Estudio de personajes

A todos nos gustan las historias, ya seamos jóvenes o viejos. Las historias nos divierten, pero también nos enseñan muchas cosas. Cristo sabía muy bien el valor de las historias. Él las usó para ilustrar verdades espirituales profundas.

Hemos de agradecerle al Señor que haya registrado muchas de las lecciones de la Biblia en forma de historias. Los personajes de estas historias son personas verdaderas que existieron hace mucho tiempo. Se enfrentaron a los mismos problemas a que nos enfrentamos hoy. Personas como Moisés,
David y Pedro cometieron errores y aprendieron por medio de ellos. Pero ahora nosotros podemos leer sobre lo que les ocurrió y sacar provecho de sus experiencias. Además, al leer sobre las victorias que experimentaron nuestra fe puede fortalecerse al imitar la fe de ellos.

El propósito del estudio de personajes

La Biblia menciona a más de 2,900 diferentes personajes en sus páginas. A muchas de ellos sólo se les menciona por nombre, mientras que a otros se les describe detalladamente. Estas descripciones nos ofrecen material para realizar estudios individuales. En el estudio de personajes fijamos nuestra
atención en la historia de la vida de una persona. Estudiamos lo que era, lo que realizó, y cómo era.

Este método de estudio es muy efectivo en la enseñanza de niños. Ellos escuchan con atención las historias del bebito Moisés abandonado en el río en una canasta; del jovencito David peleando contra el gigante Goliat; de la joven Rut juntando grano de trigo en los sembradíos; y del niño Jesús en el pesebre. Los niños se identifican fácilmente con sus amigos o personajes bíblicos. Aprenden lecciones de mucha importancia acerca de la voluntad
de Dios para sus vidas.

Los adultos también se identifican con los personajes bíblicos, en particular con aquellos que lucharon contra sus debilidades y dudas, como lo hace todo mundo. Aunque algunos personajes bíblicos aparentemente fueron casi perfectos, en realidad no lo fueron. Santiago 5:17 lo enseña claramente: “Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras”. Nuestras oraciones serán tan efectivas como las de él si pedimos con fe.

De David se dijo que era hombre conforme al corazón de Dios. Sin embargo, fue acusado de mentira, adulterio y asesinato. Por supuesto, Dios no estaba de acuerdo con su pecado. David era un hombre conforme al corazón porque se había arrepentido de sus pecados. Había encontrado el perdón
divino. De sus fracasos aprendió a someterse a Dios.

De la vida de David aprendemos a no cometer los errores que él cometió. Su fracaso es como una luz en medio de una noche oscura, una advertencia a orar para que no caigamos en las mismas tentaciones. De ahí que la Biblia registre el propósito del estudio de las vidas de personajes de la Biblia: “Y
estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos” (1 Corintios 10:11).

Nuestros propios abuelos y padres pueden darnos buenos consejos. Ellos conocen los problemas de la vida. Conocen ciertas verdades sobre la temperatura, la granja, los animales, el empleo, los negocios y la gente. Generalmente es más fácil aprender de ellos que aprendiendo reglas de los libros.

La Biblia no fue escrita como un libro de reglas. Más bien, mayormente contiene las experiencias de personajes reales, de cómo Dios obró en sus vidas. Leemos y estudiamos estas experiencias personales para obtener conocimiento y ayuda en la vida cristiana. En nuestro estudio sobre Jacob, observe cuántas veces aprende usted una verdad o recibe ayuda práctica.

Cómo planificar el estudio de un personaje

Después de escoger al personaje que usted desea estudiar, haga una lista de todas las referencias bíblicas que encuentre relacionadas con él o ella. Este es el mismo proceso del estudio temático. Algunos estudios serán muy cortos, mientras que otros muy largos. Por ejemplo, de la reina Ester sólo se habla en el libro de Ester. Moisés constituye el personaje central de cuatro libros y se menciona en otros 26 libros.

No descuide la lectura de referencias dispersas sobre algún personaje. Una referencia breve bien puede ayudarle a comprender mejor a esa persona. Además, no debemos confundir las referencias sobre dos o más personas del mismo nombre. Para ilustrarlo, hay seis mujeres con el nombre de
María en el Nuevo Testamento, cuatro hombres llamados Juan, y tres llamados Santiago.

En segundo lugar, lea las referencias. Escriba notas sobre el personaje, su vida, su trabajo, sus datos personales. Observe que la vida de cada quien se da en detalle. Trate de encontrar todo lo que pueda sobre sus antecedentes. ¿Qué significa su nombre? ¿Qué de sus antepasados? ¿Dónde pasó los primeros años de su vida? ¿Cuáles fueron las influencias de mayor importancia en su juventud? Por ejemplo, Timoteo recibió la piadosa influencia de su abuela Loida y de su madre Eunice. Observe quiénes son los amigos y las personas con quienes se relaciona su personaje. ¿De qué manera influyeron éstos sobre él o ella? En un estudio sobre David, es muy útil estudiar también a Jonatán, su amigo.

Fíjese bien en los lugares en donde vivió y viajó su personaje. Por ejemplo, la vida de Moisés se divide en tres fases. Empleó sus primeros 40 años en la corte real de Egipto, otros 40 años como pastor en Madián, y sus últimos 40 años dirigiendo a los israelitas hacia la tierra prometida. De igual
manera, algunas cartas de Pablo cobran un significado más profundo cuando comprendemos que las escribió desde la cárcel.

