Dios Desea que Usted Comprenda sus Dones

En la primera lección usted aprendió que Dios tiene dones espirituales para todos los creyentes. También descubrió que Dios espera la fidelidad de cada creyente en el uso de sus dones, y que éste deberá tener amor para que los dones sean significativos. Ahora necesita usted estudiar algunas fases acerca de los dones en sí mismos.

Esta lección le ayudará a comprender los dones. Descubrirá que el conocimiento de los dones de Dios es de importancia para el creyente. También comenzará a comprender las diversas clases de dones espirituales y la forma en que se relacionan con el cuerpo de creyentes.

Sin embargo, uno de los aspectos más emocionantes de esta lección consiste en que puede ayudarle a reconocer algún don espiritual que Dios tiene para usted. Una vez que reconozca su don espiritual, usted comenzará a desarrollarlo y a hacerlo más significativo.

IMPORTANCIA DEL CONOCIMIENTO

El conocimiento produce fe

Tanto los dones espirituales como su uso giran en torno a la fe. La circunstancia de que sean espirituales es decir, del espíritu, demuestra la necesidad de la fe. La fe nos convierte en creyentes. La fe también nos hace útiles como creyentes, a través de los dones.

¿Cómo se obtiene la fe? La respuesta es sencilla y segura. La fe es producida por el conocimiento bíblico. Por tanto, la fe se produce como fruto del conocimiento de estos dones espirituales. El apóstol Pablo aclaró esta verdad cuando escribió: ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído?” (Romanos 10:14). El conocimiento se recibe al oír el mensaje del evangelio. Una vez recibido el conocimiento, se hace posible la fe.

Piense en los discípulos de Efeso. Cuando Pablo los conoció les preguntó: ‘Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis?” (Hechos 19:2). Ellos contestaron: “Ni siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo” (Hechos 19:2). Debido a que no habían oído, no sabían. Y porque no sabían, no podían creer.

Entonces Pablo comenzó a enseñarles. A través de sus enseñanzas ellos recibieron conocimiento. Y cuando recibieron conocimiento la fe nació en sus corazones. Por tanto, sabemos que el conocimiento de los dones espirituales constituye el primer paso hacia la fe para recibir y reconocer los dones, y para su uso efectivo. Si no obtenemos conocimiento sobre los dones espirituales éstos no ocuparán en nuestra vida el lugar y el ministerio que Dios espera.

El conocimiento gobierna la fe

El conocimiento no sólo produce fe, sino que también la gobierna. Al hablar de gobernarla nos referimos a que le da sentido de dirección y fija sus límites. Por ello es importante que el conocimiento sea tan completo y verdadero como sea posible. El conocimiento incompleto o falso le da a la fe una base incompleta o falsa. La base es aquello sobre lo cual descansa una cosa. La fe sin la base de conocimiento adecuada se asemeja a una casa construida sobre un cimiento a medias.

Por ejemplo, a muchos creyentes se les ha enseñado que el don de lenguas ya no tiene validez para nuestros días. Debido a que se les ha dado esta enseñanza falsa, no tienen fe para recibir este don.

Ellos sólo pueden creer sobre la base de lo que saben, aunque lo que ellos creen que saben sea anti-bíblico. Su fe no los deja ir más allá de su conocimiento. Si no se corrige la base de conocimiento, estos creyentes siempre creerán que el don de lenguas no es para ellos. Por tanto, es muy importante que obtengamos un conocimiento completo y verdadero acerca de los dones espirituales.

El conocimiento determina la experiencia

Puesto que el conocimiento produce nuestra fe y la gobierna, también debe impulsarnos hacia la experiencia. Este es el orden que debemos recordar: 1) conocimiento, 2) fe, y 3) experiencia. Si no obtenemos conocimiento sobre los dones espirituales, no podemos creer en ellos por la fe. Si no creemos en los dones espirituales, no podrán formar parte de la experiencia que Dios desea para nosotros.

Repase la experiencia de del apóstol Pablo en Efeso, según Hechos 19. Ya observamos que los efesios, debido a que no sabían acerca de la existencia del Espíritu Santo, no podían creer en El. También observamos que debido a su ignorancia, no podían tener fe, ni tampoco la experiencia que Dios deseaba para ellos. Cuando Pablo se dio cuenta de que no sabían nada acerca del Espíritu Santo, comenzó a enseñarles. Les dio este nuevo conocimiento. Entonces pudieron creer en lo que antes no habían creído. Y cuando aplicaron su fe a ese nuevo conocimiento entraron en una experiencia totalmente nueva. Su nueva experiencia se basaba en el nuevo conocimiento que habían recibido a través de la enseñanza de Pablo.

Lo anterior nos ayuda a comprender cuán importante es el conocimiento de los dones espirituales. Si no tenemos conocimiento, nuestra experiencia se limita.

Pensemos un poco más acerca de este tema. Cuando el apóstol Pablo les escribió a los corintios les declaró que ellos poseían los dones del Espíritu. “Porque en todas las cosas fuisteis enriquecidos en él, en toda palabra y en toda ciencia; así como el testimonio acerca de Cristo ha sido confirmado en vosotros, de tal manera que nada os falta en ningún don, esperando la manifestación de nuestro Señor Jesucristo” (1 Corintios 1:5-7). Aparentemente los corintios ya sabían acerca de los dones espirituales y algunos ya los tenían. Pero el conocimiento, e incluso el poseer los dones espirituales, no bastaba. Necesitaban saber cómo usarlos. “No quiero, hermanos, que ignoréis acerca de los dones espirituales” (1 Corintios 12:1).

