El Camino de la Fe: La belleza de las cenizas
Autor: Dr. George FlatteryCada cicatriz tiene una historia.
Todos tenemos cicatrices. Todos hemos sido heridos, ya sea por una enfermedad inesperada, una pérdida, una traición o por los errores que hemos cometido. Sin embargo, nuestras cicatrices pueden tener un propósito redentor. No están ahí para recordarnos nuestro dolor, sino la grandeza de Dios. Dios nunca nos da la espalda, especialmente cuando ve nuestras cicatrices. Lo que pasamos fue doloroso, pero ahora hemos salido sanados y restaurados. Nunca debemos permitir que nuestras cicatrices cambien la forma en que amamos y tendemos la mano a los demás. Nunca debemos ocultar nuestras cicatrices, porque nos ayudan a identificarnos con los demás. Demuestran que somos reales. Nuestras cicatrices son curativas. Pueden inspirar a alguien a seguir creyendo y perseverando. La gente que nos rodea está herida. Están heridas, desanimadas y solas. Pero cuando ven nuestras cicatrices y oyen cómo Dios nos ha sanado, restaurado e incluso bendecido, ellos también pueden renovarse. Isaías 61:3 nos dice que Dios hace renacer la belleza de las cenizas (nuestras cicatrices) cuando le permitimos utilizar lo que hemos sufrido para su gloria.