El Camino de la Fe: Orar más, preocuparse menos
Autor: Dr. George FlatteryLa preocupación es el mayor estafador del mundo.
Pretende ser necesaria, pero no sirve para nada. La preocupación es esencialmente un problema de control. Es tratar de controlar lo incontrolable. No podemos controlar la economía, a nuestros hijos o el futuro, así que nos preocupamos. La preocupación no cambia nada, pero nos hace sentir miserables. Podemos superar nuestras preocupaciones identificándolas específicamente. Una de las razones por las que a menudo estamos estresados es que tenemos la vaga sensación de que «algo va mal» o de que «algo malo va a ocurrir», pero no sabemos qué es. Identifiquemos nuestras preocupaciones escribiéndolas o hablando con alguien sobre aquello que tememos. Preguntémonos: «¿qué es lo peor que pasaría si lo que nos preocupa ocurriera realmente?». En la mayoría de los casos, «lo peor que podría pasar» es muy manejable en nuestras vidas. Podemos entregar nuestras preocupaciones a Dios a través de la oración. Si oráramos más, nos preocuparíamos menos.
Si vale la pena alarmarse, vale la pena orar por ello. «Padre, hay tantas cosas por las que preocuparse. Te entregamos nuestros miedos y nuestras preocupaciones. Sabemos que lo tienes todo bajo control. Amén».