Escuche a Dios cuando ore
¿Le ha hablado Dios a usted alguna vez? La Biblia registra varias ocasiones cuando Dios les habló a diferentes personas. Él le habló a un niño llamado Samuel, mencionando su nombre ya tarde por la noche para darle un mensaje para el sacerdote, Elí. Dios le habló a una mujer llamada Agar, diciéndole que no temiera y mostrándole dónde podía encontrar agua en el desierto. Tanto Samuel como Agar oyeron la voz de Dios.
Aunque Dios no siempre habla audiblemente como les habló a Samuel y a Agar, Él siempre habla. Él tiene muchas cosas que decir a quienes están dispuestos a escuchar.
Con demasiada frecuencia, nuestras oraciones son desiguales, en las que sólo nosotros hablamos. Debemos aprender a prestar atención a lo que Dios podría estar diciéndonos cuando oramos. Si hacemos esto, descubriremos cómo ser compañeros de Dios. Él nos dirigirá y nos hará tener una parte en su obra.
Usted pertenece a la familia de Dios. Él le ha dado la maravillosa bendición de su amor, y Él quiere hablarle a usted. En esta lección usted aprenderá las maneras en que Él puede hablarle y cómo usted puede escucharlo.
Dios quiere hablar con usted
Hay muchos pasajes bíblicos que recomiendan escuchar a Dios. Muchos de esos pasajes llevan implícita la idea de que no solamente debemos oír lo que Él nos dice, sino hacer lo que nos ordene.
Inclinad vuestro oído, y venid a mí; oíd, y vivirá vuestra alma; y haré con vosotros pacto eterno, las misericordias firmes a David. (Isaías 55:3)
El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. (Apocalipsis 3:13)
Cómo nos habla Dios
Dios se revela—le habla a la gente y les permite conocerlo de muchas maneras. Él habla por la naturaleza, permitiéndonos saber algo de su sabiduría, su poder y su bondad cuando vemos el mundo que Él ha hecho. Nuestra experiencia de su cuidado nos trae su mensaje: “Te amo”. Él habla por las circunstancias. Habla por su iglesia y sus ministros. A veces habla por visiones, sueños y mensajes entregados bajo la dirección del Espíritu Santo. Nos habla por los consejos y el aliento que recibimos de otros creyentes. Nos habla por la historia y por lo que está sucediendo en el mundo hoy. Él habla en silencio a nuestra conciencia y al ser interior que llamamos espíritu. Graba en nuestra mente sus pensamientos y nos habla por su Palabra escrita.
Entonces tus oídos oirán a tus espaldas palabra que diga: Este es el camino, andad por él; y no echéis a la mano derecha, ni tampoco torzáis a
a mano izquierda. (Isaías 30:21)
Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia. (Mateo 3:17)
Y en los postreros días, dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros ancianos soñarán sueños. (Hechos 2:17)
Por supuesto que no todo pensamiento que se nos viene a la mente cuando estamos orando es la voz de Dios. Tampoco lo es todo sueño o visión. Algunos de éstos son simplemente nuestros propios pensamientos. La mayoría de los sueños son sólo una mezcla de las muchas impresiones que están el subconsciente. Pero Dios sí usa estos medios para hablarnos.
Cómo oír a Dios hablar
Cuando usted le haba a Dios, espere que Él le conteste. Escuche para oír la respuesta. Ponga atención especial a los primeros pensamientos que le lleguen a la mente después de hablarle a Dios sobre algún asunto. Con frecuencia estos pensamientos vienen de Dios. Podrían ser las palabras de un
versículo bíblico y un destello de intuición para ver cómo se aplican a usted. O podría sentir una profunda paz acerca del problema por el que ha orado. Dios le está dando seguridad de que Él ha oído y que lo solucionará todo. Dele gracias por ello y espere en silencio para ver si le pone en la mente algo que usted debe hacer.
Ore y escuche la voz de Dios siempre que lea la Biblia. Usted verá que las promesas o instrucciones acerca de lo que debe hacer se encuentran en las páginas de este maravilloso libro. Pídale a Dios que le hable por su Palabra. A veces cuando usted piense en un versículo, éste le abrirá un mensaje sobre el tema. Esto puede ser para su beneficio, o puede ser un mensaje que Dios quiere que usted comparta con alguien. Escriba algunos de los pensamientos que Dios le dé. Siga pensando en ellos. Dios lo usará a usted como su testigo o mensajero.
