Día 83: Un corazón generoso
Escritura de hoy: Proverbios 11: 24-26.
Pensamiento central: No necesito ser rico para tener un gran corazón
Jesús señaló a sus discípulos la generosidad de una mujer que puso solo dos pequeñas monedas en la caja de la tesorería del templo. Dijo que ella dio más que los ricos porque «de su pobreza ha puesto todo lo que tenía, todo lo que tenía para vivir» (Marcos 12: 44).
Un espíritu generoso y de corazón abierto no es el resultado de una gran riqueza. Los pobres a menudo comparten más generosamente que los ricos. Cuando le envié galletas en un plato a un amigo africano, el plato siempre me lo devolvía lleno. Quizás estaba lleno de frijoles o palomitas de maíz o arroz cuidadosamente aventado, pero el plato nunca volvía vacío.
La generosidad no depende de cuánto tengamos, sino del estado del corazón y de la voluntad de compartir. Incluso si no tenemos nada más que dar, podemos dar generosamente cosas que no nos cuestan nada:
Sonrisa. Un dependiente le dijo una vez a un cliente: «Gracias por su encantadora sonrisa». ¿Qué día tan deprimente debió de haber tenido para alegrarse con una simple y sincera sonrisa? ¿Expresa mi rostro la presencia y generosidad de Dios en mi corazón?
Gracias. Un médico en Europa desarrolló la cura del «gracias» para pacientes deprimidos. Una vez al día, debían decir «gracias» en voz alta. También les pidió que escribieran en un diario su gratitud hacia Dios y hacia los demás (de un sermón de noviembre de 2003). La gratitud desarrolla una actitud de alegría en quien da. Cuando estoy agradecido por los bienes que tengo, puedo estar más dispuesto a compartirlos generosamente.
Oración devocional: Señor, ayúdame a desarrollar el mismo corazón generoso que Tú tienes. Permíteme dar tan libre y generosamente como Tú diste.
Lectura bíblica de hoy: Números 36:1–Deuteronomio 1:46; Lucas 5:29-6:11; Salmo 66:1-20; Proverbios 11:24-26