60 segundos – Nuevos odres
Autor: Dave ArnoldEn Londres, hace más de 200 años, se presentó por primera vez al público el paraguas. Los grupos religiosos se indignaron e intentaron prohibir el nuevo artilugio. Su argumento era sencillo: «El hombre interfiere en el designio celestial al no mojarse».
Es natural resistirse al cambio.
Algunas cosas no deberían cambiar nunca, como la verdad del Evangelio.
Un proverbio sueco dice: «No tires el balde viejo hasta saber si el nuevo contiene agua».
En Proverbios 24:21, se nos exhorta: «No te juntes con los dados al cambio», es decir, «los descontentos que quieren derribar el orden existente y quieren el cambio por el cambio».
Sin embargo, Cristo mismo declaró en Mateo 9:17, que poner vino nuevo en odres viejos es desastroso. El vino nuevo todavía está fermentando, y los odres viejos están secos, rígidos y quebradizos. La presión del vino nuevo fermentando reventaría esos odres. El vino nuevo debe introducirse en odres nuevos blandos, flexibles y maleables.
Giuseppe Mazzini (1805-1872), patriota y político italiano que contribuyó a la creación del Estado italiano moderno en lugar de varios Estados separados, dijo: «No os durmáis en las tiendas de vuestros padres. El mundo avanza. Avanzad con él».
El escritor Marcos dice de Jesús: «El sábado entró en la sinagoga y enseñaba», Marcos 1:21. La palabra «enseñaba» significa que adaptaba su método de enseñanza al lugar, tiempo, audiencia y tema.
El difunto Vance Havner dijo: «Debemos estar en guardia contra la atmósfera aburrida y enervante que nos rodea. Es fácil adaptarse a la temperatura reinante. ¡Qué raza de camaleones somos! La Iglesia primitiva no trató de alcanzar la paz mental aceptando el statu quo, sino que lo cambió».
Joe McKeever, en su artículo The Trouble with Old Wineskins (El problema de los odres viejos), escribió: «El problema de los odres es que envejecen y se vuelven secos y quebradizos, resistentes e inflexibles, rígidos e inamovibles». Ese maravilloso y antiguo himno «The Old Rugged Cross» fue escrito en 1913. Entonces era nuevo. Pero la gente de la iglesia lo acogió y lo cantó, hasta que se convirtió en un gran estándar antiguo. ¿Qué hubiera pasado si hubieran dicho: ‘No nos gustan estas nuevas canciones’? Todavía estaríamos cantando los Salmos en latín. Amigo, en el cielo cantaremos ‘un cántico nuevo’ (Apocalipsis 5:9)».
El New Yorker publicó una vez una viñeta en la que aparecía una computadora hablando con su dueño y diciéndole: «Yo puedo actualizarme. ¿Puedes tú?»