El Espíritu Santo da vida

¿Por qué vino el Espíritu Santo? El escritor pentecostal Melvin Hodges ofrece cuatro razones importantes. Primero, el Espíritu Santo ha venido para capacitarnos para que podamos tener los pensamientos de Dios. Nuestro pensamiento natural es egocéntrico; el programa divino nos pide entregarnos. Nosotros pensamos en nosotros mismos; Dios piensa en los demás. De modo que algo debe suceder para alinear nuestros pensamientos
con los de Dios. La venida del Espíritu fue para lograr esto.

El Espíritu Santo vino para capacitarnos para compartir las emociones de Dios. Una de las emociones de Dios es el amor. No está en nosotros el ansiar por los perdidos, sacrificar fuerzas y tiempo, llorar por los caídos. Sólo el Espíritu de Dios puede poner en nosotros ese amor.

El Espíritu ha venido para capacitarnos para orar como ora Dios, para orar en la fortaleza de Dios por las cosas que Dios quiere que recibamos. Nosotros no sabemos qué pedir, ni tenemos la habilidad para presentarnos ante Dios. De modo que el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad.

Finalmente, el Espíritu Santo vino para capacitarnos para llevar a cabo la obra de Dios. El método de Dios fue anunciado en la Biblia: “No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos” (Zacarías 4:6).

La vida y la salud para su cuerpo

La vida del Espíritu de vida

Usted ha recibido del Espíritu Santo algo que vale más que toda la plata y el oro del mundo―la vida. Dos de los títulos del Espíritu Santo son Espíritu de Dios y Espíritu de vida. Junto con Dios el Padre y el Señor Jesucristo, el Espíritu Santo participó en la creación del mundo. El Espíritu de vida trajo
vida a esta tierra. Su poder para dar vida hace funcionar las leyes de la naturaleza. Su amigo, el Espíritu de vida, obró a través de estas leyes naturales el milagro de vida y nacimiento que lo trajo a usted al mundo. Job 33:4 dice: “El Espíritu de Dios me hizo, y el soplo del Omnipotente me dio vida.”

La salud del Espíritu de vida

¿Quién puede darle a usted fortaleza cuando está débil? ¿Quién puede darle una salud vibrante cuando está enfermo? ¿Quién puede protegerlo contra las contaminaciones del medio ambiente? ¿Quién puede darle paz y liberación de las tensiones de sus problemas diarios? ¿Quién puede romper el poder de la drogadicción o del alcoholismo? ¿Quién puede hacer que los sordos oigan, que los ciegos vean y que los paralíticos caminen? ¿Quién puede curar el cáncer, la lepra, los problemas del corazón y cualquier otra enfermedad que hay en la tierra? ¿Quién puede hasta resucitar a los muertos? ¡Su Amigo, el Espíritu de vida! El que creó nuestros cuerpos sabe cómo sanarlos.

El Espíritu Santo obra de diferentes maneras para sanar. Muchos son sanados cuando aceptan a Cristo como Salvador, otros cuando son bautizados en agua o en el Espíritu Santo. Muchos son sanados instantáneamente cuando oran por ellos, otros son sanados poco a poco. Algunos son sanados cuando están leyendo la Biblia; otros cuando están tomando la Santa Cena, cuando están sentados en un culto de la iglesia, cuando están orando o cuando están haciendo los quehaceres de la casa. Cuando los hijos de Dios oran y creen, el Espíritu de vida derrama su vida y su fortaleza en la persona por quien se ora.

El Espíritu de vida da salud a la mente y a los nervios y también al cuerpo. Él libera a la gente de depresión, de temores y de toda clase de enfermedades mentales. Hoy Él libera a la gente de los poderes demoniacos como lo hacía Jesús cuando andaba en la tierra.

El Espíritu Santo obraba a través de Jesús para dar sanidad y salud a todos los que lo necesitaban.

Cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él. (Hechos 10:38)

Después que Jesús volvió al cielo, Él envió al Espíritu Santo para que tomara su lugar. El Espíritu Santo llenó a los creyentes, y a través de ellos siguió haciendo los mismos milagros que había hecho a través de Jesús. Hechos 5:12, 16 dice:

Y por la mano de los apóstoles se hacían muchas señales y prodigios en el pueblo…Y aun de las ciudades vecinas muchos venían a Jerusalén, trayendo enfermos y atormentados de espíritus inmundos; y todos eran sanados.

