El Corazón de la Enseñanza

En la ultima lección estudiamos dos razones que reflejan la importancia del ministerio de la enseñanza. Notamos que la enseñanza del Nuevo Testamento fue el cumplimiento de un mandamiento bíblico y estuvo principalmente enfocado a proveer madurez en los creyentes. Ahora consideraremos un mandamiento claro del Nuevo Testamento para el desarrollo de un ministerio extensivo de la enseñanza en Hechos 20:28–30, al cual he llamado el imperativo de la enseñanza. Estudiaremos los medios para mejorar este ministerio de la enseñanza a fin de lograr nuestras metas bíblicas.

Alguien ha comparado nuestra Biblia con el manual de operaciones utilizado por los mecánicos que mantienen y reparan grandes autobuses. El manual les ayuda a detectar problemas, proveer reparaciones, y así evitar roturas innecesarias y uso deficiente. Nuestra Biblia provee direcciones para vivir una vida que agrada a Dios, nos advierte de peligros que podrían quebrantar nuestra relación con Él, y nos recomienda procedimientos que podrían ayudarnos a cada uno a desarrollar y a madurar de tal manera que nuestras vidas serían espiritualmente productivas. Por lo tanto, debemos mejorar nuestros ministerios de la enseñanza y la predicación acerca de la Palabra de Dios.

Mi oración, al estudiar algunas gemas preciosas depositadas en la Palabra de Dios, es que usted sea desafiado a acercarse con deseo, anticipación y admiración a su ministerio de la enseñanza. Usted podría utilizar toda su vida, y muchas más, y nunca agotar los recursos ilimitados de lecciones que esperan ser descubiertos, desarrollados y aplicados por usted.

El Imperativo de la Enseñanza

Usted, como ministro, necesita comprender que la Biblia posee recursos inagotables que están a su disposición para ser desarrollados. Recuerdo que hace algunos años escuché decir a un joven que sentía que debía cambiar a otro lugar de servicio. Él sentía que había enseñado y predicado a su gente, en tres años, todo lo que la Biblia contiene. He conocido otras personas que han ministrado por más de veinte años en un mismo lugar y cuyos ministerios son vigentes, dinámicos y, obviamente, exitosos en alcanzar a la gente. ¿Cuál es la diferencia entre estas dos clases de personas que han respondido al llamamiento a ministrar que Dios les hizo?

Una persona raramente se prepara o estudia para su ministerio de enseñanza; mientras que otra, sumergida en el estudio, la oración, en el servicio a los demás, crece mientras sirve. El primer ministro pronto se queda sin el material que le era familiar, y debido a que no tiene la disciplina o la motivación necesaria para estudiar y prepararse, él pronto se muda a otro lugar para repetir otros tres años lo que conoce. El segundo está tan profundamente involucrado en el crecimiento y desarrollo de su gente, que con dificultad puede esperar de un servicio a otro para alimentar a su pueblo con las ricas provisiones de la Palabra de Dios. Él comprende que su ministerio debe proveer dirección para el crecimiento espiritual de ellos. También sabe que su ministerio debe estimular el desarrollo en sus oyentes de un profundo sentimiento de discernimiento espiritual. Deben ser capaces de distinguir la verdad del error. Por lo tanto, el ministro resuelve prepararse diligentemente de tal manera que su ministerio satisfaga las necesidades espirituales de su congregación.

El desafío de Pablo a los ancianos de Efeso (Hechos 20:18–35) sugiere tres elementos vitales y básicos que debería contener nuestro ministerio de la enseñanza y la predicación expositiva. Observamos en los versículos 28–30 un encargo especial a los líderes de proteger el rebaño de los errores doctrinales de la misma manera en que el pastor protege a sus ovejas. Para ello, el ministerio de ellos debía incluir la dirección, la alimentación y la protección del rebaño del pueblo de Dios. Estas tres funciones sugieren una provisión inagotable de material educativo.

Guiando el Rebaño

Pablo desafió a los ancianos de Efeso a que cuidaran de ellos mismos y del rebaño que Dios les había dado para vigilar. El líder debe saber las muchas implicaciones (del liderato espiritual. Como líder, el maestro debe ser espiritualmente sensitivo, ser capaz de tomar decisiones correctas y motivar la obediencia de la gente, establecer metas claras y tener la habilidad de comprender cual es su parte en el plan de Dios. Estudiemos algunas de las cualidades del líder que Pablo menciona en sus cartas a Timoteo y Tito.

