Las Iglesias Bautizan a los Creyentes


Hace años, algunos cristianos chinos discutían en su país puntos de vista acerca del bautismo en agua. Un líder laico lo expresó de esta manera: “Algunos grupos creen en ‘mucha agua’, otros creen en ‘poca agua’, y el resto en ‘nada de agua’.”

El orador quería decir que quienes conformaban el grupo de “nada de agua” no practicaban ninguna forma de ceremonia de bautismo. Para ellos no era importante.

El grupo de “poca agua” representaba las iglesias que practicaban el bautismo sólo rociando agua como símbolo del bautismo en agua. La mayoría de esas iglesias utilizan rituales muy elaborados e impresionantes.

Los grupos de “mucha agua” practican el bautismo por inmersión y sumergen a los candidatos en agua. Las iglesias pentecostales o del evangelio completo se catalogan dentro de este grupo. Sin embargo, la persona deberá comprender, antes de ser bautizada, el significado del bautismo y la razón por la cual se reconoce como una ordenanza de la iglesia.

El Bautismo: Una Ilustración

María todavía no ha sido bautizada en agua, aunque ha visto a otros que han sido bautizados. Timoteo, quien ya ha dado este paso, la anima para que ella haga lo mismo.

—No entiendo por qué deben sumergirnos en el agua. No quisiera que la gente me viera, al ser levantada, ¡con el cabello todo mojado!

—Ellos no lo notarán —le animó Timoteo—. ¿No te has fijado cómo las personas irradian alegría después de ser bautizadas? Se debe a que se han identificado con el Señor Jesús. Todos los cristianos se regocijan con ellos.

—Yo deseo obedecer al Señor —acepta finalmente María—. Pero todavía no lo entiendo completamente.

—Lo entenderás después que asistamos a la clase para candidatos al bautismo —le aseguró Timoteo—. ¡Y tú también desearás bautizarte!

El Señor instituyó dos ordenanzas: el bautismo en agua y la Cena del Señor, las cuales ilustran grandes verdades de la Biblia en forma visual. Una ordenanza es una regla establecida o un decreto autoritativo. Las ordenanzas de la iglesia están basadas en la autoridad de la Palabra de Dios. En esta lección estudiaremos la primera de estas ordenanzas: el bautismo en agua.

El bautismo en agua nos proporciona un cuadro doble. El primero es el de Cristo al morir en nuestro lugar

Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras (1 Corintios 15:3-4).

El creyente, al ser sumergido en el agua, representa a Cristo al morir por nuestros pecados. Al estar momentáneamente bajo el agua ilustra la sepultura de Cristo. Luego, el ser levantado fuera del agua señala a la resurrección de Cristo para vida. Pablo escribe:

El cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación (Romanos 4:25).

El bautismo es también una ilustración de nuestra liberación del pecado, de unión con Cristo. El creyente bautizado en agua ilustra las siguientes verdades respecto a él mismo:

1. Es “crucificado juntamente con” Cristo (Romanos 6:6). Gálatas 2:20 también se refiere a la vieja naturaleza como crucificada con Cristo.

2. Es “sepultado con” Cristo (Colosenses 2:12). Al ser bautizado concurre, en un sentido espiritual, ¡a su propio funeral! El antiguo yo debe morir y ser sepultado.

3. Es “resucitado con” Cristo (Colosenses 2:12). Jesús dijo: “Porque yo vivo, vosotros también viviréis” (Juan 14:19).

4. Ahora tiene “vida nueva” (Romanos 6:4). Como el apóstol Pablo, puede decir: “No vivo yo, mas vive Cristo en mí” (Gálatas 2:20).

Su Propósito

Probablemente el bautismo cristiano se originó en una costumbre observada por los judíos desde antes del tiempo de Cristo. Cuando un gentil (alguien que no era judío) decidía seguir al verdadero Dios, era bautizado. El convertido permanecía en pie en el agua mientras un rabí le leía un pasaje de la ley de Moisés. Entonces el convertido era sumergido en el agua en señal de su limpieza de la antigua vida pagana. El salir del agua simbolizaba su nueva vida como participante del pueblo escogido de Dios. Así “demostraba” su decisión de servir al Señor.

Hoy con el bautismo en agua el creyente da testimonio público de que ha aceptado a Cristo y decide seguirle en la comunión de una iglesia local.

El líder de una iglesia, por ejemplo, el pastor, lleva a cabo la ceremonia del bautismo. E bautismo en agua es una experiencia de una vez en la vida. Sin embargo, la persona que fue bautizada cuando aún no se había convertido a Cristo, quizá desee ser bautizada nuevamente. Deseará que su bautismo sea significativo y no un ritual vacío.

Entonces, en una terminología sencilla, el bautismo es una señal externa de una confianza interior en Cristo. Es la confesión pública de discipulado cristiano en obediencia al mandamiento de Jesús de hacer discípulos “bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo” (Mateo 28:19).

