Únase a otros cuando ore

¿Usted ha descubierto las bendiciones que vienen de orar con otros cristianos? ¿Tiene usted la práctica de reunir a su familia para orar juntos y darle gracias a Dios por sus bondades y presentarle sus necesidades a Él? ¿Asiste usted a las reuniones de oración de su iglesia?

Dios une más a su pueblo cuando todos comparten gozos y preocupaciones. Su plan es que ellos entiendan y se interesen por las necesidades de los demás. Experimentamos muchas bendiciones cuando seguimos su plan. ¡Qué profundo sentido de amistad tenemos cuando podemos levantar la carga del corazón de un hermano por medio de la oración! Nuestra fe se hace más fuerte cuando nos animamos mutuamente para confiar en las promesas del Dios.

Esta lección explica los principios de orar con los demás y nos da esta clase de oración directamente de la Biblia. Mientras usted aplica los principios que va aprendiendo, su vida espiritual se enriquecerá y será más plena. Usted sentirá un vínculo más fuerte―con su Padre celestial y con sus hermanos en Cristo que son parte de la familia de Él.

Orar con un amigo

Jesús prometió estar con nosotros de una manera muy especial cuando dos o tres nos reunimos en su nombre. Como los dos discípulos en el camino a Emaús a quienes se les apareció el Cristo resucitado mientras hablaban de Él, así usted y un amigo pueden sentir su presencia. Él le hablará mediante
las Escrituras. Él está ahí para bendecirlo, para llenarlo de gozo en su presencia y para enviarlo a decirles a otros que Él vive.

Jesús se dio a conocer a los discípulos en Emaús cuando estaban a la mesa. Comer con un amigo da la oportunidad de conocerse mejor y al Señor mientras hablamos de lo que Él ha hecho por nosotros. Muchos cristianos invitan a un amigo o a varios amigos a cenar para presentarlos a Jesús, y Él está allí.

Espero que usted tenga un amigo cristiano que pueda ser su compañero de oración, alguien con quien pueda orar regularmente―todos los días o al menos una vez por semana. Es importante tener alguien que pueda estar de acuerdo con usted en oración. Esta persona puede ser alguien que le ayude y lo aliente o un nuevo cristiano que necesita su ayuda en oración. Ciertamente que usted querrá orar con frecuencia con los amigos que usted lleve a Cristo.

La Biblia ofrece promesas de Jesús para los dos o tres que se reúnen para orar.

Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos. Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos. (Mateo 18:19–20)

Orar con su familia

Un hogar cristiano es una de las bendiciones más grandes. De hecho, puede ser un trozo de cielo en la tierra cuando la familia entera adora y sirve a Dios. Si su familia conoce al Señor, debe disfrutar con usted el crecimiento espiritual y los beneficios que traen las oraciones con la familia todos los
días. Durante estos momentos de oración diaria, que a veces llamamos “devociones con la familia”, los padres deben dirigir. Si sólo uno de los padres de familia es cristiano, ese padre de familia debe reunir a los hijos y orar con ellos todos los días, teniendo cuidado de hacerlo con ternura y consideración.

Aunque los padres son los que deben dirigir la devoción con la familia, cualquier miembro de un hogar cristiano puede pedirles a los demás que lean la Biblia y que oren. Los de una familia cristiana también oran juntos cuando se sientan a la mesa a comer, dándole gracias a Dios por los alimentos y
pidiéndole su bendición para los mismos.

Prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de alimentos que Dios creó para que con acción de gracias participasen de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad. Porque todo lo que Dios creó es bueno, y nada es de desecharse, si se toma con acción de gracias. (1 Timoteo 4:3–4)

Qué maravilloso hermoso es cuando se les enseña a los hijos a orar los unos por los otros y por las necesidades del hogar. Ellos pueden ir a sus padres en cualquier momento y pedirles que oren por sus problemas. Y forman un hábito para toda la vida de reconocer la provisión de Dios y de buscar en Él dirección y ayuda. La familia que ora junta fortalece los lazos de amor que la unen. La vida se hace más llevadera porque oran por las relaciones familiares y Dios contesta.

Orar con un grupo de oración

Dios está obrando de una manera maravillosa hoy en grupos pequeños por todo el mundo oración. Los amigos se reúnen para estudiar la Biblia y orar: Dios contesta la oración cuando se unen en fe por las peticiones de cada uno. Los vecinos no salvos por lo regular están más dispuestos a aceptar
una invitación a la casa de un amigo que a la iglesia. Muchos están encontrando a Cristo en estas reuniones de oración en los hogares. Se están produciendo milagros de sanidad, Dios está solucionando problemas en las relaciones entre la familia, y miles son llenos del Espíritu Santo en los grupos pequeñas de oración.

