Las Iglesias Enseñan la Verdad


A través de las edades, grandes pensadores han andado tras la búsqueda de la verdad. Mas han fracasado en su intento porque no la han buscado en el lugar correcto. Jesús dijo en su oración a Dios el Padre: “Tu palabra es verdad” (Juan 17:17).

La Biblia es un libro maravilloso, un volumen de 66 libros que fueron escritos en un período de 1600 años. La versión Reina-Valera 1960 de la Biblia contiene 1160 páginas en algunas ediciones, lo cual significa muchas horas de lectura.

Las iglesias están encargadas de la tarea de enseñar las grandes verdades de este gran libro. Se ha escrito más acerca de la Biblia que sobre cualquier otro libro. Aparentemente es interminable. Sus verdades son inagotables no pueden ser usadas o consumidas totalmente.

Usted descubrirá oro, plata y piedras preciosas en la mina de las Escrituras al internarse en el estudio de la Biblia por el resto de su vida. ¡Contiene tesoros valiosos que valen la pena ser descubiertos!

La Enseñanza: Un Don de Ministerio

En la lección 2 usted estudió nueve dones del Espíritu Santo. Además de los dones del Espíritu Santo, Dios ha dado dones de ministerio para la edificación de su iglesia. “Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros” (1 Corintios 12:28).

Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo (Efesios 4:11-12).

En 1 Corintios 12, el ministerio de la enseñanza se clasifica como muy importante. Al enumerar Pablo los dones de ministerio, coloca el trabajo del maestro en tercer lugar. Algunos eruditos de la Biblia combinan en un mismo nivel los dones de pastor y maestro.

María y Timoteo disfrutan de las clases bíblicas para jóvenes adultos. El maestro de ellos, Andrés, expone clases bien preparadas y estimula a todos a participar activamente en las animadas discusiones.

Timoteo le pregunta: “¿Cuál es la diferencia entre el ministerio de un pastor y el de un
maestro?”

“¿Qué piensas tú?”, pregunta Andrés.

Timoteo refl exiona y contesta: “Aparentemente existe una gran relación. Tanto el pastor como el maestro deben estudiar la Biblia y prepararse en oración para lo que han de presentar. Tal vez la diferencia principal radique en la manera de la presentación.”

“Sí”, dice Andrés. “Quizá deberíamos explicarlo de esta manera. Todos los pastores también deben ser maestros. Deben estudiar mucho y estar capacitados para enseñar, instruir a otros e inspirarlos por medio de sus sermones. Sin embargo, no todos los maestros son pastores. Como puedes ver, yo soy maestro, pero no soy pastor. No predico públicamente ni tengo bajo mi responsabilidad a una iglesia. Tanto los pastores como los maestros cumplen funciones particulares o ministerios dentro de la iglesia.”

Usted ha aprendido en la lección 3 que el predicar consiste en proclamar un mensaje para persuadir a los oyentes a que respondan por medio del arrepentimiento y la dedicación. La enseñanza consiste en explicar la verdad con el propósito de informar a la gente y ayudarles a crecer espiritualmente.

Cristo ha establecido maestros en la iglesia. Una persona que posee el don de la enseñanza necesita desarrollarlo. Un buen maestro, al igual que un hábil violinista, no nace sabiendo. Los maestros deben recibir entrenamiento y estudiar si desean conocer bien sus materias. Pesa sobre sus hombros la gran responsabilidad de enseñar la Palabra de Dios a personas, que, a su vez, enseñarán y capacitarán a otros. Este es el motivo por el cual el apóstol Pablo estimuló a Timoteo.

Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros (2 Timoteo 2:2).

Ya anteriormente había escrito: “Del cual [Dios] yo fui constituido predicador, apóstol y maestro” (2 Timoteo 1:11). El coloca aquí juntos sus oficios de apóstol y maestro. Pablo el apóstol llegó a ser un maestro de maestros.

