Gozo: El Fruto de la Gracia

Cierto profesor de filosofía dijo que la mejor manera de ser infeliz consiste en procurar la felicidad. La búsqueda de la felicidad y las experiencias agradables es algo común a todas las personas. No tiene nada de malo el deseo de ser feliz. Grandes sumas de dinero se emplean cada año en la búsqueda de felicidad — mas el mundo está lleno de dolor y preocupación. Muchas personas recurren al suicidio como única forma de acabar con su miseria. Muchos no han descubierto que el gozo real y duradero es posible sólo en Jesucristo, quien por el Espíritu Santo llena nuestro ser y produce este fruto en nosotros.

Dios creó un mundo de gozo y contentamiento sin pecado, sin pena, sin tristeza ni sufrimiento. Todo ello surgió después. El creyente no está exento de dificultades, enfermedades y tristezas. De hecho, la Palabra de Dios dice que, “también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución” (2 Timoteo 3:12). ¿En dónde, entonces, encuentra el Hijo de Dios su fuente de gozo? ¿Cómo puede producirse en su vida el fruto del gozo espiritual?

En esta lección descubrirá usted que el gozo del fruto espiritual es desarrollado en nosotros por el Espíritu Santo cuando reconocemos nuestra posición en Cristo; al ver a Dios actuar en poder realizador de milagros en nosotros y alrededor de nosotros; al anticipar nuestro glorioso futuro con El en la eternidad. Observará usted que existe una fuerte relación entre el sufrimiento y el gozo en la vida del creyente. También descubrirá que el gozo no es simplemente un producto del Espíritu Santo, sino parte de su naturaleza misma — ¡por ello ser lleno del Espíritu consiste en ser lleno de gozo! ¡El gozo del Señor puede ser su fortaleza!

DEFINICION DEL GOZO

Definición bíblica

“Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo . . . (Gálatas 5:22).

La palabra gozo en este versículo bíblico se traduce de la palabra griega chara. Cierto erudito bíblico lo define como descripción de ese gozo que tiene su base en la religión — gozo cuyo fundamento es Dios. Chara no es el tipo de gozo que se deriva de las cosas terrenales, sino que se basa en una relación con Dios.

Otro erudito define el gozo (chara) como un estado de alegría, deleite tranquilo y gran contentamiento como característica de la naturaleza cristiana. Tiene mucho más significado que la felicidad momentánea. El gozo como fruto del Espíritu es una cualidad de alegría, deleite y contentamiento que no está determinada por circunstancias, sino que es una cualidad constante en cada situación, buena o mala, porque su base es Dios mismo.

El apóstol San Pablo escribió su hermosa carta a los Filipenses cuando estaba en la cárcel. A esta epístola con frecuencia se le llama “La carta del gozo.” En el capítulo cuatro dos veces San Pablo declara: “He aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación” (vv. 11-12). En ese tiempo San Pablo estaba preso en espera de su juicio. ¿Cuál era la fuente de su contentamiento? El Espíritu Santo es la respuesta — El producía el fruto del gozo en San Pablo. La base del gozo del apóstol era su relación con Jesucristo.

Observará usted que el gozo de San Pablo estaba relacionado con su posición en Cristo y no tanto con las circunstancias o el bienestar físico. La palabra griega chara también implica gracia divina. Por tanto, la fuente del gozo de San Pablo no se encontraba en ninguna parte del mundo, sino sólo en Dios.

Más que felicidad

No es fácil describir este gozo, al cual el apóstol San Pedro se refirió como “gozo inefable y glorioso” (1 Pedro 1:8). Es mucho más que la felicidad que el mundo puede dar. Ciertamente hay placeres legítimos en el mundo que pueden ser disfrutados con mayor plenitud cuando posee uno el gozo del Espíritu. Pero el gozo del Espíritu está muy aparte de todos los niveles del gozo puramente humano. Es el resultado de la fe en Dios: “Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo” (Romanos 15:13).

Los seguidores de Jesús deberían ser personas gozosas. Nadie puede ser el mismo de antes, después de entregar su ser total a Jesús y conocerle como Salvador personal y Amo. Lucas 10:21 dice que Jesús se regocijó en el Espíritu. El Salmo 45:7 contiene una profecía acerca del gozo de Cristo: “Por tanto, te ungió Dios, el Dios tuyo, con óleo de alegría más que a tus compañeros.”