Segundo, como líder de la gente, el maestro debe ser una persona que toma acción decisiva. Cuando alguien en el cuerpo de Cristo resiste la enseñanza de la Palabra y se apoya en enseñanzas contrarias a la Biblia, el maestro debe actuar decisivamente para el bien de su rebaño (2 Timoteo 4:5; Tito 1:9; 2:15). Cuando la corrección o la reprensión son necesarias, el líder debe acudir con amor para corregir los abusos; en otras circunstancias deberá actuar cuando exista la necesidad de animar (2 Timoteo 4:2).

La tercera responsabilidad del que enseña, es comprender el propósito de Dios para él mismo y la gente a quien ministra. A fin de conocer el propósito de Dios, una persona debe establecer metas que le ayuden a alcanzar ese fin. Si el propósito de Dios es que los miembros del cuerpo de Cristo trabajen como testigos eficaces, la tarea será, entonces, instruir a los creyentes para que lleguen a ser testigos (2 Timoteo 2:2). Si no posee una meta general para su trabajo y metas intermedias que le ayuden a alcanzar el objetivo final, la persona correrá el riesgo de no satisfacer las necesidades espirituales y guiará a la gente en círculos improductivos. Pablo le recuerda a Timoteo cuál es su meta y el propósito de su vida, los cuales fueron hechos claros en las Sagradas Escrituras (2 Timoteo 3:14–17).

Quizá la pregunta que ha surgido en su mente sea: ¿Cómo puedo hacer que mi congregación comparta la carga que Dios me ha dado y adopte metas basadas en las Escrituras? Una manera de guiar a las personas hacia el desarrollo y la madurez espiritual es por medio del uso de lecciones temáticas. Los personajes de la Biblia, lugares y cosas importantes pueden ser utilizados para estudios bíblicos y enseñar principios de la verdad cristiana, y como pautas o guías para la vida diaria que promuevan el crecimiento espiritual, y al final, el cumplimiento del propósito de Dios. Veamos cómo cada aspecto de las lecciones temáticas pueden ser utilizadas eficazmente en la dirección del rebaño de Dios.

Personajes de la Biblia. Usted puede encontrar muchos personajes diferentes de la Biblia y utilizarlos como tema para lecciones que serán de interés, proveerán información e inspirarán a sus oyentes. Una manera es comparar y contrastar la vida de dos personajes. Jacob y Esaú son un ejemplo (Génesis 25:19–49:33). Usted podría comparar y hacer un contraste con 1) el comienzo de sus vidas, 2) los años de desarrollo, y 3) las lecciones que aprendieron. Por medio de un cuidadoso análisis de estos personajes, podemos observar dónde experimentaron éxito y dónde fracasaron, cuáles fueron los principios que gobernaron sus vidas, y cómo esos principios los llevaron al éxito al fracaso. Cuando sea posible, usted deberá incluir la evaluación que el Nuevo Testamento haría de los personajes del Antiguo Testamento. Algunas otras parejas de personajes que usted podría estudiar son, entre otros: Isaac e Ismael, David y Saúl, María y Marta, por mencionar sólo algunas. A quienquiera que usted seleccione para presentar estudios de carácter, no deje su enseñanza en el pasado distante del Antiguo o Nuevo Testamento. Asegúrese de hacer una aplicación actual y dar principios para la vida en el siglo veintiuno. Su trabajo es más que enseñar la Biblia; usted debe enseñar a la gente como vivir para Dios hoy, usando la Biblia como su guía última.

Lecciones de esta clase, que son presentadas en amor, no tienen como objetivo único presentar qué puede ser hecho y qué no puede ser hecho en la vida cristiana. Ellas establecen un modelo de vida que agrada a Dios, sirve a otros, edifica la fe, y establece un derrotero para la madurez cristiana.

Lugares. Las ciudades, pueblos, lugares de batalla y los puntos geográficos importantes presentan posibilidades para estudios interesantes. Utilizando el material de los Antiguo y Nuevo Testamentos, desarrolle una variedad de lecciones sobre el éxodo de Israel, la importancia de los nombres de los lugares donde acampó el pueblo, el conocimiento obtenido en la naturaleza y propósito de Dios y su método de liderazgo, y la importancia del lugar de donde partió Israel, los lugares que atravesó y hacia dónde se dirigía. También puede considerar los lugares donde Pablo estableció iglesias durante sus viajes misioneros, el lugar que ocuparon en su estrategia misionera, y el tremendo éxito que disfrutó como resultado de seguir un plan sencillo para alcanzar una meta espiritual. Un estudio de esta naturaleza debería ser seguido por el estudio de una de las cartas que Pablo escribiera a una de las iglesias que fundó. Una vez más, haga más que enseñar geografía, enseño la Palabra viva de Dios.

