60 segundos – Un fuerte engaño

El principal propagandista de Adolf Hitler, Joseph Goebbles, desafortunadamente estaba en lo correcto cuando dijo, «Si dices una mentira lo suficientemente grande y la sigues repitiendo, la gente eventualmente llegará a creerla.»

En 2 Tesalonicenses 2:11, Pablo, hablando de aquellos que rechazan la verdad de Dios, declara, «Por esto Dios les enviará un fuerte engaño, para que crean la mentira.» Según el Pulpit Commentary, «Por esta razón» significa «a causa de su falta de amor a la verdad,» «fuerte engaño» significa «una obra de error,» y «la mentira» se define como «falsedad y engaño de toda clase.»

Los holandeses tienen un proverbio: «Cuando Dios se propone destruir a un hombre, primero le saca los ojos». El Dr. William Hendriksen, quien sirvió durante diez años en el Seminario Calvin como Profesor de Literatura del Nuevo Testamento, escribió con respecto a 2 Tesalonicenses 2:11: «Los hombres del tiempo del fin, que se endurezcan contra el amor a la verdad, sufrirán el castigo de ser endurecidos. Dios enviará una energía engañosa a los corazones de aquellos que se negaron obstinadamente a aceptar su verdad redentora.»

Demóstenes declaró: «La cosa más fácil de todas es engañarse a sí mismo; porque lo que un hombre desea, generalmente cree que es verdad.» La definición bíblica de «engaño» es «desviarse del camino». Ser engañado es desviarse del camino de la verdad de Dios. Para cualquiera que viviera en Oriente Medio, desviarse del camino era letal. Si una persona se desviaba del camino trillado, se adentraba en un desierto sin huellas donde no había agua, ni senderos, ni puntos de referencia. Por lo general, errar significaba perecer. Arthur W. Pink amonestó: «La Escritura habla del “espíritu de error” (1 Juan 4:6). Hay un espíritu mentiroso que controla a los ciegos, que guía a los ciegos y, en consecuencia, ‘ambos caen en la zanja’».

Los viajeros dicen que en Sudamérica hay una hoja que los hombres hambrientos mastican, porque les da la sensación de haber sido alimentados. Hace que desaparezca todo deseo de comer, y los dolores del hambre se alivian. Sin embargo, no se vence a la muerte. La hoja contiene una droga, pero no alimento. Satisface el ansia del hombre, pero no su necesidad. Se engaña, pensando que tiene alimento, pero en realidad se está muriendo por falta de él. Como se expresa en 2 Timoteo 3:7, «Siempre aprendiendo y nunca pudiendo llegar al conocimiento de la verdad».

El poeta Edwin Arlington Robinson dijo: «El mundo es una especie de jardín de infancia espiritual donde millones de niños desconcertados intentan deletrear Dios con los bloques equivocados». Recuerda: «Si 50 millones de personas dicen una tontería, ¡sigue siendo una tontería!».