La Preparación del Material

En la última lección consideramos la preparación personal del que ministra. En esta lección consideraremos la preparación del material para la predicación y la enseñanza.

La Biblia es el mensaje de Dios a las personas. Como tal, es la fuente primaria para la predicación y la enseñanza. Al predicar y enseñar, es importante que siga el consejo de Pablo a Timoteo acerca del ministerio de la verdad: “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad” (2 Timoteo 2:15). En esta lección aprenderá acerca de dos aspectos importantes de la interpretación de la Escritura: 1) el uso del contexto, y 2) la importancia del lenguaje literal y figurado. Estos aspectos le ayudarán a preparar sermones y lecciones adecuados y a comunicar eficientemente la verdad de Dios a otros.

La última parte de esta lección ofrece alguna ayuda práctica en cuanto a la recolección y organización de material en una forma sistemática.

USO DEL CONTEXTO

Definición de contexto

El contexto de un pasaje bíblico incluye todo lo que le rodea. Los versículos, párrafos y capítulos antes y después de un versículo forman su contexto inmediato. El contexto extendido consiste de aquella sección de las Escrituras que tiene menor relación con el pasaje y puede incluir párrafos, un capítulo y aun un libro completo de la Biblia. El uso del contexto para interpretar la Escritura le ayudará a preparar lecciones y sermones que son fieles a la verdad bíblica. Los errores en la doctrina y la práctica ocurren cuando un versículo de la Escritura es tomado fuera de contexto y se le da una interpretación equivocada. Los llamados “textos de prueba” son frecuentemente pasajes de la Escritura tomados fuera del contexto, y utilizados para “probar” algo que alguien desea creer. La Biblia advierte que personas ignorantes e inestables pueden proporcionar explicaciones falsas de las Escrituras (2 Pedro 3:16) y anima a quienes ministran a buscar la aprobación de Dios por medio de la enseñanza correcta del mensaje de la verdad de Dios (2 Timoteo 2:15).

El contexto ilustrado

Al igual que una hebra es incapaz de reflejar todos los detalles de un tapiz, un sólo versículo de las Escrituras, no proporciona todo el significado de una verdad. Sin embargo, como el tapiz, el cuadro completo de la verdad queda expuesto cuando todos las hebras de las Escrituras son adecuadamente tejidas. Cuando usted usa el contexto, la Biblia es la mejor intérprete de sus propias verdades. Veamos cómo puede ser utilizado el contexto para interpretar la Escritura.

Lea la “Parábola de la cizaña” en Mateo 13:24–30. Note que cuando la multitud se retiró, Jesucristo explicó la parábola a sus discípulos. Ahora lea el contexto, Mateo 13:36–43, para obtener la interpretación de la parábola que Jesús dio. La mayoría de las parábolas se explican a sí mismas si es que usted presta atención cuidadosa al contexto.

Un relato detallado de la visita de Jesús a Jerusalén para la Fiesta de los Tabernáculos lo encontramos en Juan 7:10–39. El último día de la fiesta, Jesús se levantó y exclamó a gran voz: “El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva” (v. 38). Las palabras hallan su explicación en el contexto: “Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado” (v. 39). La explicación dada por el contexto es la interpretación correcta porque el escritor lo hace directamente en la Escritura.

Palabras definidas por el contexto

El contexto puede ser un excelente recurso para encontrar el significado de palabras. Debemos ser cuidadosos y no permitir que el contexto de una palabra determine su significado e importancia, porque el contexto de una palabra claramente limita su significado y evita ser interpretado en más de un sentido. Marcos 12:18 menciona algo acerca de la creencia de los saduceos: “Entonces vinieron a él los saduceos, que dicen que no hay resurrección . . .” Y Hechos 23:8 amplifica esta información e incluye un párrafo acerca de las creencias de los fariseos.

PREGUNTAS QUE MOTIVAN A PENSAR

¿Cual es el trasfondo?

