Deberes de los Padres


Los hijos bien disciplinados y obedientes no “aparecen de la noche a la mañana” de la misma manera que una hermosa flor en el jardín no “aparece de la noche a la mañana.” Ambos requieren esfuerzo. Un jardinero es responsable de cultivar el jardín. Los padres son responsables de enseñar, disciplinar y amar a sus hijos.

Cuando los padres tienen la correcta comunión con Dios y dan un buen ejemplo, se les facilitará mucho más establecer y mantener la autoridad sobre sus hijos. Un niño de seis años que se quejaba diciendo, “Nuestra familia es la única que tiene que demostrar buenas costumbres”, ha de haberse enfadado con la disciplina que recibía, pero él sabía que la obediencia no era opcional, sino requerida. Y él se sentía seguro aun cuando lo disciplinaban porque sabía que sus padres lo amaban.

En esta lección, discutiremos en forma más profunda las áreas en las que los padres son responsables por la crianza de sus hijos. También consideraremos ejemplos de familias que sufrieron desazones sin necesidad porque los padres fallaron en su responsabilidad hacia sus hijos.

Amar a sus Hijos

Dios le da a un matrimonio hijos como un encargo sagrado que no debe ser tratado ligeramente. Así como Dios ama y cuida de sus hijos, así Él espera que los padres sigan su modelo y ejemplo.

El amor de los padres se debería demostrar primero en su actitud hacia el hijo que está por nacer. Deberían esperar con gozo el nacimiento de su hijo y, sea niño o niña, aceptarlo como una bendición del Señor. “He aquí, herencia de Jehová son los hijos, cosa de estima el fruto del vientre” (Salmo 127:3).

Los recién nacidos necesitan amor si han de crecer y desarrollarse debidamente, y los padres les proveen un buen principio en la vida acariciándolos, jugando con ellos y cuidándolos. Los padres que aman a sus hijos aceptarán gozosamente la responsabilidad de cuidarlos. Ellos necesitan proveer alimento, vestido, techo, educación en el hogar, educación y dirección espiritual. No es raro que los padres sacrifiquen sus propios placeres y deseos para poder cumplir con las necesidades de sus hijos. El amor ayuda a los padres a desarrollar la paciencia y la comprensión para sus hijos, y asimismo a apreciar altamente el amor y la paciencia de su Padre Celestial.

Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados. Y andad en amor, cómo también
Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante. (Efesios 5:1–2)

Cuando los padres inconscientemente demuestran más amor por un hijo que por otro, esto conduce a celos y a otros problemas. En Génesis 37 encontramos que los hermanos de José querían deshacerse de él porque su padre lo trataba mejor a él que al resto de los hijos. Un nuevo niño en la familia debería ser motivo de gozo para todos. Los padres sabios harán todo el esfuerzo posible para hacerles ver a los otros hijos que no les aman menos simplemente porque tienen un nuevo hermanito o hermanita.

Proveer para sus Necesidades Físicas

Un Hogar

Algunos padres tienen la costumbre de enviar a sus hijos a vivir con los abuelos o con algunos parientes. Pero es responsabilidad de los padres proveer un buen hogar para sus hijos, y con la ayuda de Dios, por lo general pueden encontrar la manera de hacerlo. La casa puede ser sencilla, pero puede estar limpia, agradable y llena de amor. Es cierto que en algunos casos los otros parientes pueden estar mejor preparados para proveer las necesidades materiales del niño, pero esto nunca puede tomar el lugar del amor y de la enseñanza que los padres cristianos pueden proveer.

Algunas veces es necesario que los niños se ausenten del hogar para asistirse en algún internado, pero es mejor que no estén separados de los padres por períodos largos. Los hijos necesitan a los padres y deben estar en el hogar con ellos para disfrutar su amor y cuidado.

Vestido y Alimento

Los buenos padres tratan de vestir a sus hijos adecuadamente y ven que se alimenten bien. La madre procurará mantenerlos limpios, bien presentables y contentos.

La preparación de la comida adecuada para sus hijos es una parte muy importante del trabajo de la madre. Los niños tienen necesidad de fruta fresca, vegetales, frijoles, carne, pescado, pollo, productos lácteos y huevos. Una abundancia de alimentos ricos en almidón sin frutas y verduras frescas no es la mejor para su salud. Anime a que a los niños a que gocen de la fruta. No obstante, la provisión de Dios debiera ser la guía para la madre, mientras prepara el mayor equilibrio para su familia.

