Día 25: Señor, ayúdanos a escuchar

Escritura de hoy: Mateo 16:13-17:9

Pensamiento central: Cuando escuchamos la voz del Espíritu Santo, Él nos ayuda a controlar nuestra boca

Pedro ascendió a las alturas de la revelación, ¡solo para caer en el pozo de ser utilizado por Satanás para reprender al Salvador! En un momento, Cristo estaba elogiando a Pedro, y al siguiente lo estaba llamando piedra de tropiezo (Mateo 16:16-23).

Seis días después, Pedro, Santiago y Juan acompañaron a Jesús a una montaña alta. Jesús se transfiguró ante ellos y habló con Moisés y Elías (17:1-3). Una vez más, Pedro abrió la boca y, sin pensar en lo que estaba diciendo, sugirió que construyeran tres refugios. Esta vez, Dios habló desde una nube brillante que los envolvía. «Este es mi Hijo, a quien amo. ¡Escúchenlo!» (17:5).

¿Por qué es mucho más fácil soltar lo que estamos pensando o sintiendo que escuchar? Al igual que Pedro, Dios puede usarnos para transmitir Su mensaje a alguien, para dar un sabio consejo o para animar. Sin embargo, cinco minutos después, podemos estar quejándonos, criticando o juzgando a otra persona. En un momento somos guiados por el Espíritu Santo y al siguiente sucumbimos a nuestra imperfecta naturaleza humana.

En el momento en que Dios nos convence de ceder a nuestras tendencias humanas y decir algo que no deberíamos decir, lo más sabio que podemos hacer es dejar de hablar y escuchar. Necesitamos escuchar realmente lo que Él quiere decirnos y tomárnoslo en serio, y luego hacer lo que Él nos indique. Escuchar y obedecer son las claves para vivir una vida coherente como la de Cristo.

Oración devocional: Padre, queremos ser como Jesús. Ayúdanos a escuchar tu voz, a arrepentirnos rápidamente y a obedecer de inmediato.

Lectura bíblica de hoy: Génesis 50:1 Éxodo 2:10; Mateo 16:13-17:9; Salmo 21:1-13; Proverbios 5:1-6.

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