¿Como Puede Usted Satisfacer Su Mayor Necesidad?
¿CUAL ES SU MAYOR NECESIDAD?
¿Está en su cuerpo o en su alma?
La persona que está perdida en un desierto o en la selva, o se encuentra a la deriva sobre una balsa en el océano, necesita ser encontrada y rescatada. El hombre muriéndose de hambre necesita alimento; el preso condenado necesita perdón. La persona que ha sido envenenada necesita un antídoto.
Aunque estas necesidades son vitales, usted tiene una necesidad aún mayor. Usted es más que un cuerpo, ya que tiene una naturaleza espiritual, un alma. Su alma es la fuente de vida verdadera en usted. Sin Dios, no obstante, ella está arruinada. Usted es como una persona muriendo de sed. La vida y salud de su alma son más importantes que las necesidades más urgentes de su cuerpo.
Romanos 5:12. Por medio de un solo hombre [Adán], entró el pecado en el mundo y trajo consigo la muerte, y la muerte pasó a todos porque todos pecaron.
Su mayor necesidad es un Salvador
La Biblia nos enseña que el alma del hombre está perdida, muriéndose de hambre, enferma de muerte y condenada a morir. El hombre necesita un Salvador que lo encuentre, lo alimente, lo cure y lo perdone. La mayor necesidad que usted tiene es un Salvador, porque no puede salvarse a sí mismo.
● Tener padres cristianos no lo salvará.
● Ser miembro de la Iglesia no lo salvará.
● Tratar de ser bueno no lo salvará.
● Sin un Salvador, usted no puede salvarse.
¿COMO SATISFACE JESUS SU MAYOR NECESIDAD?
Jesús es el Salvador que Dios envió para usted
Dios envió a su Hijo para hallar, alimentar, y curar su alma enferma y hambrienta, que estaba perdida en el pecado. Jesús se hizo hombre para poder morir en su lugar y darle a usted perdón. El nombre Jesús significa Salvador. Sólo él puede salvarle.
Jesús le enseña la verdad y el camino
Satanás ha cegado nuestra mente con el error y la incredulidad. Nos hemos apartado de Dios y extraviado del camino. El diablo trata de hacernos dudar de la Palabra, poder, sabiduría, bondad y amor de Dios. Algunas personas dudan incluso de que Dios exista.
2 Corintios 4:4. Ellos no creen, el dios de este mundo los ha hecho ciegos de entendimiento.
Satanás engaña a muchas personas con religiones falsas. Algunos oran o rezan a los espíritus o imágenes.
Romanos 1:23. Han cambiado la gloria del Dios inmortal por imágenes del hombre mortal, y hasta por imágenes de aves, cuadrúpedos y reptiles.
Satanás nos miente acerca de lo que es bueno para nosotros y lo que es correcto o incorrecto. Descendemos por el camino falso buscando la felicidad y encontramos en su lugar la muerte.
Jesús, a diferencia de Satanás, vino a buscarnos para guiamos hacia Dios, a la felicidad y a la vida eterna. En Jesús y en sus enseñanzas hallará la verdad y será libre de la incredulidad y el error.
Si alguno acude sinceramente a Dios buscando la verdad y dispuesto a seguirla, Dios se la mostrará. Lea la Biblia y ore con una mente abierta; esté dispuesto a hacer lo que Dios quiere.
Juan 7:17. Si alguien está dispuesto a hacer la voluntad de Dios podrá reconocer.
Efesios 4:23. Ustedes deben renovar-se en su mente y en su espíritu, y reves-tirse de la nueva naturaleza, creada según la voluntad de Dios y que se muestra en una vida recta y pura, basada en la verdad.
Jesús le libra del pecado destructivo de su corazón
Usted ya ha aprendido que el pecado es la desobediencia a los mandatos de Dios. Por lo tanto el pecado más grande sería desobedecer el mandamiento más importante, ¿no es así? Jesús nos dijo cuál era este.
Mateo 22:37-39. “Ama al Señor tu Dios con todo su corazón, con toda tu alma y con toda tu mente.” Este es el más importante y el primero de
los mandamientos. Y el segundo, es parecido a este; dice: “Ama a tu prójimo como a ti mismo.”
Todos hemos desobedecido los dos mandamientos más importantes de Dios. El egoísmo, la raíz de todos los pecados, ha llenado nuestro corazón, asfixiando nuestro amor. Hemos respondido al amor de Dios con indiferencia e ingratitud. Pensamos mucho más en nosotros que lo que pensamos en Dios y en los demás. ¡Qué grandes pecadores somos! De nuestros corazones egoístas proceden los problemas entre los individuos, pueblos y naciones. Vivimos en un mundo enfermo por el pecado.
