el corazón de todos los hombres, pero idearlos y fabricarlos, haciendo del corazón el taller del diablo, es la marca de la depravación y maldad absolutas, y es aborrecible a Dios.
- EL PECADO DE LOS PIES. «Pies que corren presurosos al mal». Algunos no sólo hacen el mal, sino que lo hacen con avidez.
- EL PECADO DEL CORAZÓN. «Un testigo falso que habla mentiras». Un carácter bajo, mezquino y despreciable, cuyo mismo aliento está cargado de falsedad.
- EL PECADO DEL ESPÍRITU. «El que siembra discordia entre hermanos». A. T. Robertson, aquel excelente erudito griego de hace años, tradujo la primera parte de 1 Corintios 3:17 como «destructores de iglesias que Dios desbaratará». Dios advierte que asestará un duro golpe a aquellos que intenten destruir una iglesia local.
Roy Hession declaró: «No perdemos la paz con Dios por el pecado de otra persona, sino sólo por el nuestro. Sólo cuando estemos dispuestos a ser limpiados, ahí tendremos paz».