La Palabra de Dios en la Biblia es nuestra autoridad final. Dios nunca nos dirá nada que sea contrario a su Palabra escrita. Todo lo que tomemos como la voz de Dios se debe examinar y juzgar a la luz de lo que enseña la Biblia. Esto nos ayudará a diferenciar entre nuestros pensamientos y las impresiones o mensajes que Dios nos da.
Es bueno consultar con creyentes maduros también acerca de lo que creemos que es la dirección del Señor. Los que tienen más experiencia en interpretar la Palabra de Dios nos pueden ayudarnos. Necesitamos ayuda de los unos a los otros por medio de la iglesia. Con frecuencia Dios usa un sermón, un testimonio o el consejo de otra persona para confirmar lo que personalmente nos ha dicho. Todo esto es parte del esquema bíblico. Hasta los apóstoles de Jesús se consultaban entre ellos sobre la voluntad de Dios y se volvían a Él para recibir dirección hasta que podían reconocer claramente lo que Dios quería que hicieran.
Haga lo que Dios le diga
Cuando El Señor nos ha hablado y nos ha dicho lo que debemos hacer, a nosotros nos toca obedecer. Él es verdaderamente Señor de nuestra vida sólo cuando obedecemos a Dios. Honramos a Jesús como Señor cuando nos llenamos la mente con sus enseñanzas y hacemos lo que Él dice.
Jesús dijo:
¿Por qué me llamáis Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo? (Lucas 6:46)
La Biblia enfatiza dos cosas que necesitamos para poder acercarnos a Dios con confianza y recibir respuesta a nuestras oraciones: 1) creer en el Señor Jesucristo; 2) amar a todos.
Y en esto conocemos que somos de la verdad, y aseguraremos nuestros corazones delante de él; pues si nuestro corazón nos reprende, mayor que nuestro corazón es Dios, y él sabe todas las cosas. Amados, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en Dios; y cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de él. Y este es su mandamiento: Que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos unos a otros como nos lo ha mandado. Y el que guarda sus mandamientos, permanece en Dios, y Dios en él. Y en esto sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado. (1 Juan 3:19–24)
La Biblia da instrucciones generales de Dios para lo que hemos de hacer. El Espíritu Santo nos muestra cómo éstas se aplican a nuestras circunstancias. Él nos trae a la mente las palabras que necesitamos en cualquier momento particular. Dios nos habla, y es nuestro privilegio escuchar lo que Él tiene que decir.
Hagamos algo con las instrucciones especiales que Dios nos da. Pueden ser algo como esto: “Ten paciencia y confía en mí; yo lo resolveré todo.” O, “Perdona y olvida las crueles palabras de tu esposa. Demuéstrale que la amas preparándole algo que sea especial para ella.” “Recuerda la disputa que tuviste con tu vecino. Pídele perdón.” “La factura que tienes sin pagar en la tienda de Vicente me impide que te bendiga tanto como quiero bendecirte.” “Invita a los Gómez a cenar y háblales de mi amor.”
Cuando escuchamos y hacemos algo con esos mensajes del Señor, nos será más fácil reconocer su voz en otros asuntos también. Necesitamos valor y humildad a medida que aprendemos a hacer algo con lo que Dios nos dice. Ya hemos mencionado que probamos las impresiones o los mensajes
con la Palabra escrita de Dios. También consultamos con otros cristianos, quizás con nuestro pastor o con un cristiano maduro, espiritual que pueda orar con nosotros y ayudarnos a saber cuál es la voluntad de Dios. Debemos ser humildes y estar dispuestos a aceptar el consejo de los demás o corrección si hemos cometido un error. Dios quiere que trabajemos juntos en armonía en la iglesia y en la casa. A veces, Él nos dice qué hacer, pero no cómo ni cuándo hacerlo. Nos dirige paso a paso.
Nos preparamos para lo que Él quiera que hagamos y luego reconocemos la oportunidad cuando llega.
Escuche a Dios cuando ore. Usted puede disfrutar de dialogar con Él en cualquier momento, dondequiera que esté. La vida llega ser una serie de aventuras emocionantes con Dios cuando usted sigue sus instrucciones. Usted verá a Dios hacer grandes cosas en respuesta a la oración.
Ahora que ya ha terminado la primera unidad, usted está listo para contestar las preguntas de la Evaluación de la Unidad Uno. Repase las lecciones, luego siga las instrucciones que están en la hoja de respuesta. Debe llenar y mandar sus hojas de respuesta a su maestro para que las corrija.