Su Biblia 6: Cómo sabemos que la Biblia es la Palabra de Dios

Casi todo creyente se enfrenta al interrogante tarde o temprano: ¿Cómo se sabe que la Biblia es verdadera?

La pregunta no es nueva. La primera tentación que experimentó el hombre empezó con un ataque a la Palabra de Dios. El diablo en forma de serpiente le dijo a Eva, “¿Conque Dios os ha dicho…?” (Génesis 3:1). El diablo todavía sugiere esa misma duda, “¿En verdad Dios lo dijo?”.

La Palabra de Dios es nuestra defensa contra el diablo. Cuando Jesucristo fue tentado por Satanás, su defensa contra el enemigo fue la Palabra. También usamos la Palabra cuando queremos ayudar a otros que son atacados con dudas o temores. La usamos para guiar a aquellos que acuden a nosotros con preguntas sinceras, porque quieren conocer el camino correcto. Pedro conseja:

Y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros. (1 Pedro 3:15)

En las últimas dos lecciones hemos aprendido sobre el contenido de los libros de la Biblia. Ahora busquemos la razón de por qué creemos que la Biblia es la Palabra de Dios.

Efectos de las Escrituras

Los efectos sobrenaturales de la Biblia son evidencia de su origen sobrenatural. El cumplimiento de sus promesas comprueba que éstas son verdaderas y auténticas.

Sanidades milagrosas, liberación de la drogadicción y el alcoholismo, transformación de vidas y millones de respuestas a la oración basadas sobre las promesas de la Biblia, constituyen en parte las evidencias que nos convencen de que Dios hizo las promesas.

En cierta ocasión un ateo retó a un evangelista a un debate. Este aceptó el reto con la condición de que llevaría a 100 personas que testificarían cómo el cristianismo había transformado sus vidas. El ateo también debería llevar a 100 personas que testificarían cómo el ateísmo había transformado
sus vidas. Sobra decir que no hubo debate, porque el ateo no pudo cumplir con las condiciones.

A medida que Dios nos habla por medio de la Biblia, transforma vidas y levanta el nivel moral de individuos, familias y hasta naciones.

Variedad y unidad de las Escrituras

Imagínese a 40 hombres escribiendo la Biblia: doctores de la ley y de medicina, pescadores, reyes, agricultores, poetas, soldados, negociantes y pastores de ovejas. Escribieron por un período de 1.600 años, desde Moisés, quien escribió la ley 1.500 años antes de Cristo hasta Juan, quien escribió Apocalipsis 100 años después del nacimiento del Señor. Sería muy difícil conservar unidad y armonía en un libro con tanta variedad de trasfondo histórico, intereses diversos, tan larga duración para completarlo y localidades tan diversas donde vivieron los escritores. Pero, ¡la Biblia tiene precisamente todo eso! La unidad de su tema y la armonía de su enseñanza con escritores tan diferentes es evidencia de que recibieron su
inspiración de la misma fuente: Dios.

Infalibilidad de las Escrituras

La infalibilidad de la Biblia, o que no tiene fallas, incluye su exactitud histórica en eventos, personajes, lugares, genealogías, costumbres sociales y progreso social.

A medida que el conocimiento aumenta, ideas erróneas se desechan. Los libros de texto tienen que ser revisados y cambiados, pero no así la Biblia. Los escritores se expusieron a las ideas erróneas populares en su día, pero Dios les guardó para no escribir estos errores en la Biblia. Él la guardó libre
de error y su consejo es práctico aun para hoy en día. Aunque no hay dos personas que piensen igual, Dios no permitió que los escritores se contradijeran mientras presentaban diferentes puntos de su tema.

Los escritores de historia secular esconden, quizá a propósito, los errores de sus líderes y sus naciones. Pero la Biblia es imparcial y exacta, y presenta los datos tales como ocurrieron. La Biblia registra no sólo la justicia de un pueblo, sino también su falla y pecado. Fue escrito para que podamos
aprender de los errores de otros. Puesto que la Biblia no esconde nada, resalta su infalibilidad.

Descubrimientos relacionados con las Escrituras

Arqueología, la ciencia que estudia culturas antiguas, ha descubierto manuscritos y monumentos que comprueban la veracidad de los registros bíblicos.