Cosas. Usted, mientras dirige su rebaño en el conocimiento y la experiencia de la verdad, puede obtener la ayuda de muchas cosas de la Biblia que le ayuden a comunicarse efectivamente. Por ejemplo, puede enseñar acerca de la importancia de cada mueble del tabernáculo, demostrando cómo cada uno anticipaba algo mejor y más permanente en el periodo del Nuevo Testamento. También, puede utilizar el libro de Hebreos como guía de estudio, puede considerar la superioridad del sacerdocio eterno de Cristo en relación con el sacerdocio levítico del Antiguo Testamento. Las oraciones de la Biblia, los milagros, casamientos, la familia, las parábolas y las fiestas son algunas de las cosas que puede estudiar y que le ayudarán a guiar a su gente efectivamente hacia una vida espiritual más abundante.

Y, finalmente, su dirección motivará a otros a seguirle en su servicio al Maestro. Pedro dijo de Jesús, el Maestro de maestros, que nos dejó ejemplo para que sigamos sus pisadas (1 Pedro 2:21). Y el deseo de Pablo era llegar a ser semejante a Él (Filipenses 3:10). Hágase el propósito, al enseñar, de estar tan lleno del amor de Jesús que otros se sientan desafiados a consagrar sus vidas al Maestro a quien usted sirve (1 Timoteo 4:15–16).

Alimentando el Rebaño

Nuestra meta en el ministerio cristiano es proveer a nuestros oyentes con las oportunidades de aprender y responder a la verdad de la Palabra de Dios, de manera que puedan crecer espiritualmente y madurar progresivamente en la fe. Como líderes, empleamos ciertas actividades de enseñanza y predicación basadas en la autoridad de la Palabra de Dios a fin de provocar la madurez en nuestros oyentes. Y es esencial que comuniquemos la Palabra de Dios en toda su extensión. Sin embargo, nuestro propósito no es sólo hacer que la gente conozca la Palabra de Dios; sino hacer que ellos, por medio de la enseñanza y la predicación bíblica, lleguen a tener una experiencia con Cristo. Una experiencia que resulta en buenas obras y en una vida piadosa que demuestra crecimiento y madurez espiritual.

Alimentar el rebaño, en términos del ministerio de enseñanza que usted ha recibido, significa presentar los grandes temas de la vida (prácticos y espirituales, relaciones interpersonales, conducta, etc.) a su congregación como una parte regular de la dieta espiritual de ellos. Algunos de estos son: la naturaleza y el origen de la Biblia, las creencias acerca de Dios, Cristo, el Espíritu Santo, el hombre, el pecado, el espíritu del mundo, la función de la iglesia, el juicio, y las últimas cosas. También deberán incluirse experiencias personales de la vida cristiana (por ejemplo, adoración y servicio), la idea de la familia cristiana y cómo establecer y mantener armonía en el hogar. Deberá enseñar, también, sobre la actitud cristiana frente a los problemas sociales y la responsabilidad del cristiano hacia su comunidad y el mundo. Usted deberá tratar de desarrollar el concepto del liderato cristiano. De esta manera, puede notar que el mensaje en la enseñanza cubre una área extensa y toca virtualmente cada aspecto de la vida.

Un método eficaz que podría utilizar para suplir la necesidad que tiene su gente de una dieta espiritual completa, es utilizar el método de investigación bíblica Este consiste en un estudio profundo de una porción de la Escritura. La investigación bíblica puede incluir un examen completo de todo un libro de la Biblia o de un pasaje extenso, de uno o varios capítulos. Note cómo se lleva a cabo cada uno de estos estudios.

Investigación bíblica de un capítulo. Las divisiones de capítulos en la Biblia por lo general agrupan a los versículos bajo un tema. Algunos capítulos contienen todo un tema: Juan 17, la oración pontifical de Jesús; 1 Corintios 13, el amor; 1 Corintios 15, la resurrección de los muertos. Cada uno de estos capítulos provee excelente material para una vista panorámica de la Biblia. Una lista de otros capítulos adecuados para una serie de lecciones incluye: Génesis 3 y 22, Éxodo 12 y 20, Deuteronomio 32, Josué 1, 2 Reyes 5, Salmos 51 y 90, e Isaías 53, todos del Antiguo Testamento. Del Nuevo Testamento: Lucas 15, Juan 11 y 15, Efesios 2; 2 Timoteo 2; 1 Juan ; y Apocalipsis 22.