El Espíritu Santo dio a los primeros cristianos los charismata, o dones sobrenaturales, que necesitaban para continuar con la obra que Jesús había comenzado. Nueve de estos dones se encuentran en 1 Corintios 12. Tres de éstos son dones de fe, sanidad y milagros. Pablo dice:

Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho…a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu. A otro, el hacer milagros, a otro profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas. (1 Corintios 12:7, 9–10)

Muchos cristianos hoy reconocen que lo que el Espíritu Santo hizo para la Iglesia primitiva en el libro de los Hechos es el modelo de Dios para su Iglesia hoy. Le piden a Jesús que los llene del Espíritu Santo y Él lo hace. Piden que el Espíritu Santo manifieste sus dones a través de ellos y Él lo hace. Como resultado, muchos están recibiendo sanidad por el poder del Espíritu Santo en respuesta a la oración.

Santiago nos dice que si estamos enfermos tenemos que pedir a los ancianos de la iglesia que oren por nosotros―al pastor, al evangelista o a los diáconos. En la Biblia el aceite es un símbolo que representa al Espíritu Santo. La gente era ungida con aceite para mostrar que pertenecía a Dios y que confiaba en que su Espíritu obraría en ella. El aceite no sana. El Espíritu es quien sana.

¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados. (Santiago 5:14–15)

Usted también, como creyente en el Señor Jesucristo, puede ser usado por el Espíritu Santo para dar sanidad a otros. Puede mostrarles en la Biblia cómo Jesús sanaba a los enfermos. Comuníqueles que hoy Él todavía contesta la oración y sana a la gente por el poder del Espíritu Santo. Todo creyente en Jesucristo tiene el derecho de orar por los enfermos y esperar que sanen. ¿Por qué? ¡Porque Jesús lo prometió! ¡Así que créalo!

Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán. (Marcos 16:17–18)

La resurrección del Espíritu de vida

El Espíritu Santo levantó de entre los muertos a Jesús y le cambió el cuerpo. ¡Y él hará lo mismo con usted! El Espíritu Santo vive ahora en los hijos de Dios para darnos la vida más abundante que Jesús prometió. Algún día, Él nos dará vida de resurrección a todos los que creemos en Jesús. Él nos
cambiará el cuerpo de tal manera que nos elevaremos en el aire para reunirnos con Jesús ¡En nuestro cuerpo vivificado nunca volveremos a experimentar debilidad, dolor, enfermedad ni muerte! Pablo afirmó:

Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros. (Romanos 8:10–11)

La vida y la salud para su espíritu

La vida espiritual

Usted necesita más que solamente vida para el cuerpo. Necesita la vida eterna que Dios ha provisto para el espíritu. Cristo murió en su lugar para darle a usted esa vida. Y el Espíritu Santo es quien le trae esa vida a usted. El cambio que Él opera en usted es tan grande que Jesús lo llamó un nuevo
nacimiento. También lo llamamos conversión, lo que indica cambio. Nadie puede ser hijo de Dios ni ir al cielo sin este milagro de nacimiento espiritual.

Jesús dijo:

Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. (Juan 3:6–7)

Esto es lo que hace el Espíritu Santo por usted en la conversión:

1. El Espíritu Santo lo dirige a Cristo. Él lo prepara a usted para la conversión haciéndole ver que usted es un pecador condenado a la eterna separación de Dios. Le hace saber que usted no puede salvarse a sí mismo, por eso le ayuda a entender que Jesús murió en su lugar. Él lo hace querer
abandonar sus pecados y aceptar el perdón que Jesús le ofrece. Él hace que Cristo le sea real a usted y le ayuda a aceptarlo como su Salvador.

2. El Espíritu Santo rompe el poder que el pecado tiene en usted, le da una nueva naturaleza y lo hace hijo de Dios. Pablo dijo:

Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. (Romanos 8:2)

Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. (Romanos 8:14)

3. El Espíritu Santo viene a vivir en usted, a ayudarle, a guiarlo y a hacerle saber que ahora usted es hijo de Dios.

¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? (1 Corintios 6:19)

Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo. (Gálatas 4:6)

Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. (Romanos 8:15–16)

La salud espiritual

Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo. (1 Tesalonicenses 5:23)

Usted alimenta su cuerpo, lo viste y lo cuida lo mejor que puede porque quiere que esté cómodo, fuerte y saludable. Usted también debe cuidar su espíritu si quiere que esté alegre y saludable.

La oración es tan importante para su espíritu como lo es el aire que respira para su cuerpo. En la próxima lección usted aprenderá cómo el Espíritu Santo le ayuda a orar.

La Palabra de Dios es alimento para su espíritu. El Espíritu Santo ha venido para ayudarle a entender la Biblia. Él es el autor de la Biblia, así que entiende todo lo que contiene. Hace mucho tiempo el Espíritu Santo inspiró a hombres para que escribieran en la Biblia las cosas que usted necesita saber.

Porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo. (2 Pedro 1:21)

Jesús les prometió a los discípulos que cuando el Espíritu Santo viniera, Él les enseñaría. Después que ellos fueron bautizados en el Espíritu el día de Pentecostés, entendieron mejor la Palabra de Dios. Muchos de los que ahora reciben el bautismo del Espíritu Santo tienen la misma experiencia.