El gozo de Cristo se observa en Lucas 10:21, cuando alabó a su Padre por el método de revelación. Se regocijó por la oveja perdida que había sido hallada (Lucas 15:5). Comentó acerca de su gozo en Juan 15:11 y 17:13, al trasmitir su gozo a sus creyentes. Su grande gozo lo sustentó en la cruz: “Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz” (Hebreos 12:2).

FUENTES DE GOZO

Todo el gozo humano fluye del amor humano: amor por la vida, las personas, el trabajo. Lo mismo es cierto cuando el amor celestial del Espíritu fluye en nuestra alma. El resultado es gozo de lo alto. Cuando no hay amor, no hay gozo. Todo lo que destruya el amor, destruye el gozo. El gozo humano es pasajero, superficial, limitado, porque en la esfera humana todo cambia. Pero la esfera celestial no está sujeta a cambio. Cuando la fuente de nuestro gozo es Dios, ¡nada puede disminuir su volumen! Es un gozo constante porque se origina en El.

Estudiaremos varias fuentes de gozo espiritual. Al pensar en cada una, relaciónela con su propia experiencia. ¿Ha descubierto estas fuentes de gozo verdadero?

Salvación

A. B. Simpson sugiere que el gozo del Señor se encuentra en la seguridad de la salvación y en el movimiento del Espíritu. Cuando una persona recibe perdón de todo su pecado, siente como si el peso de todo el mundo se le quita de sus hombros. Cuando Jesús entra en una vida, da gozo inefable. Por ello, cuando nació Jesús nuestro Salvador, hubo gran gozo (Lucas 2:1-11). María se regocijó por haber sido escogida como instrumento de Dios para llevar a Cristo al mundo (Lucas 1:4649). En muchos de sus salmos, David expresó gozo por su salvación. “Mas yo en tu misericordia he confiado; mi corazón se alegrará en tu salvación” (Salmo 13:5; también 31:7; 32:11; 35:9). El contexto de estos versículos indica que algunos fueron escritos en momentos de gran tensión y desaliento en la vida de David — con todo, pudo regocijarse en la salvación del Señor.

El gozo de la salvación también se expresa en Isaías 61:10: “En gran manera me gozaré en Jehová, mi alma se alegrará en mi Dios; porque me vistió con vestiduras de salvación, me rodeó de manto de justicia.”

Los actos poderosos de Dios

La Biblia es la revelación de Dios en acción para restaurar al hombre al compañerismo con El. En todo el Antiguo Testamento observamos a Dios actuando en la vida de hombres que le amaron y le sirvieron.

Dios actuó en nuestro favor cuando preservó a la nación de Israel, de la cual salió el Mesías. Actuó en favor nuestro cuando dio a su Hijo unigénito como rescate por nuestros pecados. Actuó en la iglesia primitiva mediante el poder del Espíritu Santo, convenciendo de pecado, conduciendo al arrepentimiento a muchos, honrando la predicación de su Palabra y bautizando en el Espíritu. El registro histórico que San Lucas hizo de estos acontecimientos es llamado comúnmente “Hechos de los apóstoles,” pero en realidad registra los poderosos actos de Dios en la vida de hombres llenos del Espíritu que El usó.

Observamos a Dios obrando entre nosotros hoy, en la vida de aquellos que hemos ganado para Cristo y en la nuestra perdonando el pecado, sanando a los enfermos, librando de malos hábitos y supliendo todas nuestras necesidades. Todo ello causa gran alegría en nuestro corazón.

El Espíritu Santo

El gozo era una característica diaria de los creyentes de tiempos de la iglesia primitiva. ¿Por qué? Porque estaban llenos del Espíritu. El gozo es un producto del Espíritu Santo, quien habita en el creyente. ¡El gozo forma parte de su naturaleza misma! La historia de la iglesia primitiva registrada en el libro de Hechos revela que los creyentes experimentaron gran gozo en el Espíritu Santo. Mas esto no significa que nunca se sintieron desalentados, temerosos o solitarios. Pero aprendieron que en todas las situaciones el gozo relacionado con la presencia interna del Espíritu se convirtió en fuente de fortaleza, la cual les ayudó a levantarse por sobre las circunstancias desalentadoras. El gozo forma parte de la experiencia del creyente cuando vive en la conciencia de la presencia del Espíritu.