Algunos capítulos pueden ser agrupados para estudiarlos en conjunto. Los Salmos 22, 23 y 24 forman una trilogía que podría titularse: Salmo 22, el Salvador; Salmo 23, el Pastor; y Salmo 24, el Rey. Mateo 5, 6 y 7 podrían utilizarse como una serie de lecciones sobre “el Sermón del Monte”. Y Apocalipsis 2 y 3 contienen los mensajes de Jesucristo a las siete iglesias de Asia.

A continuación le proveemos de algún material y sugerencias que le ayudarán a preparar y enseñar 1 Corintios 13, el capítulo del amor. Este capítulo posee una organización bastante sencilla y puede ser dividido fácilmente en tres partes. Un bosquejo sencillo del capítulo sería:

1 Corintios 13: El capítulo del amor

I. La grandeza del amor (vv. 1–3)

II. El carácter del amor (vv. 4–7)

III. La permanencia del amor (vv. 8–13).

Incluya en su estudio otros pasajes de la Escritura cuyo tema es el amor, como también ejemplos de la Biblia para ilustrar sus verdades. Debería colocar este estudio en el escenario correcto por medio del estudio del contexto. Puede enseñar el capítulo como una lección o extenderla en tres o más, si dispone de materiales y tiempo.

Debería enfocar el tema central, el amor, con preguntas que surgen de su contenido. Por ejemplo: ¿Qué es amor? ¿Cuáles son sus características? ¿Cómo se manifiesta? ¿Cuál es la relación que tiene con otros dones espirituales’? ¿Cuánto dura? ¿Qué produce? Usted no tendrá por qué preocuparse si trata el tema de esta manera.

Puede tratar de encontrar otras posibles divisiones del capítulo. Para enseñar éste y otros pasajes, necesitará planificar con suficiente anticipación a fin de saber cuántas sesiones necesita para la presentación. Su experiencia en la preparación y la enseñanza de capítulos de la Biblia le ayudarán cuando planifique una serie de lecciones para investigar un libro de la Biblia.

Hemos visto que hay tres secciones claramente definidas en Juan 17, cada una de las cuales permite un desarrollo considerable y extenso. Además hay material abundante para subpuntos debajo de cada una de las principales secciones.

Podemos comprender, a lo largo de este capítulo, el lugar importante que ocupó la oración en la vida del Señor. Podemos obtener fortaleza e inspiración al saber que nuestro Sumo Sacerdote intercede continuamente por nosotros (Hebreos 7:25).

Investigación de un libro de la Biblia. El estudio sistemático de un libro de la Biblia beneficiará y bendecirá a su gente. Quizá nos lleve algunos meses o aun un año para presentar esa serie, dependiendo ésta en la extensión del libro o en qué tan detallado sea el estudio. Debería hacer sus planes mucho antes de la primera sesión de estudio. Existen varios factores que deberá considerar en esta planificación.

El escogimiento de un libro de la Biblia para el estudio cuidadoso debería ser hecho de acuerdo con las necesidades de la clase. Otro asunto que debe recibir consideración es la cantidad de materiales disponibles para el estudio. Un comentario y una concordancia serán de gran ayuda para la preparación de las lecciones.

Reúna tanto material necesario para la lección como le sea posible antes de comenzar las presentaciones. Establezca la meta principal de su investigación o estudio. Decida, al evaluar el material coleccionado durante su estudio, cuántas sesiones necesitará para abarcar todo el material de estudio. Luego, entonces, podrá fijar la fecha para la serie. Anuncie el comienzo de las clases con tres o cuatro semanas de anticipación. Anime a su gente a que lea, como asignación previa a las lecciones, el libro que será estudiado durante la serie (si fuera posible, hágalo en repetidas ocasiones). Esté suficientemente adelantado en su preparación de cada lección de manera que pueda juntar y arreglar el material, preparar audiovisuales y dé tareas a los alumnos según fuera necesario.

Uno de los Evangelios sería una buena elección para la primera investigación bíblica. En su práctica de utilizar bosquejos, logrará tal experiencia que podrá hacer lo mismo al prepararse para enseñar otros libros de la Biblia (y también para predicar). Es una tarea muy importante preparar y enseñar la investigación de un libro de la Biblia; sin embargo, el beneficio que usted y su congregación obtengan del estudio recompensará el esfuerzo.

Encontrará un caudal de material para lecciones (alimento espiritual) para el crecimiento y el desarrollo cristiano en las Epístolas Pastorales. En los siguientes ejercicios, consideraremos las instrucciones que Pablo les dio a sus compañeros de tarea en relación con las responsabilidades que tenían con la enseñanza. Las instrucciones detalladas que él impartió acerca del contenido de ésta, indica lo sublime de la tarea.

