Día 326: No se permiten máscaras

Escritura de hoy: 1 Pedro 1:22

Pensamiento central: Los hijos de Dios deben amarse sinceramente unos a otros.

Los primeros comerciantes romanos sin escrúpulos llenaban una grieta de una jarra de barro o porcelana con cera derretida del mismo color y la ponían a la venta. Los compradores inteligentes aprendieron a poner la jarra al sol antes de comprarla para que la cera se derritiera y revelara las grietas. Los comerciantes honestos marcaban sus jarras con la palabra «sincerus», que en latín significa «sin cera». De ahí viene nuestra palabra «sincero». El amor verdadero es lo que parece ser, sin fingir y sin hipocresía. No debemos cubrir nuestros verdaderos sentimientos con una máscara de amor, sino amarnos unos a otros, de verdad.

Pensando en las personas difíciles con las que uno se encuentra o con las que vive, ¿cómo es esto posible? No debemos actuar, ponernos una máscara o fingir un amor que no sentimos en nuestros corazones. Y, sin embargo, no podemos «fabricar» el amor; no podemos despertar sentimientos que no existen. La clave está en entender que el amor es un verbo, no una emoción. Seguimos el camino de la obediencia cuando elegimos amarnos unos a otros y recurrimos al Espíritu Santo para que nos proporcione su percepción y su visión, así como su propio amor ágape por esa persona.

El amor de un creyente debe ser el «auténtico».

Oración devocional: Señor, danos un corazón sincero de amor hacia todos aquellos con los que nos encontremos hoy.

Lectura bíblica de hoy: Ezequiel 45:13-46:24; 1 Pedro 1:13-2:10; Salmo 119:33-48; Proverbios 28:11

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