Día 58: ¿Dejar la montaña?
Escritura de hoy: Marcos 9:2-27
Pensamiento central: La montaña es grande, pero es en el valle donde vivimos y ministramos con más frecuencia
Jesús tomó a Pedro, Santiago y Juan, el círculo íntimo de sus doce discípulos, y subió a una montaña. Allí Jesús se transfiguró ante ellos, y su ropa se volvió blanca y radiante. Entonces se les aparecieron Moisés y Elías, y todos hablaron juntos. Aparentemente deslumbrado por el encuentro, Pedro sugirió a Jesús que hicieran tres tiendas: una para Jesús, otra para Moisés y otra para Elías. Para intensificar aún más la situación, una voz habló desde una nube diciéndoles a los discípulos: «Este es mi Hijo amado; escuchadle» (versículo 7).
De repente, los aterrorizados discípulos se encontraron solos, solo ellos y Jesús. Pero los cuatro no se quedaron en la montaña como había sugerido Pedro. Fue en el valle donde continuaría el ministerio de Jesús. Allí se encontrarían con un hombre cuyo hijo estaba poseído por un demonio. Al igual que Jesús había sanado a muchos otros antes, también trajo sanación y liberación a este niño atormentado.
Como creyentes, a veces tenemos encuentros con Jesús que son tan especiales que queremos que el momento dure para siempre. Pero debemos recordar que es en los momentos y lugares ordinarios y mundanos donde Jesús, en todo su resplandor, puede brillar tan maravillosamente a través de nosotros.
Oración devocional: Señor, ayúdame a recordar que las experiencias en la cima de la montaña están destinadas a prepararme para el ministerio en la rutina de mi vida.
Lectura bíblica de hoy: Levítico 20:22-22:16; Marcos 9:1-29; Salmo 43:1-5; Proverbios 10:18