El Camino de la Fe: El ministerio de nuestra presencia

El mayor ministerio que podemos ejercer en la vida de los demás es nuestra presencia.

En lugar de dar consejos o lugares comunes, podemos compartir el dolor de los demás permaneciendo con ellos en su momento de sufrimiento. Muchas veces no sabemos qué decir o tenemos miedo de decir algo equivocado. Lo mejor es no decir nada. Cuanto más profundo sea el dolor que siente alguien, menos palabras utilizaremos. No podemos disuadir a la gente de su dolor. La gente nos dirá cuándo está dispuesta a hablar. Nuestro papel no es ayudarles a entender las cosas y a atar cabos. Nuestro papel es hacerles saber que son amados incondicionalmente. Si queremos ser esa clase de amigos, debemos estar dispuestos a darles nuestro amor, atención y presencia, tanto como necesiten.