Lo que ocurre hoy es parecido a lo que ocurría en los días del Nuevo Testamento. Los primeros cristianos se reunían en el templo judío y en las sinagogas (lugares judíos de adoración pública) y también en los hogares de los creyentes. Después fueron perseguidos y expulsados de las sinagogas. Pero todavía tenían la promesa de Cristo y la vieron cumplirse cuando se reunían en grupos pequeños. En hogares, en cuevas, en las orillas de los ríos, cavernas subterráneas entre las catacumbas, en la prisión―oraban juntos. Y Dios contestaba la oración.

Pedro predicó el evangelio por primera vez a los que eran judíos en la casa de Cornelio, un oficial del ejército romano. Dios llenó de su Santo Espíritu a todos los que se habían reunido ahí e hizo claro que el evangelio era para todos en todas partes.

Más tarde, Pedro estaba en la cárcel, condenado a muerte. Pero los creyentes se reunieron en casa de María, la madre de Juan Marcos, y oraron con ahínco por Pedro. Entonces un ángel sacó a Pedro de la cárcel en respuesta a las oraciones de los cristianos. Este incidente demuestra el poder de la oración. Los grillos se sueltan, las puertas se abren, y llega la liberación cuando el pueblo de Dios se reúne y ora.

La iglesia de Filipos comenzó en un grupo de oración. Pablo y Silas encontraron un grupo de mujeres que se reunía para orar a orillas de un río. Lidia, una de esas mujeres, aceptó a Cristo. Ella les abrió su hogar a Pablo y a Silas para que pudieran tener una base para su obra mientras estuvieran en Filipos. ¡Grandes cosas pueden resultar de una reunión de oración de mujeres! La carta que Pablo le mandó a la iglesia de Filipos muchos años
después muestra la fortaleza de la iglesia de Filipos.

Los grupos pequeños de oración hoy por lo regular son muy flexibles en su programa. Algunos se reúnen semanalmente en el mismo hogar. Otros se reúnen en el hogar de los diferentes miembros del grupo. Otros se reúnen en iglesias, fábricas, oficinas y escuelas. Un grupo puede empezar con sólo dos o tres personas. Si hay más de doce, será difícil que todos participen tan libremente como en un grupo más pequeño. Muchos grupos de mujeres se reúnen en la mañana o en la tarde, cuando los hombres están en el trabajo y los hijos están en la escuela. Los grupos mixtos (hombres y mujeres) por lo regular se reúnen en la noche. Algunos grupos tienen refrigerios y un momento de compañerismo después de las oraciones; otros no. Algunos son desayunos o almuerzos de oración en un hotel o en un restaurante.

Los encargados de un grupo de oración deben considerar las circunstancias y responsabilidades de los que asisten. Si la reunión es muy larga, algunos no podrán asistir debido a sus obligaciones en el hogar. Las obligaciones no se deben descuidar. Otros podrían perder interés si la reunión es demasiada larga. Sin embargo, algunos grupos pueden apartarlo todo y pasar horas en comunión con Dios. Si algunos de los miembros tienen que irse temprano, tienen la libertad de hacerlo. Cuando Dios obra milagros, transforma vidas y llena a la gente con su Espíritu, el tiempo parece corto.

Las sugerencias de esta lección para las devociones con la familia pueden ser útiles para dirigir un grupo de oración. Por lo general, estos son buenos pasos:

1. Comience con un breve tiempo para cantar. Esto ayuda a concentrar los pensamientos en Dios y su bondad y alienta la fe.

2. Tenga un breve tiempo de lectura y comentarios de la Palabra de Dios. Esto puede ser un estudio bíblico con un maestro, o cada uno puede mencionar un versículo de la Biblia y decir cómo le ha ayudado.

3. Reciba informes de oraciones que han sido contestadas. De esta manera, cada uno puede darle gracias a Dios por lo que Él ha hecho y todos se sienten animados para orar por otras necesidades.

4. Anime a los que tienen necesidades o peticiones especiales de oración que las compartan con el grupo.

5. Anime a que todos tomen parte en orar por las necesidades y por los demás según el Señor los dirija.

Algunos grupos de oración son parte del programa de una iglesia local. Por medio de ellos, muchos pueden tener experiencias personales de pertenecer a la familia de Dios. Una iglesia en Seúl, Corea, por ejemplo, creció de veintitrés mil miembros a treinta y cinco mil en sólo un año gracias a los grupos de oración que se comenzaron. Los grupos fueron organizados en unidades básicas de diez personas cada uno, y se reunían una vez a la semana en hogares por toda la ciudad. ¡Los resultados fueron asombrosos: conversiones, milagros, crecimiento! Hoy, esta iglesia todavía sigue creciendo a medida que sus células de oración siguen reuniéndose y multiplicando.

