60 segundos – Recuperando nuestro canto
Autor: Dave ArnoldUn hombre encontró escarcha en sus ventanas y trató de quitarla. Un vecino lo vio. “¿Qué estás haciendo?”, preguntó. “Quitando la escarcha”, dijo el otro, “porque no puedo ver hacia afuera”.
Su amigo, al darse cuenta de que el trabajo era lento, le aconsejó: “¿Por qué no enciendes un fuego adentro y la escarcha desaparecerá sola?”
2 Crónicas 29:27 dice: “Y cuando comenzó el holocausto, comenzó el cántico de Jehová”. La manera de obtener cualquier cántico en nuestro corazón es poner el sacrificio sobre el altar. El orden divino es: El sacrificio de arrepentimiento: “Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado, y el corazón contrito y humillado; éstos, oh, Dios, no despreciarás” (Salmo 51:17).
El sacrificio de nuestra persona: “Presentad vuestros cuerpos” (Romanos 12:1).
El sacrificio de alabanza – “Fruto de nuestros labios que confiesan su nombre” (hebreos 13:15).
Oseas exigió: “Sembrad para vosotros justicia, segad para vosotros misericordia; haced para vosotros barbecho” (10:12). El barbecho es tierra que ha permanecido inactiva, sin tocar ni cultivar. Lo único que crece son las malas hierbas y los espinos. No puede producir nada que valga la pena, porque no ha sido tocada.
Christmas Evans, el gran predicador galés, contó cómo un sábado iba a caballo por las montañas en camino a predicar, cuando se convenció de que tenía el corazón frío. Ató su caballo y pasó unas cuatro horas en introspección y oración delante de Dios. Cuando se levantó, dijo que revivió con una experiencia gozosa, como “la ruptura de un duro invierno”.
En Levítico 9:23, después de que se hicieron los sacrificios y Moisés y Aarón bendijeron al pueblo, “la gloria de Jehová apareció a todo el pueblo”. La palabra “gloria” aparece unas 500 veces en la Biblia, y, en la mayoría de los casos, en relación con la gloria de Dios. “Gloria” significa “ser grande, abundante y vehemente”. También, “ser rico como grandes fuentes de agua, y ser magnífico”, hablando de la bendición de Dios sobre aquellos que hacen el sacrificio necesario.
Lou Engle contó cómo él y su hijo estaban pasando el tiempo en una librería cristiana cuando vieron una hermosa pintura en la pared. Nubes de tormenta cubrían misteriosamente un panorama de picos de montañas irregulares. Cascadas prístinas descendían a un lago que reflejaba las montañas que lo rodeaban, y una familia de ciervos estaba bebiendo en las orillas. Debajo de la pintura estaban las palabras: “Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía” (Salmo 42:1)
. “Esta no es una época para abogar por la moderación. “La iglesia hoy no necesita ser restringida, sino ser despertada, ser despertada, ser llenada de un espíritu de gloria” (D. Martin Lloyd-Jones).