2 Timoteo 3:2-4. Los hombres serán egoístas, amantes del dinero, orgullosos y vanidosos. Hablarán en contra de Dios, desobedecerán a sus padres,
serán ingratos y no respetarán la religión. No tendrán cariño ni compasión, serán chismosos, no podrán dominar sus pasiones, serán crueles y enemigos de todo lo bueno. Serán traidores y atrevidos, estarán llenos de vanidad, y buscarán sus propios placeres en vez de buscar a Dios.
Jesús vino para curarlo del pecado y llenarlo con el amor de Dios.
1 Juan 1:9, 7. Pero si confesamos nuestros pecados, podemos confiar en que Dios hará lo que es justo: nos perdonará nuestros pecados y nos limpiará de toda maldad. Pero su vivimos en la luz,… la sangre de su Hijo Jesús nos limpia de todo pecado.
Romanos 5:5. Dios ha llenado con su amor nuestro corazón por medio del Espíritu Santo.
Jesús destruyó el poder de pecado y Satanás
El pecado ha debilitado nuestra voluntad hasta el punto que no podemos hacer lo que sabemos que debemos hacer.
Juan 8:34. Todos los que pecan son esclavos del pecado.
Romanos 7:14, 15, 18. Estoy vendido como esclavo al pecado… no hago lo que quiero… aquello que odio es precisamente lo que hago… aunque tengo el deseo de hacer lo bueno, no soy capaz de hacerlo.
Jesús rompe las cadenas del pecado y nos libra de los malos hábitos. El nos libra del mal genio, del juego, maldición, inmoralidad y el vicio del tabaco, alcohol y las drogas. El destruye el poder de los malos espíritus y de Satanás.
Jesús tomó el lugar suyo y aseguró su perdón
Debido a que Dios es justo, El no puede ignorar el pecado. La muerte es el castigo de Dios por el pecado así como el resultado del pecado. Sin embargo, Dios le ama tanto que envió a su Hijo para que muriera en su lugar. Cuando Jesús murió, fue como si usted hubiera muerto. Porque él resucitó y subió al cielo, así también lo hará usted.
1 Pedro 2:24. Cristo mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre la cruz, para que nosotros muramos al pecado y vivamos una vida de rectitud.
Gálatas 2:19, 20. Porque debido a la ley yo he muerto a la ley, a fin vivir para Dios. Con Cristo he sido crucificado, y ya no soy yo quien vive, sino que
es Cristo quien vive en mí. Y la vida que ahora vivo en el cuerpo, la vivo por mi fe en el Hijo de Dios, que me amó y se entrego a la muerte por mí.
Cuando usted acepta a Jesús como su Salvador, acepta la muerte del Señor como suya propia, y la vida de Jesús como la vida suya. En ese mismo instante se convierte en un Hijo de Dios. El pecado lo separa de Dios, pero a través de Jesús tiene perdón, aceptación por parte de Dios, nueva vida y comunión con Dios, como si nunca hubiera pecado.
¿ES JESUCRISTO SU SALVADOR?
La decisión depende de usted
Jesús está dispuesto a ser su Salvador, pero él no lo obliga a usted a aceptarlo.
Ahora es el tiempo para aceptarlo
Si usted no ha aceptado aún a Jesús como su Salvador, hágalo ahora. Hoy es el mejor momento. Más adelante podría ser demasiado tarde. Y usted quiere disfrutar todos los días de esta nueva vida maravillosa en Cristo. El llama a la puerta de su corazón hoy; déjelo entrar.
Apocalipsis 3:20. Mira, yo estoy llamando a la puerta.
Hebreos 3:15. Si hoy escuchan ustedes lo que Dios dice, no endurezcan su corazón.
2 Corintios 6:2. En el momento oportuno te escuché; en el día de salvación te ayudé.
¿QUE SUCEDE CON LAS DEMAS NECESIDADES?
Su Padre cuida de usted
Mateo 6:31-33. Así que no se preocupen, preguntándose: “¿Qué vamos a comer?” o “¿Qué vamos a beber?” o “¿Con qué vamos a vestirnos?”
. . . Ustedes tienen un Padre celestial que ya sabe que las necesitan. Por lo tanto, pongan toda su atención en el reino de Dios y en hacer lo que Dios exige, y recibirán también to-das estas cosas.
Hable con Dios cada día acerca de sus necesidades
Filipenses 4:6. No se aflijan por nada, sino preséntenlo todo a Dios en oración; pídanle y denle gracias también.
Jesús será su Sanador
El sana aún a los enfermos en respuesta a la oración.
Hechos 10:38. Jesús anduvo haciendo bien y sanando.
Hebreos 13:8 Jesucristo es el mismo ayer, hoy y siempre.