60 segundos – Un padre famoso
Autor: Dave ArnoldHoy ha muerto un gran hombre. No era un líder mundial, ni un médico famoso, ni un héroe de guerra, ni una figura del deporte. No era un magnate de los negocios y su nombre nunca aparecerá en las páginas financieras. Pero fue uno de los hombres más grandes que han existido. Era mi padre.
Supongo que se podría decir que era una persona a la que nunca le interesó obtener crédito o recibir honores. Hacía cosas cursis como pagar las facturas a tiempo, ir a la iglesia los domingos y ser directivo de la Asociación de Padres y Profesores. Ayudaba a sus hijos con los deberes y llevaba a su mujer a hacer la compra. Le encantaba llevar y traer a sus hijos adolescentes y a sus amigos a los partidos de fútbol.
Esta noche es mi primera noche sin él. No sé qué hacer conmigo misma, así que te escribo a ti, Ann. Ahora lamento las veces que no le mostré el debido respeto. Pero estoy agradecida por muchas otras cosas.
Estoy agradecida porque Dios me permitió tener a mi padre durante 15 años. Y estoy feliz de haber podido hacerle saber lo mucho que le quería. Ese hombre maravilloso murió con una sonrisa en la cara y satisfacción en el corazón. Sabía que había tenido un gran éxito como marido y como padre, como hermano, como hijo y como amigo. Me pregunto cuántos millonarios pueden decir eso.
15 años y soledad
Carmen Renee Berry y Lynn Barrington, en Daddies and Daughters, escribieron: «Nadie conoce el verdadero valor de un hombre salvo su familia. El hombre lúgubre que dormita, con la mandíbula caída, en el tren de cercanías, el aburrido de la oficina, el socio taciturno… puede ser el eje de la vida de una familia, recibido con abrazos, al que se le cuentan las noticias del día, al que se le pide consejo. Ya no es el Sr. B, sino papá. Ya no una nulidad, sino un hombre dotado de habilidades y sabiduría; valiente y capaz, paciente y amable, respetado y amado».
Efesios 6:1, 2, «Honra… a tu padre».