Las Escuelas de la Iglesia

María y Timoteo representan a millones de creyentes que participan en escuelas de la iglesia. Esas reuniones que se celebran en domingos generalmente se conocen como escuelas dominicales.

La primera escuela dominical se realizó en Inglaterra en 1780. Un buen hombre, Robert Raikes, notó la conducta desordenada de los niños durante los domingos, cuando no trabajaban en las fábricas. Invitó a algunos a que asistieran a una escuela, donde varias damas estaban preparadas para enseñar a los niños tanto a leer como también las doctrinas de la iglesia. ¡En cierta ocasión animó a los pobres y hambrientos niños a que asistieran ofreciéndoles papas cocidas!

Su trabajo entre los niños tuvo tanto éxito que el distrito donde trabajó fue descrito como ¡un “pedazo de cielo en día domingo”! La idea de la escuela dominical fue difundida rápidamente a otras partes del mundo. Estas escuelas cumplen una función importante en la obediencia al mandamiento de Cristo de ir por todo el mundo para hacer discípulos y enseñar a las personas a que obedezcan al Señor.

Aunque la escuela dominical comenzó con niños, todas las edades necesitan esta instrucción. Algunas iglesias desarrollan actividades y clases para cada edad y tipo de estudiantes. Su lema es: “La escuela dominical es para todos: hasta los 100 años de edad.” ¡Y algunas veces asisten personas de más de 100 años de edad!

Algunas iglesias prefieren hoy utilizar el término general escuela de la iglesia porque las clases pueden celebrarse durante otro día en vez de los domingos, por ejemplo, el sábado o días de la semana por la noche.

Las instalaciones de la escuela de la iglesia pueden contar con un edificio completo para ese fin específico. Cada clase posee su lugar de reunión con materiales de enseñanza adecuados para ese propósito. Otras escuelas de enseñanza de la iglesia poseen poco o nada equipo. Los estudiantes pueden sentarse bajo la sombra de los árboles u otra protección. Quizá ni tengan literatura. ¡Pero algunos maestros son capaces de hacer maravillas con muy poco! Cualesquiera que sean los recursos o las instalaciones, los maestros deben poseer un mensaje y estar capacitados para enseñarlo.

La escuela bíblica de vacaciones (EBV), una rama de ministerio de escuelas de la iglesia, se lleva a cabo por una o dos semanas durante las vacaciones de la escuela. La EBV puede celebrarse en una casa del vecindario, en otro edificio o en un campamento.

Algunas iglesias han establecido escuelas cristianas y ofrecen educación primaria y secundaria. Otras ofrecen clases para los adultos que desean aprender a leer. Estas clases utilizan la Biblia como uno de los libros de texto.

Cualquiera que sea el caso, la función principal de las escuelas de la iglesia consiste en proveer educación cristiana para todos. La predicación pública de la Palabra de Dios no basta. Nuestros niños y jóvenes especialmente necesitan la enseñanza de la Biblia. Una escuela sólida de la iglesia fortalecerá a la iglesia local.

Las Clases de Estudio Bíblico

Las clases de estudio bíblico están muy relacionadas con las escuelas de la iglesia. A estas clases, que tienen como propósito estudiar seriamente las Escrituras, generalmente concurren los adultos. Estas no se dividen por edades, como las escuelas de la iglesia, pero los estudios pueden dividirse en grupos para varones, mujeres y jóvenes. Las iglesias grandes dividen grupos de estudio de manera que la gente pueda tomar clases que responden a su necesidad o interés particular.

Muchas iglesias celebran una reunión a mediados de semana que incluye momentos de oración y un período de estudio de la Biblia. Los pastores o líderes laicos enseñan estas clases. En las sesiones se puede estudiar un tema de la Biblia, por ejemplo, la salvación; o la clase puede escoger el estudio de la vida de una persona, como Moisés o David. Los estudios pueden también enfocarse en una sección o pasaje de la Biblia como las Bienaventuranzas o la Epístola de Santiago.