Usted entenderá mejor lo que significa la Escritura si conoce el trasfondo del escrito o discurso. Prácticamente cada declaración que hizo Jesucristo fue una respuesta a cierta circunstancia. Su enseñanza acerca del nuevo nacimiento fue una respuesta a la necesidad interior de un hombre religioso (Juan 3:1–21). Su discurso acerca del “agua de vida” fue pronunciado junto al pozo de Jacob (Juan 4:1–30). Cuando los discípulos regresaron de la villa samaritana, Jesús fue impelido a enseñarles acerca de la comida y la voluntad de Dios (Juan 4:31–35) y la necesidad de obreros para la siega (Juan 4:36–38). El trasfondo es importante en cada situación para comprender totalmente el significado de la enseñanza.

La enseñanza de Jesús acerca de los objetos perdidos (la oveja, la moneda, un hijo) en Lucas 15:4–32, puede comprenderse mejor cuando conoce las circunstancias que motivaron sus narraciones. Lucas comienza esta enseñanza diciendo: “Se acercaban a Jesús todos los publicanos y pecadores para oírle, y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: Este a los pecadores recibe, y con ellos come. Entonces él les refirió esta parábola” (Lucas 15:1–3). Las actitudes del pastor, la mujer y el padre hacia lo que se había perdido se oponen completamente a la actitud de los fariseos y maestros de la Ley. Sin embargo, el enojo del hermano mayor hacia su hermano perdonado es un ejemplo perfecto de la actitud de los fariseos hacia los pecadores que Jesús perdonó.

Es importante entender las circunstancias bajo las que se escribieron los libros de la Biblia. Por ejemplo, Romanos fue escrito cuando Pablo tenía el deseo intenso de visitar la iglesia de Roma (Romanos 1:8–15). Las cartas a los Corintios fueron escritas en respuesta a lo que le habían dicho a Pablo y lo que le habían escrito en cuanto a las necesidades y problemas de la iglesia de Corinto (1 Corintios 1:11; 7:1, 25; 8:1; 12:1).

Las palabras o frases en el texto de un libro sugieren algunas veces una división mayor o un cambio de circunstancias. Por ejemplo, Jesús comenzó en Cesarea de Filipo una nueva etapa de su ministerio en relación con sus discípulos (Mateo 16:21). ¿Qué precipitó este gran cambio en sus enseñanzas? La respuesta la hallamos en el contexto (Mateo 16:13–20), cuando Simón Pedro declaró: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.” Quizá recuerde que Jesucristo había pasado la mitad de su ministerio explicándoles a sus discípulos que Él era el Mesías. Cuando esa verdad fue comprendida, Él comenzó a enseñarles inmediatamente que el Mesías debía sufrir, morir y resucitar. Cuando vemos estos cambios de eventos podemos comprender el énfasis hecho en su muerte, según aparece en los siguientes capítulos de Mateo.

Algunas veces las divisiones de un libro pueden ser percibidas en la repetición de frases o palabras. Por ejemplo, observe 1 Corintios 7:1; 7:25; 8:1; 12:1. Dos de los mayores cambios del ministerio que acontecen en el libro de los Hechos aparecen en los capítulos 8:1 y 13:46.

Ciertas palabras o frases repetidas proporcionan significado a los pasajes que usted lee. Una de las repeticiones frecuentes del evangelio de Mateo, es la frase: “Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta.” Esta frase es repetida en Mateo 1:22; 2:15; 2:17; 2:23; etc.

Hágase preguntas acerca del trasfondo de las Escrituras que usted estudia. Algunas de las preguntas podrían ser: ¿Cuáles son las circunstancias? ¿Cuál fue el motivo para que eso ocurriese o fuese dicho? ¿Por qué son repetidas esas palabras? ¿A quiénes están dirigidas o fueron escritas y por qué? Trate de encontrar respuestas en el contexto. Ellas enriquecerán su comprensión acerca del pasaje y le proporcionarán ejemplos e ilustraciones para utilizar en la predicación y la enseñanza.

¿Quién es el que habla?

“Maldice a Dios, y muérete” (Job 2:9). Si le parece que estas palabras tomadas de la Biblia son extrañas es porque no sabe quién y bajo qué circunstancias fueron dichas. La esposa de Job hizo esta declaración cuando vio la terrible condición de su esposo luego de perderlo todo excepto su vida. Este conocimiento le ayudará a interpretar correctamente la declaración si conoce quién es el que habla y bajo qué circunstancias. Es importante identificar si el interlocutor es bueno o malo porque ambos aparecen en la Escritura. Las palabras del diablo (Génesis 3:1–5; Mateo 4:1–11, etc.), al igual que las palabras de hombres malvados como el rey Nabucodonosor (Daniel 4:28–30) y Amán (Ester 3:8–9), están en la Biblia. Obviamente, usted hará diferencia entre las palabras de las personas malvadas y aquellas que fueron piadosas. Toda la Escritura es inspirada por Dios, pero no todas las personas que hablan en la Biblia fueron incluidas para ser nuestros ejemplos. Por lo tanto es importante conocer quién es el que habla.

