Sublime o ridículo

Alguien le preguntó a Henry Drummond:

“¿No es la primera necesidad del cristianismo hoy en día que haya más hombres detrás de él?”. Él respondió: “No, no más hombres, sino una marca mejor”. 1

“El que no toma su cruz y me sigue [se adhiere firmemente a Mí, conformándose totalmente a Mi ejemplo en la vida y, si es necesario, también en la muerte] no es digno de Mí” (Mateo 10:38).

“El cristianismo es una religión revolucionaria, o no es nada. Porque es creativo, es incómodo. No hay nacimientos sin dolores. La Iglesia fue creada divinamente para establecer la sociedad humana fraterna. Por lo tanto, debería ser el enemigo implacable de la opresión, la agresión y el privilegio. Cuando ha tolerado cualquiera de estas cosas, cuando ha hecho las paces con el diablo, a quien se dedica a destruir, cuando ha mimado y acariciado a esa oveja gorda del redil y se ha olvidado de la oveja hambrienta perdida en las montañas, se ha convertido en el metal que resuena o el címbalo que retiñe. La Iglesia debe ser sublime o ridícula.