Protegiendo el Rebaño

De la misma manera en que el pastor de ovejas cuida del peligro a su rebaño en un medio hostil, así el pastor espiritual confronta serios peligros que pueden destruir la unidad de su rebaño. Son muchos los peligros que pueden dividir un grupo, destruir la fe de otros, y apartar del camino a quienes siguen falsos maestros de hablar suave. Es por eso que usted, como pastor subalterno, ha recibido la responsabilidad de proteger sus ovejas.

Usted dispone de los medios para preparar a su rebaño para vivir íntegramente la experiencia cristiana y para los peligros que enfrentarán: la enseñanza sistemática de la sana doctrina. El propósito de enseñar lecciones doctrinales es instruir a las personas metódicamente en las verdades del evangelio. La meta de la enseñanza teológica es responder a las preguntas más elementales que la gente pueda hacer. La doctrina de Dios, por ejemplo, responde si el mundo es o no amigable, y si la vida tiene propósito y significado. La doctrina del hombre nos dice si el hombre puede o no comprender el significado de la vida y estar unido en compañerismo con Dios y a su servicio. La doctrina de la salvación responde a las preguntas de la gente acerca de cómo la vida puede ser redimida de la frustración y la derrota y ser elevada a sus mayores alturas.

El énfasis principal en las lecciones doctrinales debe ser sobre las verdades reveladas de la Palabra de Dios, pero también, junto con éste, existe la necesidad de la aplicación de la verdad a la vida cristiana. Al dedicarse a la tarea de enseñar lecciones doctrinales, puede hacerlo concentrándose en el estudio de la doctrina en una serie de libros de la Biblia, en un libro de la Biblia, o en una porción de uno de los libros de la Biblia. Por ejemplo, podría estudiar la doctrina de la segunda venida del Señor en 1 y 2 Tesalonicenses; o la doctrina de Cristo en Colosenses; o la doctrina del Espíritu Santo en Romanos 8. La doctrina es presentada directamente en estos pasajes.

Usted debería, al comenzar a estudiar una doctrina bíblica, recoger todas las referencias acerca de esa doctrina en particular. Puede investigar una palabra doctrinal directamente de la Escritura, o utilizando una concordancia si es que la posee. Pero a medida que halla referencias bíblicas, debería definir y comparar cuidadosamente cada una de ellas. Debería también utilizar otros libros como diccionarios de la Biblia o enciclopedias bíblicas, si es que están disponibles. Las referencias doctrinales deben relacionarse al contexto de las Escrituras donde ellas aparecen como también al modelo total de la verdad bíblica.

Una de sus tareas más importantes, entonces, es enseñar la sana doctrina. Esta proporciona el beneficio positivo de ayudar a las personas a conocer el plan de Dios para sus vidas y edificar la fe de ellos. En segundo lugar, la sana doctrina los prepara para los peligros que confrontarán, tanto en la iglesia como en el mundo. Sin embargo, nuestro énfasis no es únicamente defendernos contra los ataques del enemigo mientras esperamos la segunda venida del Señor. Más bien, es respondiendo al mandamiento de Cristo de compartir la fe y obedeciendo a la Gran Comisión que seremos fortalecidos para resistir a los ataques del enemigo.

Hemos de experimentar ataques; las pruebas y tribulaciones vendrán a nuestro paso; y estaremos sujetos a la persecución y a la opresión mientras peleemos la buena batalla de la fe (2 Timoteo 2:3; 3:10–12; 1 Pedro 2:20–25). Estas experiencias son el privilegio de quienes siguen al Señor; pero Él ha dicho triunfante: “Confiad, yo he vencido al mundo” (Juan 16:33).

Aquí, Jesucristo indica ciertos contrastes: En el mundo los discípulos tendrán aflicción, pero en Él ellos disfrutarán paz. Al disponer anticipadamente de estas advertencias, estamos mejor preparados para soportar los ataques externos y reconocer y combatir la rebelión interna, la falsa doctrina, y los intereses egoístas que amenazan la vida de aquellos a quienes ministramos.

En toda nuestra enseñanza, mantengamos con claridad en nuestras mentes, cuáles son nuestras metas cada vez que enseñamos. Nosotros queremos informar, inspirar, animar, corregir y reponer las cargas espirituales de manera que el rebaño esté enteramente preparado para toda buena obra (2 Timoteo 3:17) La enseñanza bíblica tiene siempre como su meta última un cambio real en la vida de las personas.

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