Preparación para el estudio de la Biblia
Ya que hemos declarado las razones de por qué estudiar la Biblia y la hemos descrito brevemente, nos hace falta discutir cómo estudiarla. En esta lección examinaremos algunas cosas que le prepararán para estudiar. Luego, en las siguientes cuatro lecciones, presentaremos algunos métodos de estudio.
Quizá piense que estudiar la Biblia es una tarea imposible. Contiene mucho material y parte es difícil de comprender. Pero así como en cualquier otra gran tarea, si sabe cómo hacerla y la divide en porciones más pequeñas, logrará mucho.
Quizá le interese saber que la preparación de este libro, Cómo estudiar la Biblia, requirió la participación de más de 20 personas, en un proceso de unos 35 pasos. Muchos de los pasos se completaron en semanas y algunos de ellos tuvieron que rehacerse. Este libro es sólo uno de una serie de libros que se han escrito y siguen escribiéndose para ayudarle a conocer a Dios y su voluntad para su vida. Hace pocos años, toda esta tarea parecía imposible. Se está logrando porque trazamos un plan de acción.
Herramientas básicas para el estudio
La mejor manera de crecer espiritualmente radica en el estudio de la Biblia. Usted no puede depender de los estudios o enseñanzas de otras personas. El estudio de la Palabra de Dios es una tarea individual. Es quizá la tarea más personal en la que jamás se envuelva. Afectará su ser total: lo que usted es y lo que hace.
Naturalmente, usted influye sobre otras personas que le rodean. Por ello debe compartir con otros lo que aprende en su estudio bíblico privado. Mientras aprende y crece en el conocimiento de Dios, usted deberá enseñar en la escuela dominical, compartir en grupos de estudio bíblico y contar a sus amigos y vecinos acerca de Cristo.
Tenga su propia Biblia
Las herramientas que necesita para estudiar la Biblia son muy pocas. Por supuesto, usted necesita una Biblia. (Es provechoso contar con más de una versión de la Biblia para que pueda comparar la fraseología de los pasajes difíciles.) La Biblia expresa toda la revelación de Dios al hombre. Le dice
todo lo que necesita saber acerca de su nueva vida en Cristo y su vida eterna en el cielo. Por ello la Biblia es su mejor intérprete. Mientras más la lee, más comprende su significado.
Sus ojos y mente constituyen la segunda herramienta para el estudio. Cuando usa sus ojos, puede experimentar muchas cosas que se le niegan a una persona ciega. Sin embargo, muchas personas videntes son descuidadas y no “ven” o experimentan todo lo que pudieran si aprovecharan su habilidad
de ver y pensar.
Lea y piense
La vista física tiene mucha relación con la vista espiritual. Esto quiere decir conocimiento o perspicacia en cuanto a las verdades escondidas de Dios. De hecho, las Escrituras usan la palabra ver para referirse a “saber la verdad espiritual”. Según 2 Corintios 4:4, los que no creen en el evangelio acerca
de Cristo son cegados por Satanás para que no vean la luz que proviene de la Palabra de Dios. (Vea también Mateo 13:14–16.) Isaías 44:18 dice que quienes rechazan a Dios tienen “cerrados…sus ojos para no ver, y su corazón para no entender”. Por otra parte, los limpios de corazón, los que aman
a Dios, “verán a Dios” como nos dice Mateo 5:8. Sin embargo, hay muchos cristianos culpables de no estudiar la Palabra de Dios como deben. No ven ni experimentan tanta verdad como les es posible.
Usted puede empezar a obtener la mente de Cristo (1 Corintios 2:16), si permite que el Espíritu Santo le aclare la Palabra. La meta de su estudio consiste en tener vista espiritual. Quiere saber la verdad divina y aplicarla a su vida en sus decisiones y acciones diarias (1 Corintios 2:13–16). A través
del estudio diligente recibirá conocimiento de las enseñanzas bíblicas acerca de su nueva vida. Estará mejor preparado para reconocer y rechazar doctrinas falsas. El apóstol Pablo advirtió a las iglesias jóvenes y a su amigo Timoteo respecto a los maestros falsos. Estos tratarían de desviar a los cristianos de la verdad al hacerles obedecer reglas que no eran bíblicas. (Vea Efesios 4:14.)
