No sabía deletrear, pero sabía vender
Autor: Dave ArnoldHabía un vendedor en el Sur que no sabía deletrear ni un centavo, pero sabía vender.
En su primera carta que escribió a la oficina central, dijo,
«Jefe, a esta gente que nunca nos compró nada, le he vendido más de $25.000 en productos». Luego viajó a otra ciudad y escribió: «¡Les he vendido productos por valor de 50.000 dólares!».
El jefe cogió esas dos cartas, las pegó a una suya que escribió mal a propósito, y la envió a toda la fuerza de ventas. Decía,
«Aquí hemos pasado demasiado tiempo aprendiendo a deletrear en lugar de a vender. Quiero que leáis estas dos cartas y hagáis como él».1
«Fijaos bien en vuestra llamada, hermanos y hermanas. Según los estándares humanos, no muchos de vosotros sois considerados sabios. No muchos son considerados poderosos. Dios seleccionó a los comunes» (1 Corintios 1:26, 28).
«Los expertos construyeron el Titanic; los aficionados, el arca.