¿En qué difieren los personajes bíblicos los unos de los otros? Pablo, Pedro y Juan fueron dirigentes de mucha influencia en la iglesia primitiva. Dios los usó a todos ellos con sus talentos y personalidades particulares para presentar sus verdades. A Pablo se le conoce como el apóstol de la fe, a Pedro
como el apóstol de la esperanza, y a Juan como el apóstol del amor. Consideramos sus puntos fuertes, así como también sus debilidades. ¿En qué sentido les afectaron los fracasos para su futuro? ¿En qué forma Dios trató con el personaje a quien usted escogió para su estudio?

Observe los eventos sobresalientes en la vida de su personaje. ¿Cómo reaccionó ante la dificultad y cómo ante la felicidad? ¿Cuáles cambios experimentó? Descubra en qué forma contribuyó a su época en que le tocó vivir y cómo contribuye para la nuestra el día de hoy. Después de observar
estas cosas, resuma las lecciones principales aprendidas de la historia de la vida de este personaje.

La historia de jacob

El estudio de la vida de Jacob es particularmente útil para el estudio del personaje. Él tenía muchos defectos de carácter. Siempre trataba de aprovecharse de otros si le era posible. Y sus debilidades quedaron registradas en la Biblia. ¡Todos podemos identificarnos con este personaje! Con todo, la gracia y el poder de Dios lo transformaron y de engañador pasó a ser príncipe con una relación con Dios muy especial. (Romanos 9:10–13.)
La Biblia aplica la experiencia de Jacob a todos nosotros: “Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia” (Romanos 9:16). Verdaderamente tenemos esperanza nosotros también, si le permitimos a Dios que nos transforme.

El primer paso en cualquier estudio sobre Jacob consiste en buscar todas las referencias sobre él. La historia de su vida se registra en Génesis 25–50. También se registran muchas otras referencias breves sobre él incluyendo las siguientes: Mateo 1:2; 8:11; Lucas 1:32–33; Juan 4:5–6; Hechos 7:8–16, 32; Romanos 9:11–13; Hebreos 11:9, 13, 21.

Jacob y Esaú

El segundo paso consiste en leer los pasajes y tomar notas. Jacob nació después de su hermano Esaú, trabada su mano del calcañar de su hermano. El significado del nombre Jacob se traduce en ocasiones como engañador o el que suplanta (Génesis 25:26). Los padres de Jacob fueron Isaac y Rebeca,
y su abuelo Abraham es conocido como el padre de la nación hebrea. Abraham era descendiente directo de Noé por la línea de Sem (11:10–26).

Jacob vivió con sus padres y su hermano Esaú. Era un hombre apacible, y era el favorito de su madre (Génesis 25:27–28), pero era también fraudulento (25:31–34). Le robó a su hermano el derecho de la primogenitura. Después le robó también la bendición de su padre (27:33–36).

Jacob y Labán

Después de los fraudes contra su hermano, Jacob tuvo que huir de su casa para escaparse de la ira de Esaú. Se fue a Harán, en donde vivió con su tío Labán (Génesis 27:42–43). Durante este tiempo su tío lo estafó. Jacob quería casarse con Raquel, pero Labán le dio primero a Lea (29:23). Como resultado, Jacob tuvo que trabajar catorce años para casarse con Raquel y otros seis más para establecer sus propios rebaños (31:41).

Para empeorar la situación, Labán le cambió el salario diez veces (31:7).

La historia de la vida de Jacob se desenvuelve en varios lugares. En Beerseba fue un estafador (Génesis 28:10). En Harán sirvió a Labán y se caracterizó tanto por ser estafador como también el estafado (30:25–43). En Hebrón se convirtió en santo después de su encuentro con Dios en Peniel (32:28). Ya para el final de su vida llegó a ser un hombre respetado y sabio en Egipto (46:3–4).

Por naturaleza Jacob era un engañador. Pero aunque hizo lo malo, creyó con todo su corazón en la promesa de Dios (Génesis 25:23). Creía tanto en el valor de la primogenitura, la cual no le importaba a Esaú (25:33–34), como en la bendición. Supo apreciar los valores espirituales. Después de su sueño en el que recibió promesas de Dios para él, erigió un monumento memorial en Bet–el donde la gente adoraría a Dios. Se comprometió a regresarle a Dios una décima parte de todo lo que Él le diera (28:18–22).

El monumento conmemorativo en Bet–el

Sin embargo, Jacob sufrió por su mal proceder. Su hija Dina sufrió una desgracia. Sus hijos se volvieron estafadores y asesinos (Génesis 34). Raquel, su amada esposa, murió en un parto (35:16–20). Perdió a José, su hijo primogénito por parte de Raquel (37:34–35). Sintió la desgracia de Judá, su cuarto hijo (capítulo 38) y fue separado de Benjamín, su hijo menor (37, 43).

Al examinar la vida de Jacob se observa que su crisis ocurrió en Peniel, donde luchó con Dios. Ya habían pasado veinte años de que Jacob había hecho su compromiso con Dios en Bet–el. Cuando su lucha con Dios terminó en una batalla frente a frente, Dios cambió el nombre de Jacob a Israel,
que significa príncipe de Dios. Él le dio a Jacob una nueva bendición (32:24–30). Jacob le cedió el resto de su vida a Dios, incluso en medio de problemas y tragedias (47:9). Dios le permitió a Jacob ver hacia el futuro y que bendijera a los hijos de José (48:13–20) y a sus propios hijos (capítulo 49).

 

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