Además, cuando usted lee los Salmos o los profetas, fíjese en cuanto a si un hombre o Dios está hablando. Por ejemplo, en el Salmo 91, el autor habla en versos 1–13 mientras Dios habla en versos 14–16. Otra vez, en Habacuc 1 y 2, el diálogo va de acá para allá del profeta y Dios. Es vital que usted note quién es el que habla mientras estudia un pasaje.

Algunas veces las palabras pronunciadas cobrarán mayor significado al conocer usted las circunstancias y la persona que habla. Por ejemplo, la defensa de Pedro por predicar el evangelio a los gentiles (Hechos 11:1–18) cobra mayor significado cuando usted comprende cuán duramente se había opuesto a la visión que Dios le había mostrado (Hechos 10:8–21) antes de ir a predicar a los gentiles en la casa de Cornelio. Las palabras de Pablo concernientes a su fidelidad a la visión que Dios le había dado (Hechos 26:19) son más impresionantes cuando usted comprende cuánto sufrió para ser obediente a esa visión (2 Corintios 11:22–30). Cuando escribió a la iglesia de Filipo diciéndole que había aprendido a contentarse en cualquier circunstancia que enfrentara (Filipenses 4:12–13), él escribía desde una prisión (Filipenses 1:12–14). Es importante conocer el carácter de la persona que habla cuando usted lee. El contexto clarificará esto y dará vida y poder a su predicación.

LENGUAJE LITERAL Y FIGURADO

Explicación

El lenguaje literal es el uso natural, normal, ordinario de palabras y frases. Por regla general, usted puede tomar las palabras de la Biblia como aparecen, en su sentido primario y literal. Sólo cuando el lenguaje no es obviamente literal es que debe buscarle su sentido figurado. No existe razón alguna para dudar que el Edén, Adán y Eva, Noé, Jonás, la nación de Israel, la iglesia o la nueva Jerusalén son personas, lugares y cosas literales. El lenguaje literal de la Escritura no es difícil de entender.

El lenguaje figurado es la representación de algo en términos generalmente usados para explicar otra cosa. En la Biblia Dios es presentado como una roca, una fortaleza y un escudo. Israel es representado como una viña; un buen hombre como un árbol saludable junto a un río; y el diablo como un león rugiente que merodea para atrapar su presa. El lenguaje figurado es usado en todas las culturas como medio de comunicación que añade entendimiento. La Biblia utiliza para su enseñanza símbolos extraídos de la vida cotidiana en el hogar y la campiña. Eso permite relacionar la Palabra con los intereses humanos. De esta forma, la verdad de la Biblia causa una impresión en la mente y es fácilmente recordada.

Las figuras retóricas están presentes a lo largo de toda la Biblia y no siempre es fácil detectarlas y comprenderlas ¿Cómo puede asegurar que un pasaje es figurado o literal? A continuación una regla sencilla: La Escritura debe ser tomada literalmente toda vez que sea posible; es lenguaje figurado si no puede ser aceptado como literal. El contexto y el sentido común le ayudarán a decidir si un pasaje dado es literal o figurado. Aun el lenguaje figurado apunta a una verdad literal. Para comprender el lenguaje figurado deberíamos examinar la forma en que es usado en la Biblia y estudiar cuidadosamente el trasfondo del Antiguo y Nuevo Testamentos. Únicamente haciendo así entenderemos las figuras del lenguaje.

Una de las figuras más comunes del lenguaje es el símil. Los símiles son comparaciones expresadas de dos cosas o ideas diferentes en lo cual se dice que algo es “semejante a” o “como” algo. Véase, para ejemplos, Salmo 103:13–16 y Proverbios 26:14.