La presencia de Dios

Dios mismo es la fuente de todo gozo. “Y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador” (Lucas 1:47). “Regocijáos en el Señor siempre” (Filipenses 4:4). La presencia del Señor produce gozo (Salmo 16:11). En Juan 20:20 leemos que los discípulos se llenaron de gozo cuando vieron al Señor. El estar en la casa del Señor le da gozo al adorador: “Yo me alegré con los que me decían: A la casa de Jehová iremos” (Salmo 122:1).

La Palabra de Dios leída, oída, meditada, vivida, obedecida y amada también produce gozo. “Fueron halladas tus palabras, y yo las comí; y tu palabra me fue por gozo y por alegría de mi corazón; porque tu nombre se invocó sobre mí, oh Jehová Dios de los ejércitos” (Jeremías 15:16). Muchos pasajes vinculan el gozo y la oración (Efesios 5:19-20; Colosenses 1:11-12; 1 Tesalonicenses 5:16-18; Juan 16:24; 1 Crónicas 16:10; Isaías 56:7; Salmo 40:16; 105:3). La alabanza y la adoración al Señor hacen que brote el gozo de nuestros corazones cuando reconocemos que es digno de ser alabado.

La bendición de Dios

La bendición de Dios en nosotros también es otra fuente de gozo. “Grandes cosas ha hecho Jehová con nosotros; estaremos alegres” (Salmo 126:3). Nuestra confianza en Dios nos llena de gozo cuando comprendemos que es suficiente para suplir todas nuestras necesidades (Romanos 15:13). También nos bendice por medio de otros: “¿Qué acción de gracias podemos dar a Dios por vosotros, por todo el gozo con que nos gozamos a causa de vosotros . . .?” (1 Tesalonicenses 3:9).

Nuestra bendita esperanza

Romanos 12:12 nos exhorta a estar gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración.” ¿Cuál es esa esperanza? Estos pasajes nos dan la respuesta:

  1. Hechos 24:15 —“Teniendo esperanza en Dios . . . de que h a de haber resurrección de los muertos, así como de injustos.”
  2. Tito 2:13 — “Aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo.”
  3. Hebreos 6:18-20 — “. . . la esperanza puesta delante de nosotros. La cual tenemos como segura y firme anda del alma, y que penetra hasta dentro del velo, donde Jesús entró por nosotros como precursor.”
  4. Romanos 5:2-5 — “Nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios . . . también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.”

Nuestra esperanza de gloria futura con Jesucristo está basada en su resurrección de los muertos (1 Pedro 1:3). Podemos regocijarnos en cualquier circunstancia por la esperanza que abrigamos de pasar de esta vida imperfecta a la vida eterna en la presencia de Dios. Cierto erudito bíblico al comentar sobre Romanos 5:2-5 declara: “La esperanza es un elemento importante del gozo cristiano — la esperanza a los creyentes para regocijarse incluso en los sufrimientos y la perseverancia fortalece la esperanza.

Gozo al dar

También encontramos gozo al dar. “Dios ama al dador alegre.” El “aumentará los frutos de vuestra justicia” (2 Corintios 9:7, 10). “Se debe. . . recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir” (Hechos 20:35). ¿Ha comprobado que esta declaración es verdad? Jesús dijo: “Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo” (Lucas 6:38). Así que no sólo recibimos una bendición del acto de dar, sino que Dios nos bendice como resultado de nuestro acto de dar.

Angeles

Los ángeles aumentan el gozo del creyente. ¡Si, los ángeles! Ministran a los santos en todas partes como Dios los dirige. El Salmo 34:7 nos dice que el ángel del Señor libera a los que temen al Señor. En Hechos 12:11 el apóstol San Pedro reconoció que el Señor envió a su ángel para rescatarle de la cárcel. El malvado rey Nabucodonosor reconoció que Dios envió a su ángel para rescatar a los tres jóvenes hebreos del horno de fuego (Daniel 3:28). En el Salmo 91:9-11 tenemos esta promesa: “Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza, al Altísimo por tu habitación, no te sobrevendrá mal, ni plaga tocará tu morada. Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos.”