Los estudios bíblicos interesantes enseñados bajo la unción del Espíritu Santo pueden ser de bendición a todos. Pablo escribió: “La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros” (Colosenses 3:16). Después del día de Pentecostés los apóstoles enseñaron a los creyentes las doctrinas de la fe (Hechos 2:42), y con el correr de los años, se hizo mucho hincapié en la enseñanza (Hechos 19:9-10; 20:20).

Una iglesia profundamente arraigada en la Palabra de Dios es una iglesia fuerte. No será fácilmente arrastrada por doctrinas extrañas. A medida que maduremos espiritualmente, será menor el riesgo de ser “llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres” (Efesios 4:14).

Los estudios bíblicos realizados en las casas de los creyentes han sido muy fructíferos. Se llevan a cabo durante la semana en un tiempo y lugar convenientes, y para un grupo de quizá diez o veinte personas. Esta forma de estudio y participación tiene la ventaja de aplicar más la enseñanza de la Palabra de Dios a la vida de los que asisten. Las personas se sienten con más libertad de compartir las verdades y experiencias con los demás en una atmósfera hogareña.

Bajo este sistema de estudio en las casas los maestros mismos asisten a clases con anticipación. Además de recibir esta ayuda adicional, los maestros deben dedicar más tiempo a la oración y a prepararse antes de compartir la clase con otros.

Los cursos por correspondencia, como los que ofrece Global University-ICI, son utilizados con eficacia por muchos grupos. La ventaja de compartir una serie de lecciones con otros hace que éstas sean más interesantes. Los certificados se otorgan a quienes completan el curso satisfactoriamente.

Los estudios bíblicos pueden también celebrarse en campamentos o retiros. Al alejarse la gente de sus hogares y de la rutina de sus empleos pueden dedicar más tiempo a meditar en la Palabra de Dios. Los estudios bíblicos buenos y bien preparados producen frutos abundantes. Cuando se combinan con momentos de oración y espera en Dios, ¡producen aún más fruto!

Clase de Instrucción para Lideres Laicos

Es un anochecer agradable de primavera y María y Timoteo regresan caminando de la iglesia a sus casas.

—Timoteo, ¿qué sabes de esas clases para líderes laicos que comenzarán mañana por la noche? ¿Quiénes son los líderes laicos? ¿Tú asistirás? —pregunta María.

—No —contesta Timoteo—. En cuanto a la otra pregunta: los líderes laicos son personas que tienen empleos seculares, pero también trabajan en la iglesia. Tienen oficios como pastores, diáconos, líderes de grupos y maestros de escuela dominical. Allen es uno de ellos.

—¿Allen es un qué? —preguntó Allen, quien los alcanzó y siguió caminando con ellos.

—¡No te gustaría saber! —se rió Timoteo por la broma—. Pero seriamente, Allen, estábamos hablando de ti como líder laico y acerca de las clases que comenzarán mañana. Tú irás, ¿verdad?

—Sí, ¡por supuesto! —contesta Allen—. ¡Necesito mucha instrucción, toda la que pueda
obtener! El ser líder en la obra del Señor representa una gran responsabilidad. Puedes asistir a las clases si lo deseas, Timoteo. Necesitamos preparar a tantos líderes como sea posible para el futuro. Nuestro pastor y sus ayudantes no pueden atenderlo todo, particularmente con el ritmo de crecimiento de la iglesia. Debemos ayudarlos para que puedan dedicar más tiempo al ministerio espiritual. Todo el pueblo de Dios debe estar preparado para el servicio cristiano.

En 1 Timoteo 3:1-7 se proporciona una lista de requisitos para todos los líderes de la iglesia. Deben ser maduros en la fe, irreprensibles y vivir dignamente. En las clases de instrucción para líderes laicos se incluyen estudios de la Biblia, así como también ayuda práctica para suplir las necesidades de las personas, y asuntos de la iglesia. Es importante que todas las personas llamadas por Dios a los ministerios laicos sean preparadas para estas responsabilidades.

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