Escriba
Su tercera herramienta es un bolígrafo para escribir notas mientras lee la Biblia. Escribir algo le ayuda a recordarlo. Mientras escribe palabras repetidas o cosas especiales que se mencionan, verá mejor lo que escribió el escritor. Anote referencias a otros pasajes para que pueda leerlos y
compararlos. Escriba también cualquier pregunta que le venga a la mente mientras lee, o cualquier pensamiento. Más tarde, cuando repase sus notas, empezará a comprender la Biblia mejor y podrá contestar algunas de sus preguntas.
Estas tres herramientas: la Biblia, sus ojos físicos y mentales, y un bolígrafo, realmente son las que necesita para estudiar la Biblia. Otras herramientas también le ayudan en el estudio bíblico. Quizá pueda utilizar una concordancia bíblica que alista en orden alfabético todas las palabras de la Biblia y dónde se encuentran. Si, por ejemplo, usted desea leer pasajes acerca de la “fe”, los encuentra fácilmente al buscar la palabra “fe” en la concordancia. Muchas Biblias tienen una concordancia pequeña al final.
El diccionario bíblico es una herramienta que define palabras difíciles y da información acerca de los tiempos, lugares, cultura y personajes bíblicos. Otra clase de herramienta es el comentario bíblico. Estos son libros escritos por diferentes eruditos bíblicos que comparten su propio entendimiento de las Escrituras basado en su estudio intenso de largos años.
Si no puede conseguir ninguna de estas herramientas adicionales, no se preocupe. El Espíritu Santo le revelará el sentido de la Palabra aunque no tenga ninguna ayuda de estudio. Pida la dirección divina mientras pone en práctica los métodos de estudio que aprenda en este curso.
Reglas básicas de interpretación
Quizá se pregunte cómo empezar su estudio de la Biblia. ¿Con cuál libro debería comenzar? ¿Cuántos versículos debería estudiar cada día? Debería empezar con un libro corto (tal como Colosenses, que estudiaremos en la lección 5) y estudiar de 20 a 25 versículos al día. Quizá pueda leer más, pero su estudio le llevará más tiempo. Debería escudriñar sólo un pasaje breve cada día para lograr el máximo provecho de su estudio.
Así como quizá tenga preguntas acerca de cómo estudiar, quizá también tenga preguntas acerca del sentido de ciertos pasajes de las Escrituras. ¿Cómo puede interpretar o explicar su significado? Una regla de interpretación es: Haga preguntas acerca de cada pasaje de la Biblia. ¿Quién es el autor? ¿Cuál es su propósito principal? ¿A quién escribe? ¿De qué, o de quién, trata el pasaje? ¿Cómo se hizo algo? ¿Cuándo aconteció? ¿Dónde ocurrió? ¿Qué quiere decir este pasaje? ¿Cuál fue el propósito al decir esto? ¿Cuál verdad sugiere?
Usaremos Romanos 8:26–27 como ejemplo de un pasaje para interpretarse.
Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos.
No podemos contestar las primeras tres preguntas. Pero sí podemos ver de qué tratan estos versículos. Tratan sobre la oración, las oraciones del Espíritu Santo a nuestro favor. La forma en que ora el Espíritu es con “gemidos”. Estos vienen de nuestro interior profundo, de nuestro corazón donde mora el Espíritu (Vea Juan 14:15–17). El Espíritu ora cuando no sabemos cómo. El Espíritu ora a favor del pueblo de Dios, dondequiera que esté. Este pasaje quiere decir que tenemos un Ayudador muy grande. No sólo ruega a Dios por nosotros, sino también pide lo que está conforme a la voluntad de Dios. Todavía no podemos ver cómo estos versículos apoyan el propósito principal del autor, pero sí nos animan en nuestra fe. También sugieren que mientras sinceramente deseemos hacer la voluntad de Dios, el Espíritu Santo renovará nuestras mentes. Luego oraremos conforme a la voluntad de Dios.
Para contestar las otras preguntas, debemos leer los versículos inmediatos a este pasaje. Este material se llama el contexto. Al leer los versículos 1–25, vemos que el autor habla de nuestra vida nueva en el Espíritu (vv. 5, 9) como hijos de Dios (vv. 14, 17), que tenemos esperanza de una gloria venidera
(v. 18). Este contexto nos ayuda a comprender mejor por qué tenemos el poder del Espíritu Santo en nuestras oraciones. Es por quiénes somos en Cristo.
Al leer el capítulo 1 de Romanos aprendemos que Pablo, un apóstol (v. 1), escribió esta carta a la iglesia de Roma (v. 7). Después de saludarles, declara su propósito en los versículos 16 y 17: el evangelio de Cristo Jesús enseña que la salvación es por la fe, no por ningún otro medio. Ahora vemos cómo en los versículos 26 y 27, Pablo recalca nuestra victoria a través del Espíritu Santo para apoyar su propósito principal. Enseña que la fe trae la salvación y la gloria venidera en el cielo.
La segunda regla de interpretación consiste en: Explicar el significado de un pasaje según se relaciona con su contexto. Pueden surgir doctrinas falsas al tomar un versículo o parte de un versículo fuera de su contexto. A veces las personas se apropian de las promesas de Dios, pero pasan por alto las condiciones que las acompañan (la condición en Mateo 6:33). Otros quizá usen un versículo para apoyar su propia convicción sin poner atención a lo que éste quiso decir basado en su contexto.
Cuando un pasaje presenta una enseñanza limitada o lo que parece un conflicto, debemos estudiar otros pasajes que se relacionan con el mismo tema. Esta tercera regla de interpretación provee una enseñanza más completa y equilibrada de la verdad. Busque en los márgenes de su Biblia referencias a pasajes relacionados. Mientras más lee la Biblia, más fácil le parece el uso de estas tres reglas.
Oración para pedir dirección
El Espíritu Santo nos dirige en cuanto a la voluntad de Dios para nosotros. El Espíritu Santo mora en nosotros continuamente, y es nuestro guía. Esto se describe en 1 Juan 2:27:
Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe, así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en él.
Recuerde, las personas que no tienen al Espíritu de Dios dentro de ellos no pueden interpretar las verdades espirituales de la Biblia. Pero tampoco podemos nosotros, a menos que le pidamos al Espíritu Santo que nos ayude. No nos obliga a que aceptemos la verdad. Debemos orar para que Dios nos conceda entendimiento, como el rey David lo hizo una y otra vez. “Abre mis ojos, y miraré las maravillas de tu ley. Forastero soy en la tierra; no encubras de mí tus mandamientos” (Salmo 119:18– 19).
El estudio bíblico eficaz depende de la oración. Esta indica nuestra humildad, sinceridad y dependencia de nuestra relación con Dios. La oración nos muestra nuestra necesidad de ayuda y dirección. Nos ayuda a poner atención en nuestro estudio y a actuar de acuerdo con lo que hemos aprendido. Abre nuestras mentes de tal manera que estemos listos a recibir la verdad: “Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado” (1 Pedro 1:13).
Una vez más nos referimos a 2 Timoteo 3:16–17, que dice: Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.
Ore para que el Espíritu Santo le ayude a aprender lo máximo posible sobre cómo interpretar la Palabra de Dios mientras sigue estudiando este libro.
Ahora que ha completado la primera unidad, puede contestar la Evaluación de Unidad Uno. Repase las lecciones y siga las instrucciones para llenar la hoja de respuesta. Envíe su hoja de respuesta a su oficina de inscripción.