Por ejemplo, el Sargón, mencionado en Isaías 20:1, se creía que era sólo personaje de leyenda entre críticos de la Biblia. Pero su palacio fue descubierto por un arqueólogo francés en 1843. Isaías 20:1 cuenta la historia de cómo Sargón conquistó a Asdod, una ciudad filistea. ¡Esa es la misma historia que se encontró pintada en uno de los muros del palacio de Sargón!

Los críticos de la Biblia ya no se burlan de su narración histórica porque muchos datos han sido comprobados como auténticos por descubrimientos arqueológicos.

La filología es la ciencia del lenguaje. Por las palabras usadas en el modo en que se deletreaban, expertos en esta ciencia pueden descifrar cuándo se escribió algo. Usando estos métodos, los filólogos han verificado que las profecías bíblicas se presentaron antes de que ocurrieran los eventos predichos. Un ejemplo se encuentra en los Rollos del Mar Muerto, descubiertos en la década de 1940, donde hay prueba positiva de que las profecías sobre el cautiverio fueron escritas antes de que ocurriera.

Otras ciencias también están descubriendo cuán verdadera es la Biblia. Los hombres que buscan petróleo han basado su búsqueda sobre la historia bíblica; los investigadores médicos han aprendido mucho de las leyes sanitarias dadas al pueblo judío. Al oír de otros descubrimientos en el futuro, para los creyentes no será sorpresa, porque la Biblia es la Palabra de Dios. Sabemos que no hay necesidad de comprobarla, pero para el incrédulo hay amplia evidencia de su autenticidad.

Excelencia de las Escrituras

Un libro inspirado por el Dios sabio, santo y amoroso debe superar en excelencia a todos los libros en su enseñanza moral. La Biblia lo hace. La expresión sencilla de sus historias invita a los niños a leerlas. Al mismo tiempo, doctos en la materia no han podido comprender toda la profundidad de sus verdades. Si usted leyera la Biblia 100 veces, siempre encontraría algo nuevo, que nunca había notado antes. Dios continúa hablando a través de su Libro.

Las leyes que Moisés recibió de Dios fueron muy superiores a otras de aquellos días. En los siglos que han seguido muchos países han basado sus estatutos sobre esos datos que hace tanto tiempo se le dieron a Moisés.

La excelencia literaria de la Biblia ha sido reconocida por los eruditos en universidades. La enseñanza de sus proverbios, el aliento de los salmos y la honradez de su historia todavía alcanzan a las personas y se usan como ejemplo de lo que debe contener la buena literatura.

La excelencia de la Biblia, tan superior a cualquier otro libro que haya producido el hombre, también nos impulsa a creer que sus ideas se originaron en una fuente sobrenatural.

Nombre del autor de las Escrituras

Si un libro serio y digno de confianza da el nombre de su autor, creemos que él lo escribió. La Biblia menciona a Dios como el autor verdadero y dice cómo Él la inspiró. En 2 Timoteo 3:16 dice:

Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia.

Cumplimiento de la profecía en las Escrituras

Como una película, los profetas de la Biblia describieron el levantamiento y la caída de imperios, la destrucción y la reedificación de Jerusalén, y otros eventos futuros. Todo lo que ellos vieron y escribieron fueron profecías o predicciones de lo que pasaría en el futuro. El cumplimiento de las profecías
señala la fuente de su inspiración.

Pero se necesita más que su cumplimiento para comprobar que una profecía ha sido inspirada por Dios. Los profetas bíblicos fueron hombres devotos a Dios que nunca ganaron dinero con sus predicciones del futuro. La mayoría de las profecías para el pueblo fueron amonestaciones de castigo por sus malos caminos, así como también promesas de que si cambiaban su modo de ser no serían castigados. Las profecías fueron ciertas.

Las profecías bíblicas son evidencia de que la Biblia es la inspirada Palabra de Dios, no sólo porque se cumplieron, sino también porque dirigen al hombre hacia Dios y a una relación más cercana con Él.

Indestructibilidad de las Escrituras

La supervivencia de las Escrituras demuestra el cuidado que Dios ha tenido de su Palabra. Partes de la Biblia se escribieron
hace 3.500 años por lo menos. Lo más reciente se escribió hace unos 1.900 años.