El saber la verdad acerca de estos dones conduce a una experiencia más productiva en su uso. Por esa razón necesitamos aprender todo lo que nos sea posible acerca de los dones espirituales.

CLASIFICACIONES DE LOS DONES

Dones ministeriales

La Biblia no presenta una lista exacta de cada clasificación de dones espirituales. En ocasiones parece que une todas las clasificaciones. Con ello aparentemente dice que todos los dones espirituales están relacionados estrechamente. Sin embargo, a fin de estudiarlos mejor, los hemos dividido en tres clasificaciones. Cada una con su propia lista de dones. Algunos dones de cierta clasificación parecerán repetirse en otra. Pero no debemos preocuparnos, puesto que todos provienen de Dios y tienen un propósito común: la edificación del cuerpo de creyentes y dar gloria a Dios.

La primera lista incluye los dones que se relacionan principalmente con nuestras más altas responsabilidades en el cuerpo de creyentes. San Pablo la describe en Efesios: “Pero a cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo. Por lo cual dice: Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad, y dio dones a los hombres . . . Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros” (Efesios 4:7-8, 11).

Entonces, la lista que debemos escribir bajo la clasificación de dones ministeriales es la siguiente:

  1. Apóstoles
  2. Profetas
  3. Evangelistas
  4. Pastores
  5. Maestros

De acuerdo con algunos eruditos bíblicos, los dones de pastores y maestros, constituyen uno solo, el de pastoresmaestros. En la siguiente lección estudiaremos este tema ampliamente.

También en la siguiente lección comenzaremos a aprender más acerca del uso de cada don. Sin embargo, nos será muy útil revisar el propósito general de todos estos dones del ministerio. San Pablo nos lo da en Efesios 4:12: “A fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo.”

Otros dones ministeriales

La siguiente clasificación de dones espirituales incluye otros dones ministeriales. Antes de que descubramos los dones incluidos bajo esta clasificación, recordemos las tres clasificaciones:

  1. Dones ministeriales
  2. Otros ministeriales
  3. Dones del Espíritu

Todos los dones bajo la clasificación de “otros dones del ministerio” se mencionan en Romanos 12 o 1 Corintios 12. Quizá no se reconozcan tan fácil como los dones del ministerio o como los dones del Espíritu. Pero no por ello dejan de ser importantes. En cada caso suplen cierta necesidad del cuerpo. Piense en su corazón. Es pequeño. No se ve. No puede hablar. ¿Acaso por ello no tiene importancia? No. Sin él no podrían funcionar sus manos, sus pies, su cabeza, ni cualquier otro miembro de su cuerpo.

Incluso la parte más pequeña desarrolla una función importante. Sirve para el bien del cuerpo entero. Bien puede ser que se vea o que no se vea. Pero su importancia no depende de ello. Su importancia radica en que cumple con el propósito para el cual fue colocado en el cuerpo. Sin ella el cuerpo quizá se enferme o no pueda cumplir su responsabilidad. Lo mismo ocurre en el caso de otros dones ministeriales en relación con todo el cuerpo de creyentes.

En la clasificación de otros dones ministeriales se incluyen los siguientes:

  1. Servicio
  2. Enseñanza
  3. Exhortación
  4. Dadivosidad
  5. Administración (Gobierno)
  6. Misericordia
  7. Ayuda

Dones del Espíritu

Todos los dones espirituales provienen de Dios. Una de las clasificaciones de dones es llamada dones del Espíritu. Estos son sobrenaturales en un sentido muy especial. El término sobrenatural se compone de dos palabras: 1) sobre, que significa “arriba”, “por encima de” y 2) natural la cual significa: “Que se produce por las solas fuerzas de la naturaleza.” Se refiere al mundo espiritual o a Dios mismo. Por tanto, cuando decimos que los dones del Espíritu son sobrenaturales queremos decir que se derivan de Dios, que su poder proviene de El.

Por ejemplo, pensemos en el don de lenguas. Por experiencia y observación sabemos que una persona tiene cierta habilidad para aprender un idioma. Pero no esperamos que hable un idioma que no ha aprendido. Mas cuando recibe el don de lenguas, esa persona puede hablar en un idioma que nunca ha aprendido. Por ello decimos que este don es sobrenatural. Esa persona puede hablar con una habilidad y poder especiales que provienen de Dios.

Todos los dones del Espíritu son sobrenaturales. Es decir, no son hechos posibles por medios humanos. Ninguna capacidad humana puede reproducirlos. En realidad no existe tal cosa como talento humano. Todas las habilidades provienen de Dios, pero los dones espirituales son especiales y están por sobre los talentos ordinarios. Bajo esta clasificación de dones del Espíritu se incluyen los siguientes:

  1. Palabra de Sabiduría
  2. Palabra de Conocimiento
  3. Fe
  4. Dones de Sanidad
  5. El hacer milagros
  6. Profecía
  7. Discernimento de espíritus
  8. Don de lenguas
  9. Interpretación de lenguas
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