Enfermedad y Sanidad

Si estás batallando con la enfermedad en tu vida, sabes lo que significa sentir que tus fuerzas se desvanecen y tu esperanza se va desdibujando. Es difícil que una persona sana entienda tu lucha.

Cuando perdemos la salud

A menudo olvidamos la bendición que es gozar de buena salud, hasta que la perdemos. Aunque nada nos garantiza la salud, hay algunas cosas que sí podemos hacer para aumentarla.

El primer paso es dejar de hacer aquellas cosas que sabemos que nos enferman. Si estás llevando un estilo de vida que estropea tu salud, es probable que la enfermedad sea el resultado. La Biblia lo enseña diciendo: “lo que siembras, cosechas”.

Nuestro cuerpo no está diseñado para ser abusado. La gente que se la pasa de fiesta o trabajando interminablemente sin descansar, al final, se enferma. Más bien honra tu cuerpo y toma un tiempo para descansar y permitirle que se restaure. ¡Solamente el hecho de comer comida sana y dormir bien puede curar muchas enfermedades!

Dar los pasos adecuados

Deberíamos tener cuidado y manejar los niveles de estrés, mantener un estilo de vida saludable, controlar nuestros hábitos alimenticios y hacer ejercicio físico.

Él es nuestro Gran Doctor…

Algunas veces necesitamos ir al médico para que nos ayude. Los doctores están bien entrenados para ayudarnos a lidiar con la enfermedad. Pueden prescribirnos las acciones y medicamentos correctos que nos ayudarán. Si nuestra enfermedad puede curarse o tratarse, ellos sabrán cómo hacerlo.

Lo tercero que tenemos que hacer es volvernos a Jesús. Él es nuestro Gran Doctor, nuestro sanador espiritual.

Hallar salud espiritual

La Biblia declara que Jesucristo vino a la tierra para “sanar a todos los enfermos”. Jesús es el Hijo de Dios y tiene poder para sanar las enfermedades con el tiempo o al instante.

Jesús puede sanar nuestro cuerpo, darnos un nuevo corazón y transformar nuestra mente. Él sana completamente todas las áreas de nuestra vida: cuerpo, mente y alma.

Es bueno recordar que Jesús sana según su voluntad y su propósito.

Jesús no es un servidor que aparece al instante cuando chasqueas tus dedos, pero Él te ama y te ofrece tanto la sanidad física como la espiritual, si tan solo se lo pides. A veces, la sanidad de Dios ocurre enseguida, otras puede llevar un tiempo. Cualquiera sea la forma en que Él elija responder siempre estará a tu lado en la enfermedad.

Puedes tomar el camino de la enfermedad a la salud eliminando esas acciones que te pueden haber conducido allí, siguiendo las directivas de tu médico y –lo más importante de todo– entregándole tu situación a Jesús.

Haz esta oración junto con nosotros:

“Querido Jesús: necesito de tu sanidad. Por favor, toca mi corazón, mi mente y mi cuerpo y dame la sanidad completa. Deseo conocerte más y seguirte con todo mi corazón, mi mente y mis fuerzas. Por favor perdona mis pecados y trae salud a mi vida. Gracias Señor”.

Si hiciste esa oración, haznos saber dándole clic al botón de la derecha que dice “¡Sí! Yo hice la oración”. Al hacerlo, puedes escribirnos enviando tus comentarios o preguntas. Te responderemos a la brevedad y te ayudaremos a avanzar. (Tu privacidad es importante para nosotros, de modo que no compartiremos tu información con nadie.)

Lo Que Sigue

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