Cómo Encontrar una Forma de Enfrentar Nuestros Temores
Todos queremos ser fuertes, tomar el control, y mostrarles a los demás que podemos tener éxito en este mundo. Desafortunadamente,todos tenemos temores también. Pueden ser el resultado de malas experiencias o simplemente pueden “saltar” un día que estamos con la guardia baja.
Hay temores de todas las formas y tamaños. Pueden ser a las alturas, a un cierto animal o insecto, pero cualesquiera que sean, podrían dejarte fuera de juego.
Vivir en temor
Cuando el temor me ataca a menudo me siento bastante solo. Nadie puede entender lo poderosos que llegan a ser los temores que enfrento. No tienen sentido –lo sé– pero son reales para mí. Puedo sentirme avergonzado por ellos y eso, incluso me lleva a tener más temor, como, por ejemplo, el temor al rechazo.
l temor es un enemigo poderoso, entonces necesitamos un aliado poderoso para vencerlo. Las buenas noticias son que hay alguien que puede ayudarte a vencer tus temores. Su nombre es Jesucristo, el Hijo de Dios. Él vino al mundo para liberarnos de las cosas que nos dañan. Vino para librar a los cautivos, aun cuando la prisión esté hecha de temores.
Encontrar libertad del temor
Jesús entiende nuestros temores. Él nos proveyó una solución: su amistad. Cuando aceptamos a Jesucristo como nuestro Señor y Salvador personal, Él acepta guiarnos a lo largo de nuestra vida. Nos ofrece un Consolador, el Espíritu Santo, que nos ayuda a derrotar el temor, permitiéndonos disfrutar de su perfecto amor.
¿Te has sentido solo cuando estás lleno de temor? Jesús promete que nunca te dejará ni te abandonará. 1 Juan 4:18 dice: “En esa clase de amor no hay temor, porque el amor perfecto expulsa todo temor. Si tenemos miedo es por temor al castigo, y esto muestra que no hemos experimentado plenamente el perfecto amor de Dios” (Nueva Traducción Viviente).
Derrotar nuestros temores
Como Jesús nos ama, podemos vencer los temores de nuestra vida. Podemos doblegar los sentimientos de “nadie me comprende” por el poder de su amor. Jesús promete que se unirá a nosotros tan fuertemente como un hermano.
Tus temores pueden ser muy reales para ti, pero no tienen por qué controlar tu vida. Puedes retomar el control permitiéndole a Jesucristo que sea tu ayudador.