El Espíritu Santo…él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho. (Juan 14:26)

Y enviaste tu buen Espíritu para enseñarles. (Nehemías 9:20)

En su libro sobre la experiencia pentecostal, Kevin y Dorothy Ranaghan incluyen estos testimonios, y muchos otros como éstos:

“De repente me sentí fuertemente atraída por las Escrituras. Me parecían transparentes. La oración llegó a ser un verdadero gozo.”

“Regresé a mi dormitorio y leí el libro de los Salmos y el de Hechos hasta las 3 de la mañana. No podía cerrar la Biblia. Quería leer más y más.”

“Desde que tuve esta experiencia el Espíritu Santo me ha enseñado acerca de las Escrituras más de lo que yo hubiera podido aprender por mi propia cuenta durante toda la vida. Ahora cuando leo la Biblia las palabras cobran vida porque Cristo vive para mí.” (1969, 37, 64, 68)

El crecimiento espiritual

A medida que los hijos crecen, por lo regular se parecen más y más a sus padres. ¿Usted se parece cada día más a su Padre celestial? Cuando permite que el Espíritu Santo lo guíe diariamente, usted crece espiritualmente. Los demás podrán ver en usted estas características ―el fruto del Espíritu―que lo hacen parecerse a su Padre celestial.

Mas el fruto del Espíritu Santo es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,mansedumbre, templanza. (Gálatas 5:22–23)

Cuando usted era bebé era muy indefenso. Pero a medida que crecía, se hacía más fuerte. Usted tenía nuevas experiencias y aprendía a hacer muchas cosas que antes no podía hacer. Dios también guía a sus hijos hacia nuevas experiencias espirituales: bendiciones, pruebas y trabajo para Él. Estas experiencias le ayudarán a crecer espiritualmente.

El bautismo en el Espíritu Santo es una experiencia espiritual que Dios quiere para todos sus hijos. También se llama “ser llenos del Espíritu”. Recuerde que el Espíritu Santo posee la misma naturaleza que tienen Dios el Padre y el Señor Jesucristo. El Espíritu Santo quiere llenarlo completamente para que su naturaleza entera esté saturada de la naturaleza de Dios. La naturaleza de Dios es amor y santidad. De modo que
cuando usted está lleno del Espíritu Santo, está lleno de amor y de santidad.

Piense en una esponja seca. Si usted la pone en agua, ésta absorbe toda el agua que puede retener. Sáquela y sólo gotea agua. Sacúdala, golpéela, exprímala y sólo suelta el agua de la que está llena.

Usted es la esponja. Jesús quiere bautizarlo en el Espíritu Santo, sumergirlo en el Espíritu de vida hasta que todo su ser esté empapado de la naturaleza de Él. Cuando usted está lleno del Espíritu, los problemas pueden sacudirlo, la gente puede atacarlo, pero todas las presiones de la vida sólo extraerán el amor de Dios del que usted está lleno.

En su libro They Speak With Other Tongues (Hablan en otras lenguas), John L. Sherrill cuenta de su bautismo en el Espíritu Santo:

En el momento exacto del bautismo del Espíritu Santo, experimenté una impresión arrolladora: Fui bañado en, rodeado por, lavado totalmente con amor…Nos preocupamos tanto con el aspecto del poder del Espíritu Santo; pero yo estoy convencido de que la naturaleza de ese poder es el amor…

Llegué a pensar que el ingrediente secreto de esta clase de santidad transformadora es el amor. Cuando tuve contacto con el amor como una experiencia arrolladora en el bautismo del Espíritu Santo, me di cuenta de que había sido limpiado, fortalecido, sanado. Experimenté
una clase de totalidad con la que jamás había soñado. (1965, 130–131

La vida con propósito

Usted no nació sólo para cuidarse a sí mismo. Su vida física tiene un propósito más grande que simplemente cuidarse el cuerpo. Y su vida espiritual es más que sólo cuidarse el espíritu. Usted nació para tener una parte en el gran plan de Dios. Él tiene un plan especial para usted―un trabajo para que usted desempeñe.

El Espíritu Santo quiere ayudarle a encontrar su lugar en el plan de Dios. Deje que Él lo guíe y descubrirá el verdadero significado y propósito de la vida. Él le dará una causa por la que vale la pena vivir y morir―la causa de Cristo. El Espíritu lo hará testigo de Cristo en dos maneras: a través de su vida transformada y a través de sus palabras. Él lo pone en el camino que va al cielo y le ayuda a invitar a otros para que vayan con usted a su hogar celestial. Jesús dijo: “Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos” (Hechos 1:8).

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