Educar a sus Hijos

Educación

Los padres son responsables de que sus hijos tengan la instrucción y la educación debida para que algún día ellos puedan ganarse el sustento. Es muy difícil para aquellos que no están preparados y tienen poca educación, obtener buenos empleos.

Instrucción

Aunque las escuelas y las iglesias contribuyen en gran manera en la instrucción de los hijos, nada es más importante que la formación que los hijos reciben de sus padres en el hogar. Esta formación e instrucción principia cuando el niño nace, y para la edad de seis años, la mayoría de los niños ya han formado hábitos que les afectarán toda su vida.

Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él. (Proverbios 22:6)

Los padres son responsables de enseñarles a sus hijos a tener cuidado de sus cuerpos. Los niños pueden aprender desde muy temprana edad la importancia de formar buenos hábitos: ser limpios y aseados, bañarse seguido, lavarse las manos antes de tomar los alimentos, peinarse, cepillarse los dientes y mantener su ropa limpia. En todas estas cosas, por supuesto, los padres enseñan por medio del ejemplo, así como con palabras.

Disciplina

Una parte esencial en cualquier enseñanza es la corrección y ésta no se puede dejar fuera de la preparación para la vida y para la eternidad. Todos los niños desobedecen a sus padres de cuando en cuando, y deben ser corregidos. Algunas veces, un padre tiene que castigar a su hijo para que comprenda lo serio de su mala acción. Los hijos que aprenden a respetar y a obedecer a sus padres, encontrarán que es mucho más fácil respetar y obedecer las leyes de su país y los mandamientos de Dios.

La vara y la corrección dan sabiduría; mas el muchacho consentido avergonzará a su madre. (Proverbios 29:15)

Un hijo debe ser corregido con un espíritu de amor, nunca con un espíritu de enojo. Él necesita saber por qué lo están castigando, y que debe aprender a obedecer. Pero hay formas correctas de disciplinar, y un padre debe tener el cuidado para no lastimar a su hijo.

Una buena práctica que los padres cristianos muy a menudo siguen es orar con los hijos después que se les ha castigado, y después asegurarles que él los ha perdonado y que todavía los ama. Si un hijo siente que lo rechazan porque ha desobedecido, puede sufrir emocionalmente. Pero si se le puede hacer que entienda que sus padres lo corrigen porque lo aman, no porque no lo amen, ésta puede ser una experiencia que le ayude al niño a crecer.

El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; mas el que lo ama, desde temprano lo corrige. (Proverbios 13:24)

También le ayudará al niño saber que Dios también corrige a sus hijos:

Porque Jehová al que ama castiga, como el padre al hijo a quien quiere. (Proverbios 3:12)

Los padres que permiten a sus hijos crecer sin enseñarles a ser obedientes y a tener respeto para la autoridad, están, en efecto, empujándolos a la rebelión. Los hijos de tales hogares se rebelan en contra de la autoridad, incluyendo la de Dios, y tal rebelión puede conducir al crimen, al encarcelamiento y aun a la muerte.

En el Antiguo Testamento leemos de Elí y David, hombres de Dios cuyas familias sufrieron la vergüenza, el oprobio y la tragedia, porque ellos no instruyeron ni disciplinaron a sus hijos. Así que no se requiere únicamente que los padres vivan vidas piadosas, sino también que enseñen a sus hijos a obedecer a Dios.

Elí amaba a Dios pero sus hijos eran malos y trajeron el oprobio a la casa de Dios. En 1 Samuel 3:13 leemos que Dios le dijo a Elí por no haber corregido a sus hijos:

Yo le mostraré [a Elí] que yo juzgaré su casa para siempre, por la iniquidad que él sabe; porque sus hijos han blasfemado a Dios, y él no los ha estorbado.

El hijo del rey David, Adonías, trató de usurpar el reino de su padre. Quería hacer su propia voluntad y esto más tarde lo condujo a una muerte trágica. David tuvo mucha culpa por no haber corregido a su hijo cuando estaba creciendo. Leemos acerca de esto en 1 Reyes 1:6: “Y su padre nunca le había entristecido [a Adonías] en todos sus días con decirle: ¿Por qué haces así?”

