Day 128: He preguntado
Escritura de hoy: 1 Samuel 1:1-20
Pensamiento central: Podemos pedir a Dios que nos conceda nuestros deseos más profundos.
La mayoría de la gente probablemente ha oído alguna vez la historia de una persona que encuentra un genio en una lámpara mágica y consigue tres deseos. Hay mucha gente que intenta tratar a Dios como si fuera un genio que les concede sus deseos.
La historia de Ana surge de un profundo anhelo en su corazón y revela que podemos pedir a Dios que nos conceda nuestros deseos más profundos. Pero, para que no nos dejemos llevar por nuestras ambiciones egoístas y nuestra codicia, debemos analizar detenidamente toda la historia.
En primer lugar, Ana llevaba mucho tiempo sufriendo. Sus aflicciones se habían prolongado durante años. Rara vez encontramos a Dios en el negocio de las «soluciones rápidas», sólo para que podamos evitar aflicciones no deseadas.
En segundo lugar, Ana prometió devolver al Señor la respuesta que Él le diera. ¿Son nuestros deseos más profundos nuestro beneficio personal, o que Dios sea servido y honrado cuando nos da lo que le pedimos?
En tercer lugar, cuando llegó la respuesta, Ana alabó a Dios. El nombre que dio a su hijo sería un testimonio diario, pues el nombre «Samuel» suena como «oído de Dios» en hebreo».
¿Cuál es tu deseo más profundo? ¿Le has pedido a Dios que te lo conceda? ¿Ha cumplido tu petición? Que Su respuesta te traiga alegría, y que le des a Dios la gloria.
Oración devocional: Dios, que me concedas el deseo de mi corazón; y que la respuesta te traiga gloria, honor y alabanza.
Lectura bíblica de hoy: 1 Samuel 1:1-2:21; Juan 5:1-23; Salmo 105:37-45; Proverbios 14:28-29