60 segundos – Vivir en el Gran Hasta

Un renombrado y veterano ministro escribió:

«No estoy esperando la abolición de la guerra y la pobreza o la renovación urbana. Vivo en el gran ‘hasta’. Si alguien te pregunta qué hora es, dile que es ‘hasta’. Puede que te mire raro, pero te dará la oportunidad de decir algo. Vivimos en el gran ‘hasta’».

La Biblia habla del «gran hasta» muchas veces. Fíjese:

1. Estamos esperando «hasta que» Sus enemigos sean puestos por estrado de Sus pies» (Salmo 110:1).
2. Se nos dice que «hagamos negocios (ocupémonos) hasta» que Él venga (Lucas 19:13).
3. Estamos esperando «hasta que se cumplan los tiempos de los gentiles» (Lucas 21:24).
4. Se nos amonesta a «no juzgar nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor» (1 Corintios 4:5).
5. Proclamamos «la muerte del Señor hasta que Él venga», cuando participamos de la comunión (1 Corintios 11:26).
6. Esperamos «hasta que haya puesto a todos los enemigos bajo sus pies» (1 Corintios 15:25).
7. Permanecemos «confiados en esto mismo: que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo» (Filipenses 1:6).
8. Debemos «ser sinceros y sin ofensa hasta el día de Jesucristo» (Filipenses 1:10).
9. Estamos esperando hasta que Él someta «todas las cosas a sí mismo» (Filipenses 3:21).
10. Se nos dice que «retengan lo que tienen hasta que yo venga» (Apocalipsis 2:25).

Dean Farrar era una persona privilegiada y amigo de la reina Victoria, aunque rara vez se refería a esta distinción. Sin embargo, en el primer aniversario de la ascensión de Eduardo VII al trono de Inglaterra, durante el servicio religioso en la catedral de Canterbury, contó cómo la Reina, después de oír a uno de sus capellanes predicar en Windsor sobre la segunda venida de Cristo, habló con el Decano al respecto.

Ella dijo: «Oh, cómo deseo que el Señor venga durante mi vida».

El gran predicador preguntó: «¿Por qué siente Vuestra Majestad este deseo tan ferviente?».

Con su semblante de reina iluminado, y con profunda emoción, ella respondió,

«¡Porque me encantaría poner mi corona a sus pies!»