El camino de la fe: Él siempre escucha

Muchas veces no tenemos ganas de orar porque pensamos que tenemos que orar de una manera que impresione a Dios.

Richard Foster escribió: «Del mismo modo que un niño no puede hacer un mal dibujo, un hijo de Dios no puede ofrecer una mala oración». Jesús describió la oración como algo parecido a un niño que se acerca a un padre cariñoso. Nuestras oraciones no tienen por qué ser elocuentes o rebuscadas para ser eficaces. Dios nos ama antes o más allá de cualquier cosa que podamos hacer o decir. Dios valora cada una de nuestras oraciones. Acudamos hoy a Él con sencillez, sabiendo que Dios nos ama y nunca deja de escucharnos.