Ilustración

Nicodemo quedó sorprendido cuando Jesús le dijo que un hombre debía nacer de nuevo para ver el reino de Dios (Juan 3:1–8). Su respuesta fue: “¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?” (v. 4). Jesús estaba usando el lenguaje figurado; Nicodemo lo tomaba literalmente. Algo similar ocurrió con la mujer samaritana: ella pensó que Jesús se refería al agua del pozo de Jacob cuando Él hacía alusión al agua que daba vida espiritual (Juan 4:7–15).

Algunas veces la gente crea problemas al tomar literalmente algunas expresiones figuradas. Cuando Jesús se refirió a su carne como el pan, la multitud comenzó a contender entre sí (Juan 6:4852). “¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?” (v. 52). Entonces Jesús se refirió a su carne como la comida y a su sangre como la bebida. Al oír estas palabras, muchos de sus discípulos dejaron de seguirlo porque decían que era difícil de entenderlas (Juan 6:60–66). El sentido común le dirá a usted (aun cuando el contexto no lo haga) que Jesús no los alimentaría literalmente con su carne ni les daría a beber su sangre. Pedro así lo entendió. Cuando la multitud se retiró, él expresó su confianza de que las palabras de Jesús daban vida eterna (Juan 6:66–69). Aún hoy entre algunos creyentes existe un malentendido acerca de este asunto. Algunos creen literalmente que el pan y el vino de la comunión se trasforman literalmente en la sangre y el cuerpo del Señor Jesús.

Al utilizar el lenguaje figurado, Jesucristo aprovechó los eventos reales para enseñar verdades espirituales en diversas ocasiones: el día de fiesta y los ríos de agua viva (Juan 7:37–39), la sanidad del hombre ciego (Juan 9:1–41), la muerte de Lázaro (Juan 11:1–27), y cuando lavó los pies de sus discípulos (Juan 13:1–17). Al leer estos pasajes, ¿separa fácilmente los acontecimientos literales del lenguaje figurado?

RECOLECCIÓN Y ORGANIZACIÓN DEL MATERIAL

Cómo comenzar un “huerto de sermones”

El material para la predicación y la enseñanza debe ser reunido, archivado en orden y guardado para utilizarlo cuando fuere necesario. Tal como sucede con los ingredientes que deben ser reunidos para preparar una comida, de la misma manera debe recolectarse el material para preparar sermones y lecciones. Es igualmente importante encontrar rápidamente el material cuando usted lo necesita. Por eso, es necesario contar con un sistema de archivo.

Usted puede idear un sistema simple con algunas carpetas en su computadora. Un modo de hacer este es crear una carpeta titulada “Sermones” en su disco duro. Varias subcarpetas pueden ser creadas dentro de su carpeta de “Sermones” tales como: ilustraciones, ideas de sermón, bosquejos de sermón, sermones completado, etc. Cada sermón completo debería ser un archivo separado con su propio nombre, con cuidado, ubicado en una carpeta apropiada. Cada documento de sermón debería incluir un título, la fecha y el lugar donde usted lo predicó. Esto será muy provechoso por si usted alguna vez se sienta inclinado a predicarlo otra vez más adelante. ¡Esto también ayudará a evitar el error de predicar el sermón dos veces en el mismo lugar!

Idea: Aunque usted no deseara predicar de un manuscrito, es una idea excelente escribir su sermón palabra por palabra, sobre todo cuando usted es un predicador menos experimentado. De esta forma, usted se obliga a estudiar detenidamente lo que usted va a decir y a pulir sus pensamientos.

Si usted no tiene una computadora, un archivo portátil o gabinete de archivo pequeño también ayudará para almacenar ideas de sermón y mensajes completados. Algunos predicadores guardan sus sermones terminados en tres o cuatro carpetas de anillos en alguna manera organizada, tal como por fecha, tema, serie, etc. Nunca arroje un sermón o enseñanza que usted ha preparado. Incluso si usted no está satisfecho con éste hoy, usted puede encontrar algún material y usarlo de nuevo en otra fecha.

La mayoría de los sermones “crecen” de semillas de pensamientos o porciones bíblicas que parecieran ser muy significativos en determinado momento. Esas ideas, reunidas durante la lectura, la observación, la experiencia, la necesidad y otras circunstancias, deberían ser guardadas y desarrolladas en sermones.

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