Los ángeles se regocijan cuando los pecadores se arrepienten (Lucas 15:10). Alaban y adoran a Dios continuamente. Este es un acto gozoso (Salmo 148:2, Apocalipsis 5:11).

SUFRIMIENTO Y GOZO

En la vida del creyente existe un fuerte vínculo entre el sufrimiento y el gozo. El mensaje de Jesús en las Bienaventuranzas consistió en que Dios algún día recompensará a quienes han soportado todas las injusticias del mundo por su causa (Mateo 5:3-11). Muchos pasajes vinculan el sufrimiento con el gozo. Por ejemplo, considere los siguientes:

Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia (Santiago 1:2-3).

Recibiendo la palabra en medio de gran tribulación, con gozo del Espíritu Santo (1 Tesalonicenses 1:6).

Porque de los presos también os compadecisteis, y el despojo de vuestros bienes sufristeis con gozo, sabiendo que tenéis en vosotros una mejor y perdurable herencia en los cielos (Hebreos 10:34).

He aquí, tenemos por bienaventurados a los que sufren (Santiago 5:11).

Sino gozáos padecimientos por de cuanto Cristo, sois participantes para que también de en los la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría (1 Pedro 4:13).

Incluso en el cielo hay regocijo en medio de terribles eventos descritos en Apocalipsis (Apocalipsis 12:11-12; 18:20; 19: 6-7). Mientras aún estamos en el mundo podemos regocijarnos de “que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse” (Romanos 8:18).

Observará en estos pasajes que el gozo se relaciona con la esperanza del creyente que está basada en su gloria futura en el cielo, después de haber vencido las pruebas y tentaciones de esta vida.

Por su obediencia a Dios en la proclamación del evangelio, los creyentes de la iglesia primitiva confrontaron mucha persecución. ¡Pero ésta no pudo quitarles su gozo! En Hechos 13 leemos que los discípulos habían sufrido persecución y habían sido forzados a salir de la ciudad en la que estaban predicando el evangelio. Con todo, dice el versículo 52: “Y los discípulos estaban llenos de gozo y del Espíritu Santo.” De nuevo en Hechos 5:41 leemos que “ellos salieron de la presencia del concilio, gozosos de haber sido tenidos por dignos de padecer afrenta por causa del Nombre.” Y en Hechos 16:25 se informa que después de ser azotados y encarcelados, San Pablo y Silas oraban y cantaban himnos a Dios. La vida de San Pablo da evidencia del gozo constante del Espíritu Santo en su corazón. Sufrió muchas dificultades alegremente, a fin de compartir las buenas nuevas de Cristo con los demás. Desde su cárcel de Roma escribió: “Regocijáos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijáos!” (Filipenses 4:4).

Jesús estaba confrontando la sombra del Getsemaní y el Calvario, lo que significaba sufrimiento, vergüenza y muerte. Mas a pesar de ello cantó con sus discípulos después de la última Pascua antes de enfrentarse a sus acusadores (Mateo 26:30). ¿Cómo podía cantar bajo tales circunstancias? Se debía a la fortaleza que poseía por estar lleno del Espíritu Santo. Cuando me siento desalentado, sólo recuerdo que Jesús, “por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar” (Hebreos 12:2-3).

Cuando una mujer da a luz un hijo, con frecuencia experimenta dolor y sufrimiento. Pero en todo el trance experimenta gozo en su corazón, debido a su conocimiento de que pronto cesará el dolor y que su labor será recompensada al alegrarse en su nuevo hijo o hija. Este gozo humano constituye un ejemplo muy limitado del gozo que experimentamos cuando sea revelada la gloria del Señor, si perseveramos a pesar del sufrimiento. Podemos experimentar gozo ahora, por el conocimiento que tenemos de lo que nos espera.

ESTORBOS PARA EL GOZO

Las personas desalentadas y sin gozo pierden el entusiasmo por la vida. El Salmo 137 ilustra bien esa situación. Los israelitas estaban exiliados en Babilonia. Estaban tan desalentados que no tenían ni ánimo para cantar — ¡sólo se sentaban y lloraban! Cuando vivían en su propia tierra eran muy industriosos, pero bajo depresión se volvieron totalmente inactivos. Todo lo que podían ver era su situación actual — olvidaron todas las veces en las que Dios los había librado en el pasado.

El desaliento y la duda son actitudes que estorban al gozo espiritual. Lucas 24:17 narra acerca de dos discípulos de Jesús que no tenían gozo. Sus rostros estaban demacrados. Cuando Jesús los abordó estaban tan tristes que ni siquiera le reconocieron (v. 16). La tristeza y la desesperación también habían invadido a María Magdalena en la mañana de la resurrección. Estaba llorando cuando Jesús se le acercó y le habló (Juan 20:15). ¡No reconoció a su Señor!

Ya mencionamos antes que el gozo espiritual se basa en ellos. Cualquier cosa que estorbe nuestra relación con Dios nos robará el gozo. La amargura, el resentimiento, la falta de amor, los deseos erróneos u otras actitudes semejantes o comportamientos que sean obras de la carne nos quitarán el gozo del Señor. Pero si mantenemos una relación correcta con el Señor, su Espíritu que mora en nosotros constituye una fuente de gozo constante.

RESULTADOS DEL GOZO

Cuando el Espíritu Santo obra en nuestra vida para producir gozo espiritual, podemos esperar algunos resultados muy positivos. Los cambios producidos por el Espíritu Santo en nuestro carácter se ven claramente en nuestras reacciones a nuestras circunstancias e interacción con otras personas. He aquí algunos ejemplos del fruto del gozo en la naturaleza del creyente.

Primero, poseemos un rostro alegre. ¿Ha conocido a creyentes cuyo rostro parece irradiar el gozo del Señor? Se siente feliz cuando está en compañía de ellos, ¿verdad? Proverbios 15:13 dice: “El corazón alegre hermosea el rostro; mas por el dolor del corazón el espíritu se abate.” Una persona gozosa tiene un corazón feliz. Con frecuencia los sentimientos internos de la persona se reflejan en su rostro o por sus actitudes o comportamiento. Lo que siente dentro de su corazón encuentra la forma de expresarse en su apariencia o comportamiento. El creyente lleno del gozo del Señor con toda seguridad demostrará y comunicará ese gozo exteriormente.

Uno de los enemigos modernos del cristianismo expresó su juicio acerca de Jesús con las siguientes palabras: “Sus discípulos deberían lucir más redimidos.” Cuando una joven se enamora su rostro luce radiante en forma especial porque está pensando en el ser amado. Si amamos a Cristo, su belleza se refleja en nosotros y obtenemos una apariencia radiante, porque somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen” (2 Corintios 3:18).

Segundo, poseemos un canto gozoso. Un corazón agradecido, gozoso, con frecuencia se expresa en cantos y alabanza al Señor. El Salmo 149 nos da un ejemplo de ello: “Cantad a Jehová cántico nuevo . . . Porque Jehová tiene contentamiento en su pueblo; hermoseará a los humildes con la salvación. Regocíjense los santos por su gloria, y canten aun sobre sus camas” (vv. 1, 45). Otro ejemplo lo presenta San Pablo al impulsar a los miembros de la iglesia primitiva a ser “llenos del Espíritu, hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones; dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo” (Efesios 5:19-20). Santiago 5:13 dice: “¿Está alguno alegre? Cante alabanzas.” La alabanza mediante el canto es una de las riquezas de la vida cristiana y una respuesta natural de un corazón lleno de gozo.

Tercero, poseemos fortaleza divina. “Porque el gozo de Jehová es vuestra fuerza” (Nehemías 8:10). Esta verdad se aclaró para Nehemías cuando hubo un terrible malentendido respecto a la reedificación de Jerusalén y el gozo del Señor lo impulsó a seguir adelante con sus planes. En la actualidad el mundo sufre por falta de energía. Pero el creyente no le debe temer a la falta de energía espiritual. El gozo del Espíritu Santo puede impulsar al pueblo de Dios aquí y en la eternidad. El gozo espiritual produce fortaleza divina.

¿Ha experimentado usted los resultados del gozo? ¿Posee usted un rostro radiante, un canto de alabanza y fortaleza divina? Usted puede experimentar la plenitud del gozo descrito en esta lección por el Espíritu Santo que mora en usted. ¡Puede usted poseer su fruto de gracia en abundancia y confrontar cada situación de su vida con gozo desbordante! Cultive este fruto y comparta su gozo con los demás.