Evangelistas y Pastores-Maestros

En nuestra última lección estudiamos dos de los dones ministeriales: apóstoles y profetas. Descubrimos que había dos tipos de apóstoles. Uno, se trataba de un grupo especial llamado los doce apóstoles. Trabajaron junto al Señor Jesucristo en el establecimiento de la iglesia. Algunos de ellos escribieron libros del Nuevo Testamento. Dos, también estudiamos a otro grupo descrito en Efesios 4:11; éstos debían ser enviados a nuevos territorios a establecer y a desarrollar el cuerpo de Cristo. Sin embargo, ninguno de ellos escribió partes de las Escrituras, ya que esa labor se concluyó cuando se completaron los libros del Nuevo Testamento. También aprendimos que el profeta cumplía una doble tarea: proclamar y predecir. Ahora pasaremos a estudiar acerca de los otros tres dones de esta clasificación.

En esta lección estudiaremos los dones ministeriales conocidos como evangelistas, y pastores-maestros. Estudiaremos sobre los pastores y los maestros en una sola sección, ya que se acepta generalmente que ambos dones se aplican a un solo ministerio.

Es evidente que el Señor usa a muchas personas en estos dones ministeriales. Por tanto, es muy posible que usted sienta la mano del Señor dirigiéndole hacia uno de ellos.

EL MISMO CONSTITUYO A UNOS, EVANGELISTAS

Identificación del dador

En el estudio de nuestra primera lección sobre los dones ministeriales, aprendimos que Cristo es el dador de estos dones. Además, observamos que no hay contradicción entre Efesios 4:11 y 1 Corintios 12:28 sobre el dador de los mismos. Es decir, comprendemos que Cristo y Dios son lo mismo porque Dios es tres personas en una: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Cristo es la segunda persona de la Deidad. Por tanto es correcto decir que Cristo es Dios.

Ahora estudiemos un poco más acerca del dador. En Efesios 4 a Cristo se le identifica como la cabeza: “Crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo” (versículo 15). Todo lo relacionado con el cuerpo tiene que provenir de la cabeza. En ello se incluyen tanto los dones ministeriales como la nutrición del cuerpo. “Asiéndose de la Cabeza, en virtud de quien todo el cuerpo, nutriéndose y uniéndose por las coyunturas y ligamentos, crece con el crecimiento que da Dios” (Colosenses 2:19).

Nuestra cabeza natural tiene tres funciones generales: (1) obtiene conocimiento, (2) se preocupa porque se suplan las necesidades, y (3) controla. Las mismas funciones se aplican a Cristo en relación con los dones ministeriales.

La Cabeza conoce las necesidades del cuerpo

Nuestros pies no conocen las necesidades del cuerpo. Tampoco nuestros brazos, piernas, u otro miembro de nuestro cuerpo. En ocasiones, en el cuerpo de Cristo, los miembros se atribuyen el derecho de nombrar a algunos como apóstoles, profetas, evangelistas, o pastores y maestros. Esa actitud se podría comparar con la absurda idea de que el pie le ordenara a la mano cuál sería su función. Sólo Cristo, la Cabeza, conoce las necesidades de su cuerpo. A El le toca decidir cuáles miembros de su cuerpo pueden ministrar para suplir tales necesidades. Los miembros de su cuerpo bien pueden ayudarse mutuamente, pero no pueden dar los dones espirituales. Sólo El, la Cabeza, es el dador.

La cabeza se preocupa porque se suplan las necesidades

En ocasiones nuestra cabeza sabe que nuestro cuerpo necesita más leche, debido a que nuestros huesos se quiebran con facilidad. Entonces nuestra cabeza hace arreglos para obtener leche y suplir esa necesidad. De la misma manera, Cristo, la Cabeza, suple las necesidades de su cuerpo.

La cabeza controla al cuerpo

Nuestra cabeza controla todo nuestro cuerpo. Después de asegurarse de que las necesidades han sido suplidas, le da dirección a cada parte del cuerpo. Una pierna saludable de nuestro cuerpo no decide lo que es bueno para el cuerpo. Más bien recibe instrucciones de la cabeza para ministrar o suplir las necesidades del cuerpo. De la misma manera, Cristo, después de darle dones a su cuerpo, le ofrece dirección para que los use.

Revelación del receptor

Para cada don tiene que haber un receptor. De nuevo, repetimos que tanto los miembros como todo el cuerpo son receptores de los dones. Algunos miembros reciben el don de ser evangelistas, pero el cuerpo recibe a estos miembros con sus dones.