El factor tiempo es el peor enemigo de la mayoría de los libros. Se vuelven anticuados, pierden su popularidad y después desaparecen. Pero no así con la Biblia. El que tiene la Biblia, tan antigua como es, tenga la solución para problemas del siglo XX. Da evidencia de que es verdadera, de que es la Palabra de Dios. Ha sobrevivido la prueba del tiempo.

El escritor francés, Voltaire (1694-1778), afirmó que en menos de 100 años sus palabras serían leídas en todo el mundo y que la Biblia se encontraría sólo en museos. Pero ahora la Biblia es leída más que nunca.

Ningún libro ha sido copiado, traducido e impreso más cuidadosamente que la Biblia. En tiempos antiguos, antes de que hubiese imprentas, el que copiaba la Escritura tenía que destruir cualquier página que tuviera un solo error y volverla a copiar. Hoy muchos eruditos en la materia trabajan con cada traducción e impresión para estar seguros de que es exacto y está libre de errores.

Algunos reyes han tratado de destruir todas las copias de la Biblia en su país y han sentenciado a muerte a sus lectores. Los críticos la han atacado cruelmente pero la Biblia sigue en pie sobre todos sus enemigos.

Porque: Toda carne es como hierba, y toda la gloria del hombre como flor de la hierba. La hierba se seca, y la flor se cae; mas la palabra del Señor permanece para siempre. (1 Pedro 1:24-25)

Alternativas eliminadas sobre las Escrituras

Hay tres posibilidades, o alternativas, en el caso de los escritores de la Biblia.

1. Hombres buenos que escribieron sus propias ideas.

2. Hombres inspirados por Satanás que dijeron mentiras.

3. Hombres inspirados por Dios que compartieron la verdad.

Los escritores de la Biblia dicen que fueron inspirados por Dios. La sabiduría, excelencia e infalibilidad de la Biblia no se hubiera revelado a mentes engañadas o desequilibradas Asimismo, hombres pecaminosos no hubieran producido conceptos tan nobles y sublimes como los que contiene la
Biblia; tampoco hubieran condenado sus propios pecados como lo hace la Biblia.

La imposibilidad de que el hombre conozca su futuro exactamente nos lleva a la conclusión de que profetas sin inspiración sobrenatural no hubieran podido escribir las Escrituras. Así que el cumplimiento exacto de la profecía bíblica elimina la posibilidad de que hombres buenos, malos o engañados escribieran sus propias ideas.

La Biblia combate el mal, condena a Satanás y predice su derrota y castigo final. Satanás no pudo haber inspirado la Biblia porque no hubiera promovido el bien ni condenado el mal como lo hace la Biblia.

Así que, por el proceso lógico de eliminación de alternativas llegamos a la conclusión de que hombres inspirados por Dios fueron los más probables escritores de la Biblia.

Superioridad de las Escrituras

las evidencias de su inspiración en nuestro acróstico.

La superioridad de la Biblia se ve en su alcance universal. Satisface las necesidades de la naturaleza humana bajo toda condición. El hombre más humilde encuentra esperanza en sus promesas; el intelectual, las respuestas a sus inquietudes. La Biblia es apropiada en toda época y para toda categoría de personas en el mundo entero.

Por revelación, la Biblia trata con autoridad lo que es especulación en otros libros. Nunca se ha probado ninguna teoría científica que la Biblia contradiga. Algunos creen que la Biblia y la ciencia se contradicen. Al contrario, la investigación científica que se ha comprobado revela que la Biblia tiene razón. Dos mil años antes de que la ciencia descubriera que la tierra era redonda, Isaías mencionó el círculo de la tierra (Isaías 40:22).

Como se mencionó antes en esta lección, los Diez Mandamientos han servido de base para la constitución y leyes de muchas naciones modernas. Se reconoce su superioridad.

No hay otro libro que se iguale a los Salmos en belleza, a las enseñanzas de Cristo en lo moral o a las epístolas en sublimidad. Aun los hombres que criticaban a Cristo dijeron de Él, “Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre” (Juan 7:46).

La superioridad de la Biblia se revela en la profundidad de sus conceptos y la sencillez de su expresión. Un niño puede leer la Biblia con gusto, pero ni aun el hombre más sabio puede sondear sus profundidades. La Biblia es inagotable, poderosa, transformadora. Es la base de nuestra fe y esperanza de toda la eternidad.