Día 81: Una joya de oro en el hocico de un cerdo
Escritura de hoy: Proverbios 11:22
Pensamiento central: La indiscreción verbal es tan tonta como poner un anillo de oro en la nariz de un cerdo
En el Salmo 64, David clama al Señor para que lo esconda de aquellos que conspiran contra él. Ellos «afilan sus lenguas como espadas y apuntan sus palabras como flechas mortales. Disparan desde una emboscada al hombre inocente» (Salmo 64:3,4a, NVI). Aparentemente, estos conspiradores apuntaron con palabras mortales.
En otra ocasión, David suplica a Dios: «Que las palabras de mi boca […] sean aceptables a tus ojos, oh Señor» (Salmo 19:14). No quería parecer tan tonto con sus palabras como un cerdo con un adorno de oro en la nariz. Los hombres y las mujeres parecen y suenan tontos cuando arremeten con palabras. Las insinuaciones y sugerencias negativas sobre otra persona también pueden causar daño y estragos.
Santiago 3:5 dice que la indiscreción verbal es una chispa que puede incendiar y destruir todo un bosque. Al entablar una discusión verbal, podemos, sin intención, destruir a una persona. Algunas personas tienen una imagen de sí mismas tan frágil que basta una crítica para hacerlas pedazos.
El estrés y la depresión no son excusas para la indiscreción verbal. Aunque Job lo había perdido todo, incluso a sus diez hijos, estaba decidido a no hablar mal de Dios. Dijo: «Mis labios no hablarán falsedad, ni mi lengua pronunciará engaño» (Job 27:4).
Estemos decididos a cuidar lo que decimos y permitamos que Dios nos ayude a usar un lenguaje que le agrade.
Oración devocional: Señor, ayúdame con tu Espíritu Santo a cuidar las palabras que digo. Que no destruya a otros, ni deliberadamente ni sin querer, con mis palabras. Pon tu mano sobre mi boca para que las palabras que salgan de ella sean dulces, filtradas a través de tus dedos.
Lectura bíblica de hoy: Números 32:1-33:39; Lucas 4: