Día 79: Mi debilidad, la fuerza de Dios

Escritura de hoy: Salmo 62:1-12

Pensamiento central: Mi fuerza solo se encuentra en Dios

A los niños pequeños les gusta demostrar lo fuertes que son flexionando los músculos. Los creyentes en Cristo a menudo hacen algo similar; confían en su propia fuerza en lugar de encontrar su fuerza en Dios.

El Salmo 22 contrasta la debilidad del hombre con la fuerza de Dios. Este salmo puede dividirse en cinco partes: (a) versículos 1,2; (b) versículos 3,4; (c) versículos 5-8; (d) versículos 9,10; y (e) versículos 11,12. La primera, tercera y quinta parte hablan del poder de Dios, utilizando palabras como roca, salvación, fortaleza, esperanza, refugio, gloria, poder y amor.

La segunda y cuarta parte relacionan la debilidad del hombre con terminología como ataque, golpe, inclinación, tambaleo, derribo, maldición, aliento, engaño y vanas esperanzas. Sin la fuerza de Dios para ayudarnos a mantenernos en pie, mantenernos erguidos y darnos sustancia, no valemos mucho. Muchos de nosotros estamos demasiado familiarizados con nuestras debilidades de temperamento o carácter. Tratamos de escondernos detrás de una fachada de nuestra propia fuerza cuando deberíamos depender del brazo del Señor (Isaías 52:10), el símbolo de la fuerza de Dios.

Pablo admitió que era débil, humano y mortal. Escribió a los corintios: «Por eso, con mucho gusto me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. […] Porque cuando soy débil, entonces soy fuerte» (2 Corintios 12:9b,10). Pablo no confiaba en su propia fuerza, sino en el poder de Cristo.

Oración devocional: Señor, soy alguien solo porque Tú me haces alguien; soy fuerte solo en Tu fuerza. Ayúdame a apoyarme firmemente en Ti.

Lectura bíblica de hoy: Números 28:16-29:40; Lucas 3:23-38; Salmo 62:1-12; Proverbios 11:18-19

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