Nuestro tema de estudio se enfoca ahora en los seleccionados como evangelistas. ¿Quién recibe este don ministerial? En cierto sentido, todo creyente debe ser evangelista. “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado” (Marcos 16:15-16). Alguien quizá diga: “Pero esa orden no se aplica en mi caso. Fue dada a los once discípulos, los apóstoles especiales.” Veamos otro pasaje bíblico que fue dirigido también a los once: “Enseñándoles [es decir, ustedes, apóstoles, enséñenles a los nuevos creyentes] que guarden todas las cosas que os he mandado” (Mateo 28:20). Es cierto que los once recibieron la orden de ir “por todo el mundo y predicar el evangelio”. Pero también se les mandó que les enseñaran a los nuevos creyentes a obedecer todos los mandatos. Por tanto, concluimos que todos los creyentes deben ser evangelistas. Sin embargo, el evangelista que tiene un don ministerial es diferente en muchos sentidos.

Dios sabe cuáles miembros del cuerpo puede usar mejor como evangelistas. Quizá no comiencen sus ministerios como evangelistas. Los primeros dos evangelistas cuyas historias se registran en Hechos, además de los apóstoles mismos, fueron Felipe y Esteban. Ambos comenzaron su ministerio administrando dinero. “No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios, para servir a las mesas. Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo. . . y eligieron a Esteban, varón lleno de fe y del Espíritu Santo, a Felipe” (Hechos 6:2-3, 5).

Otros también fueron escogidos para ese trabajo, pero de todo el grupo sólo Esteban y Felipe llegaron a ser evangelistas. Esteban fue asesinado, probablemente después de su primer sermón evangelístico. A Felipe se le llama evangelista después en el desarrollo de la historia según Hechos 21:8: “. . . entrando en casa de Felipe el evangelista.” Felipe se convirtió en evangelista como en el año 33 D.C. Para el año 60 D.C. todavía lo era. Había dedicado su vida entera a la evangelización.

Quizá la razón de por qué escogieron a Esteban y a Felipe para ese trabajo de gran responsabilidad fuera su fidelidad a la obra del Señor. Lea Lucas 19:11-19, en donde se explica la forma en que Dios recompensa a los que son fieles en su responsabilidad.

Hubo también otras razones de por qué la Cabeza escogió a estos dos creyentes como evangelistas. Estaban llenos del Espíritu Santo y de sabiduría. “Esteban, lleno de gracia y de poder” (Hechos 6:8).

La Cabeza escoge a algunos para que sean evangelistas por varias razones. Entre éstas se incluye la fidelidad, el ser lleno del Espíritu Santo, lleno de sabiduría, de fe y de poder. Probablemente Dios busca otras cualidades también. Recordemos, sin embargo, que Dios sabe de antemano quién tendrá las cualidades adecuadas, antes de que cualquier otra persona lo note. Por ejemplo, quizá llame a un joven para que sea evangelista antes de que ese joven o cualquier otra persona sepa que él posee las cualidades necesarias. Dios llamó a Samuel para que fuera profeta en Israel desde que era muy pequeño (véase 1 Samuel 3).

El recipiente o persona seleccionada, es un creyente que Dios sabe que tiene las cualidades, o que las tendrá, para esa tarea.

La exposición de la función

La función principal del evangelista se infiere en el significado mismo de la palabra evangelista. Esta palabra significa “alguien que anuncia buenas noticias.” Se dan muchas clases de buenas noticias en el mundo. Pero las que anuncia el evangelista se relacionan con el evangelio. Pablo explicó brevemente lo que es el evangelio en 1 Corintios 15:14. En su explicación incluyó tres puntos principales: (1) Cristo murió por nuestros pecados de acuerdo con las Escrituras, (2) fue sepultado, y (3) resucitó de entre los muertos al tercer día de acuerdo con las Escrituras.

Aunque la función principal del evangelista consiste en proclamar el evangelio, también desempeña otra función. La proclamación del evangelio por lo general se dirige a los incrédulos. Pablo, al referirse a los dones ministeriales en Efesios 4, colocó sobre los evangelistas la responsabilidad de “perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo” (versículo 12). El ejemplo representa una de las mejores maneras de realizar esta función. La Biblia contiene muchos ejemplos para nosotros.

La función del evangelista se comprende mejor si examinamos la vida y el ministerio de algún personaje bíblico que haya sido evangelista. Tomemos el caso de Felipe. Estudie cuidadosamente los siguientes datos acerca de él.

  1. Predicó a Cristo en Samaria (Hechos 8:5).
  2. Le habló al pueblo y realizó milagros (Hechos 8:6).
  3. Llevó mucho regocijo a la ciudad (Hechos 8:8).
  4. Bautizó a los que creyeron (Hechos 8:12).
  5. Obedeció al Señor respecto a la orden sobre el lugar donde debería ministrar (Hechos 8:26-27).
  6. Recibió instrucciones definidas del Espíritu Santo (Hechos 8:29).
  7. Le predicó el evangelio a una persona (Hechos 8:30-35).
  8. Predicó el evangelio en muchas ciudades (Hechos 8:40).
  9. Evangelizó a su propia familia (Hechos 21:9).

De igual manera, en el estudio de la vida y el ministerio de Esteban aprendemos muchos datos acerca del evangelista y su ministerio. En la Biblia no se le llama evangelista por causa de su ministerio. Tome en cuenta los siguientes datos:

  1. Realizó grandes maravillas y milagros entre el pueblo (Hechos 6:8).
  2. Actuó con gran sabiduría y en el poder del Espíritu Santo (Hechos 6:10).
  3. Actuó de muy buena manera cuando fue perseguido (Hechos 6:15).
  4. Predicó la Palabra de Dios claramente y con poder (Hechos 7:2-53).
  5. Dijo la verdad sin temor, aunque le costó su vida misma (Hechos 7:51-53).
  6. Perdonó a quienes lo asesinaron (Hechos 7:60).
  7. Llegó a ser el primer mártir de la iglesia.

No todos los evangelistas experimentarán lo mismo que Felipe y Esteban. Pero se puede aprender mucho sobre la función básica de este don al estudiar sus vidas.

Es necesario examinar otro pasaje bíblico: “Haz obra de evangelista” (2 Timoteo 4:5). Aquí se indica que en ocasiones este don se une con otro. Timoteo, la persona que recibió esta orden, era pastor. En el siguiente capítulo estudiaremos la función principal de un pastor. Debemos recordar que el pastor también puede ser evangelista. Estos dos ministerios tienen mucho en común.

La explicación del desarrollo

Cada don ministerial, aunque ha sido dado por Cristo, necesita desarrollarse. Un bebé quizá sea un ser humano perfecto en su forma. pero no por ello se ha desarrollado plenamente. Es necesario que pasen varios años para llegar a la madurez. El don de la evangelización es un don bueno y perfecto de la Cabeza del cuerpo. Pero antes de que alcance el grado de utilidad plena, es necesario mucho desarrollo.

Considere los siguientes cuatro pasos en el desarrollo de este don.

Orar mucho

Los doce apóstoles también eran evangelistas. Observe lo que dice la Biblia acerca de la oración de ellos: “Y nosotros persistiremos en la oración y en el ministerio de la palabra” (Hechos 6:4). Lea también Hechos 3:2 y 10:9. La oración capacita al evangelista para que sea lleno del Espíritu Santo. Cuando está lleno del Espíritu Santo su predicación produce frutos.

Estudiar mucho la Palabra de Dios

La Biblia es la espada del Espíritu (véase Efesios 6:17). El Espíritu sólo puede usar lo que colocamos en su mano. Colocamos la “espada” en su mano hasta el grado en que conocemos la Palabra. La predicación de la Palabra de Dios es la esencia misma de la evangelización (léase 2 Timoteo 2:15).

Aprender a oír y obedecer la voz de Dios

La dirección especial del Espíritu Santo es muy importante para la evangelización (véase Hechos 8:29; 9:10-17; 16:6-11). Aprendemos por la experiencia. Esta nos enseña cómo distinguir nuestros propios pensamientos de lo que quizá Dios nos esté diciendo.

Evangelizar

No hay otra manera mejor de desarrollar el don ministerial de la evangelización que por la evangelización misma. Esta verdad se corrobora en el ministerio de C. M. Ward, uno de los evangelistas más capaces de nuestros tiempos. Pero no siempre fue tan capaz como evangelista. Cuando apenas iniciaba su ministerio, durante un culto olvidó totalmente lo que se había propuesto predicar. No hubo predicación en ese culto. Mas no por ello dejó de ser evangelista. Más bien demostró con ese olvido que necesitaba mayor experiencia en la evangelización. Se dedicó a esta tarea año tras año. Usó su don en cada oportunidad que se le presentó. Hoy se le conoce en todo el mundo como uno de los evangelistas más capaces.

EL MISMO CONSTITUYO A UNOS, PASTORESMAESTROS

Identificación del dador

Hasta aquí en nuestro estudio hemos observado tres datos especiales sobre El que da los dones ministeriales.

1. Hemos aprendido que Cristo es el dador.

2. Hemos aprendido que el dador, Cristo, también es Dios.

3. Hemos aprendido que el dador, Cristo, también es Cabeza del cuerpo.

Ahora estudiaremos que el dador, Cristo, también es Salvador del cuerpo. “Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo” (Efesios 5:23). Salvador significa “libertador”. ¿En qué forma el dador se relaciona con el cuerpo como libertador en los dones ministeriales? Observaremos tres formas diferentes.

Libera de la ignorancia

La ignorancia es el principal estorbo para la fe. La Cabeza suple esta necesidad a través del don de maestros. El maestro imparte conocimiento para eliminar la ignorancia, la cual le estorba a la fe en el cuerpo.

Libera del egocentrismo

Una de las principales funciones del don de pastor-maestro consiste en liberar de todo egocentrismo a los miembros del cuerpo. Esta liberación se realiza al dirigirlos hacia una vida cuyo centro es Cristo.

Libera de las pruebas

“El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento” (2 Pedro 3:9). Las pruebas son parte de la vida. Incluso los miembros del cuerpo sufren pruebas. A través del don de pastor-maestro, el dador nos libera de nuestras pruebas. No queremos decir que los creyentes escapan de todas las pruebas a la vez. Más bien significa que a través del ministerio de pastor-maestro evitan la derrota que pueden producir las pruebas. Aprenden a sacar provecho de sus pruebas y a transformarlas en pasos hacia una vida más útil.

Revelación del receptor

De los dones ministeriales, el de pastor-maestro es el más común. Es decir, hay más pastores-maestros que apóstoles, profetas y evangelistas. La causa radica en que se necesitan más de ellos en el cuerpo. El pastor-maestro puede suplir muchas necesidades del cuerpo.

¿Quién recibe este don? En nuestro estudio de los otros dones ministeriales, hemos observado que la Cabeza de la iglesia desea ciertas cualidades en sus ministros. Entre estas se incluyen fidelidad, sabiduría, fe, plenitud del Espíritu Santo, y poder. Todas éstas también son de importancia para el don de pastor-maestro. Mas por sobre todas éstas, otra cualidad es la mas necesaria. Nos referimos a la de amar y preocuparse por la gente. Por ello se usa mucho el término pastor en relación con el ministerio de pastormaestro. El pastor ama a sus ovejas y se preocupa por ellas.

El dador de este don es el Gran Pastor de las ovejas. Se le llama el Gran Pastor. Quienes reciben el don de pastor-maestro quedan bajo la autoridad de El o son sus co-pastores. Es decir, necesitan las mismas cualidades de amor y preocupación por otros que demuestra el Gran Pastor, quien también es el Salvador del cuerpo.

Exposición de la función

La Biblia se refiere más al don de pastor-maestro que a cualquier otro don ministerial. Estudiamos estos dones juntos, pastores y maestros, porque muchos eruditos bíblicos están de acuerdo en que constituyen un solo don. Las palabras significan: pastor con un ministerio de enseñanza.

Para comenzar nuestro estudio de la función de pastormaestro debemos volver a leer Efesios 4:11-12: “pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo”.

Observamos que la función de los dones ministeriales constituye la preparación del pueblo de Dios para el ministerio.

Varios libros completos del Nuevo Testamento se dirigen a los pastores. Se les llaman las epístolas pastorales. La lista incluye las dos epístolas a Timoteo y la epístola a Tito. Fueron escritas a pastores directamente con instrucciones acerca de sus funciones. Debe usted leer cada libro varias veces.

Para ayudarnos a comprender la función de pastor-maestro tomaremos el ejemplo de un pastor v su rebaño como ilustración.

El pastor ama a sus ovejas está dispuesto a dar su vida por ellas

Lea Juan 10:11-15. El Gran Pastor es el mejor ejemplo para los pastores. EI pastor-maestro no puede hacer mucho por su rebaño si no lo ama primero. El amor representa la base para la función fructífera de todos los dones espirituales.

El pastor alimenta a su rebaño

“Simón. . . ¿me amas. . .? Apacienta mis corderos. . . Pastorea mis ovejas” (Juan 21:15-16). Cuando San Pedro les escribió a los ancianos (pastores) en su primera epístola, les instruyó: “Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente” (1 Pedro 5:2).

El alimento del rebaño debe ser de la clase que tanto los corderos como las ovejas pueden comer. Para los corderos, es decir, los nuevos creyentes, se ha preparado la leche de la Palabra de Dios (véase 1 Pedro 2:2 y Hebreos 5:13). Mas para las ovejas maduras se ha preparado alimento más sólido (véase 1 Corintios 3:1-2, y Hebreos 5:14).

Lea las instrucciones de Pablo a Timoteo, quien era un pastor-maestro: “Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros” (2 Timoteo 2:2). En otras diversas ocasiones Pablo le instruyó a Timoteo a que enseñara. “Esto enseña y exhorta” (1 Timoteo 6:2). “El siervo del Señor. . . debe ser. . . apto para enseñar” (2 Timoteo 2:24).

El pastor es un líder para su rebaño

Al pastor de las ovejas se le demanda que las dirija. La Biblia dice: “Y cuando ha sacado fuera todas las propias, va delante de ellas” (Juan 10:4). El Gran Pastor del rebaño de Dios constituye el mejor ejemplo para el pastor-maestro. Y así como el Gran Pastor es su ejemplo, el pastor-maestro debe ser ejemplo para su rebaño. “No como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey” (1 Pedro 5:3). “Sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza” (1 Timoteo 4:12). Un buen líder va siempre adelante de aquellos que le siguen, y se convierte en su ejemplo.

El pastor protege a su rebaño

Lea Juan 10:11-12. “Mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor. . . Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño” (Hechos 20:28-29). Esta es una gran responsabilidad del pastor-maestro. La mejor protección que le puede dar a su rebaño consiste en una comprensión sólida de la Palabra de Dios.

El pastor procura la reproducción del rebaño

El desea que sus ovejas produzcan más ovejas. Mucho de lo que hace está gobernado por ese propósito. El pastor-maestro tiene un propósito similar. Recuerde las palabras del Gran Pastor: “También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquellas también debo traer . . .” (Juan 10:16). Por esta razón Pablo le escribió a Timoteo: “Haz obra de evangelista” (2 Timoteo 4:5). Cuando el pastor-maestro funciona como evangelista ocurren dos cosas. Primera, lleva nuevos miembros al cuerpo de Cristo. Segunda, por su ejemplo, también le enseña a su rebaño cómo ganar nuevos miembros para el rebaño.

El propósito de la reproducción consiste en la edificación del cuerpo de Cristo. ¿Cuál es el propósito de Cristo para la edificación de su cuerpo? Pablo lo dice en Efesios 4:13-16. Examine el pasaje cuidadosamente y observe lo siguiente:

La unidad de la fe

Cuán enorme responsabilidad descansa sobre aquellos a quienes se les han dado dones ministeriales. Deben procurar que el cuerpo de creyentes llegue a la unidad de la fe. Unidad significa “armonía” (véase el Salmo 133:1). La condición bajo la cual se alcanza más fácilmente la unidad de la fe es la unidad del Espíritu (véase Efesios 4:3). La unidad del Espíritu es como la tierra en donde germina mejor la unidad de la fe. Sin la unidad del Espíritu, la unidad de la fe está fría y muerta. La unidad del Espíritu no es fácil de conservar. Es necesario cultivarla. Demanda las relaciones correctas tanto con Cristo como con los miembros de su cuerpo. Demanda una actitud de amor y perdón.

Unidad de fe significa “creer las mismas cosas.” Y esta frase, a su vez, significa creer lo que enseña la Biblia. Por tanto, parte del propósito para los dones ministeriales consiste en darle al cuerpo la unidad de la fe.

Unidad de conocimiento

Este es un conocimiento de una clase especial. Es el “conocimiento del Hijo de Dios”’ (Efesios 4:13). No se trata sólo de conocimiento acerca de Cristo. Significa conocerlo a El. Conocerlo por lo menos de tres maneras (véase Filipenses 3:10).

1. Experimentar el poder de su resurrección.

2. Participar en sus sufrimientos.

3. Ser como El en su muerte.

Los dones ministeriales también son dados para llevar a todo el cuerpo a la unidad en este conocimiento importante.

Un pueblo maduro

El texto Efesios 4:13 dice: “Un varón perfecto”. La palabra perfecto significa “completo.” La herramienta que deben usar todos aquellos que son dones para la iglesia es toda la Escritura. Los planos para dirigirlos en su labor se hallan en las palabras: “La medida de la estatura de la plenitud de Cristo” (Efesios 4:13). “Planos” significa “el plan que dirige a un constructor”. Hay una relación importante entre este alto propósito, el desarrollo de un pueblo maduro, y el propósito más alto de Dios para la iglesia. Este propósito consiste en que El tenga muchos hijos que lleven la imagen de su Hijo en gloria (véase Romanos 8:28-30).

Cuando los dones ministeriales funcionan como es debido, y los creyentes maduran, se van agregando al cuerpo nuevos miembros. Un cuerpo saludable y maduro se reproduce a sí mismo.

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