En otros lugares, gente de diferentes denominaciones se reúnen en grupos. Dios transforma vidas, reaviva iglesias y trae más unidad al cuerpo de Cristo cuando su pueblo ora unido.

Orar con la iglesia

El movimiento de grupos de oración es maravilloso, pero la iglesia es algo más que grupos de oración. La iglesia presentarle a Cristo al mundo, afirmar a los creyentes en la fe, prepararlos para el servicio y ayudarles en su vida diaria y en su trabajo para Dios. En los grupos de oración podemos encontrar grandes bendiciones, amistades y ministerio, pero también es necesario que tomemos parte en una iglesia local. Aquellos a quienes hemos llevado a Cristo en las reuniones de oración también deben ser incorporados a la confraternidad de una iglesia local. Ellos necesitan su ministerio y deben llegar a ser miembros fuertes puedan tomar su lugar en la obra de la iglesia.

La oración es parte vital de la iglesia―su poder. Jesús habló del templo como casa de oración. Los discípulos iban al templo a orar. Los líderes de la iglesia pasaban mucho de su tiempo en la oración. Dios quiere que toda casa que es dedicada a Él para el culto público sea una casa de oración, un lugar donde Él se reúne con su pueblo.

Yo los llevaré a mi santo monte, y los recrearé en mi casa de oración; sus holocaustos y sus sacrificios serán aceptos sobre mi altar; porque mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos. (Isaías 56:7)

Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones. Y sobrevino temor a toda persona; y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles. (Hechos 2:42–43)

Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos. (Hechos 2:46–47)

Pedro y Juan subían juntos al templo a la hora novena, la de la oración. (Hechos 3:1)

A la puerta del templo, cuando entraban para orar, Pedro y Juan vieron a un mendigo cojo. En el nombre de Jesús le ordenaron que se levantara y caminara, y él lo hizo. Como resultado de esta sanidad y del mensaje de Pedro, cerca de tres mil personas aceptaron a Cristo ese día. Las autoridades
encarcelaron a Pedro y a Juan por predicar a Jesús y les ordenaron que no lo volvieran a hacer. Tan pronto como los pusieron en libertad, ellos se reunieron con los otros cristianos y oraron que Dios les diera el valor necesario para seguir hablando de Jesús a la gente.

Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios. (Hechos 4:31)

¿Cómo podemos hacer de la casa de Dios una casa de oración hoy? Incluimos la oración en todos los cultos que se celebran ahí―clases de Biblia, cultos de adoración, reuniones de jóvenes los programas de evangelización. Damos oportunidades para peticiones de oración y tenemos testimonio de oraciones contestadas. Algunas iglesias tienen cuartos de oración en los que la gente se reúne para orar antes del culto público. Los que quieren aceptar a Cristo o ser llenos del el Espíritu Santo, van a estos cuartos al terminar el culto. Otros cristianos los aconsejan y oran con ellos. En otras iglesias, la gente va al altar al frente de la iglesia y oran antes y después del culto.

Muchas iglesias están abiertas para que la gente entre y ore a cualquier hora del día. Algunas organizan tienen un culto de oración temprano en la mañana antes que la gente vaya al trabajo. En muchas de las iglesias coreanas, cientos de hombres y mujeres se reúnen todos los días a las cinco de la mañana para orar.

¿Su iglesia local necesita un despertar espiritual, un avivamiento? ¿Su pastor necesita más del poder de Dios en su ministerio? ¿Quiere que los miembros de su iglesia sean llenos del Espíritu Santo y que tengan el mismo valor para testificar que tenía la iglesia primitiva? ¿Quiere ver milagros en respuesta a la oración y que el Señor añada cada día a la iglesia los que son salvos? Si así es, ore por su iglesia, en su iglesia y con su iglesia. Dios está haciendo estas cosas en muchas iglesias hoy. Él lo puede usar para traer estos resultados a su iglesia cuando usted haga su parte y anime a otros para que oren.

Yo me alegré con los que me decían: A la casa de Jehová iremos. (Salmo 122:1)

Alzad vuestras manos al santuario, Y bendecid a Jehová. (Salmo 134:2)

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