Proveer para sus Necesidades Espirituales

Dedicación a sus Hijos

Los padres tienen una responsabilidad solemne de formar y guiar las vidas de los hijos que Dios les confía. Cuando los padres llevan a un niño a la casa de Dios para dedicárselo, ellos reconocen esta responsabilidad y entran en un pacto o acuerdo
especial con Dios. El pastor ora por el niño, dedicándolo al cuidado y a la protección de Dios durante toda su vida. Los padres prometen criar al niño en los caminos de Dios para que, cuando llegue el tiempo adecuado, sea natural que el niño deje de hacer el mal para hacer el bien, y acepte a Jesús como su Salvador.

God answered Hannah’s prayer for a son, and Samuel was still just a child when his parents took him to the priest in the house of the Lord. Hannah’s words to Eli, the priest, were praise and an example to parents today, especially mothers.

Dios contestó la oración de Ana y le concedió un hijo, y Samuel era todavía un niño cuando sus padres se lo llevaron al sacerdote en la casa de Dios. Ana le dijo a Elí: “Yo, pues, lo dedico también a Jehová; todos los días que viva, será de Jehová” (1 Samuel 1:28). Cuando Jesús era niño pequeño, sus padres terrenales también lo dedicaron a Dios: “Le trajeron a Jerusalén para presentarle al Señor” (Lucas 2:22).

Instrucción de la Palabra de Dios

Cuando los padres les enseñan a sus hijos el camino hacia el cielo, los están preparando para una vida maravillosa que nunca terminará. Mientras tanto, cuando aún son muy pequeños, los niños pueden aprender lo que agrada y desagrada a los padres, y también lo que agrada y desagrada a Dios. Las palabras de Cristo que se encuentran en Mateo 18:6 nos hacen saber que un niño puede creer en Cristo:

Y cualquiera que haga tropezar a alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le
fuera que se le colgase al cuello una piedra del molino de asno, y que se le hundiese en lo profundo del mar. (Vea también Deuteronomio 4:9–10; 31:12.)

Asistencia a la Iglesia

La familia necesita asistir a la iglesia junta. Si la forma como viven los padres contradicen lo que enseñan, esto último tendrá poco efecto. Los padres que envían a sus hijos a la iglesia, o los que no insisten que sus hijos los acompañen, están diciendo en efecto que la asistencia a la iglesia no es muy importante.

Los padres de Jesús lo llevaron a la casa de Dios cuando era muy pequeño, y continuaron llevándolo conforme crecía. Los padres de Samuel asistían regularmente a la iglesia. Josué dijo: “Pero yo y mi casa serviremos a Jehová” (Josué 24:15). ¿Hay algo que le agrada más a Dios que familias enteras le sirvan?

La Protección del Hogar

Aunque Satanás quisiera destruir todo hogar cristiano, está incapacitado para hacerlo cuando los cristianos se apropian de la protección de Dios. Desgraciadamente, la más grande ayuda para proteger el hogar de los ataques de Satanás es la que más a menudo se descuida: el culto familiar.

Muchos hogares que han sido destrozados fueron hogares donde los padres hicieron muchas cosas rectas. Proveyeron las necesidades físicas de los hijos; los educaron; los llevaron a la iglesia. Pero cuando los padres fallan al no asumir la dirección de la educación religiosa de sus hijos, su hogar se encamina hacia el desastre.

Además de las paredes de madera, de barro o de ladrillo para protegerse del calor, del frío y de los peligros, una familia necesita amor, fidelidad, perdón y oración para que pueda pasar por los momentos difíciles. Y estas necesidades se cumplen mejor en el culto familiar. Los esposos necesitan fortalecerse a sí mismos en contra de la tentación y del pecado, al igual que proveen protección para sus hijos. Ya hemos tratado ampliamente estos asuntos en lecciones previas, particularmente en los Deberes del esposo, Deberes de la esposa y Deberes de los hijos. Tal vez usted querrá repasarlas nuevamente

Se requiere tiempo, esfuerzo y planeamiento para mantener el culto familiar, pero los padres que lo hacen, encuentran que vale la pena cualquier sacrificio que se haga. Parejas han resuelto problemas serios que amenazaban su matrimonio, cuando oraron y buscaron a Dios los dos juntos. Son muchos los testimonios de jóvenes que se han rebelado en contra de Dios por algún tiempo, para reconciliarse con Él más tarde, porque nunca pudieron desprenderse de la influencia del altar familiar y de las oraciones y dirección de sus padres.