La Biblia no dice dónde deben llevarse a cabo los servicios de bautismo. Recordamos algunos servicios desacostumbrados, como el que ocurrió en una playa. Para celebrar la ceremonia solicitamos permiso especial de las autoridades. Los soldados portaban sus armas con las bayonetas caladas al vigilar cómo el pastor local y yo bautizábamos a los convertidos. Ellos miraban con curiosidad a los candidatos al bautismo al ser sumergidos bajo las olas y levantados nuevamente mientras la gente entonaba alegres cánticos.

“¿Qué clase de ceremonia es ésta?” preguntaban ellos.

De esa manera el camino quedaba abierto para que los creyentes testificaran de su salvación y de los motivos que tenían para seguir al Señor por medio del bautismo. El significado espiritual del bautismo y nuestra confesión de Cristo son de gran importancia, no importa cuáles sean las circunstancias, sí éste es realizado en el bautisterio de una iglesia o en la corriente de un río.

Sus Formas

El Bautismo de Juan

En un área desierta junto al río Jordán, un profeta que se llamaba Juan el Bautista predicaba el arrepentimiento (Lucas 3:1-5).

El iba “predicando el bautismo del arrepentimiento para perdón de pecados”.

Mucha gente, incluyendo recaudadores de impuestos y soldados, respondieron a su predicación. El bautismo de Juan llegó a ser conocido como el bautismo de arrepentimiento (Hechos 19:4).

Entonces cierto día llegó Jesús y El también pidió ser bautizado. Juan se opuso porque sabía quién era Jesús. ¡Era el Hijo de Dios! No tenía pecado y no necesitaba arrepentirse ni ser bautizado. Pero Jesús le dijo a Juan que al bautizarse cumpliría con lo que Dios requería y, entonces, Juan accedió a bautizarlo (Mateo 3:13-15).

Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él. Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia (Mateo 3:16-17).

De esta manera Jesús se identificó con el hombre pecador, dándonos ejemplo a todos nosotros.

El Bautismo en la Iglesia Primitiva

El bautismo de Juan tenía el propósito especial de preparar a la gente para recibir a su Mesías (Mateo 3:1-6). Este era una señal de confesión y de abandono de sus pecados. El bautismo cobró nuevo significado después de la muerte de Cristo. Ahora, debido a que sus pecados habían sido lavados por la sangre derramada de Jesús, los creyentes eran bautizados para identificarse a sí mismos con la obra redentora de Cristo. (Véase Hechos 22:16; 1 Juan 1:7.) Sin embargo, ¡el bautismo en agua en sí mismo nunca puede limpiar pecados!.

En la gran comisión (Mateo 28:19-20) claramente Jesús ordena hacer discípulos. Dijo a sus seguidores que lo hicieran 1) yendo a todas las personas de todo lugar, 2) bautizándolas, y 3) enseñándoles.

Los líderes de la iglesia primitiva bautizaron a los convertidos en obediencia al mandamiento de Cristo. Leemos que 3000 fueron bautizados el día de Pentecostés (Hechos 2:41). Felipe el evangelista bautizó al oficial etíope cuando creyó en Jesucristo (Hechos 8:36-38). Ananías, un laico, bautizó a Saulo quien más tarde llegó a ser el apóstol Pablo (Hechos 9:18). Cornelio, capitán de la compañía “la italiana”, fue bautizado en agua junto con su familia y amigos después que el Espíritu Santo había sido derramado sobre ellos (Hechos 10:24-48).

Durante el primer trabajo misionero de Pablo en Europa, Lidia y su casa fueron bautizados (Hechos 16:15). Más tarde el carcelero romano y su familia lo fueron también (Hechos 16:32- 34). Después un líder de la sinagoga de Corinto, Crispo, creyó con su familia en Cristo y fueron bautizados junto con otros (Hechos 18:8).

De todos estos bautismos aprendemos que el volverse del pecado (arrepentimiento) y creer en Jesucristo como Salvador son requisitos indispensables de la ordenanza. También aprendemos que el bautismo en agua es diferente de la conversión y del bautismo con el Espíritu Santo.

Las Formas de Bautismo Varían Hoy

La mayoría de las iglesias pentecostales a través del mundo creen que la inmersión (sumergir completamente al candidato en el agua) está de acuerdo con la enseñanza y práctica del Nuevo Testamento. La tradición, en algunas iglesias (quizá por la falta de agua de hace mucho tiempo), cambió el bautismo de inmersión por el de afusión o rociamiento. Esta forma de bautismo, sin embargo, no proporciona una idea tan clara de la ilustración de Cristo quien murió, fue sepultado y resucitó.

Algunos grupos que creen en la inmersión, también creen que deben ser “bautizados en el nombre de Jesús”, porque esta frase se usa en Hechos 2:38 y Hechos 19:5. Probablemente ésta fue utilizada para distinguir el bautismo cristiano del de Juan, pero la mayoría de las iglesias evangélicas no han tratado de establecer una doctrina sobre este asunto. El mandamiento de Cristo mismo no deja dudas: “Bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo” (Mateo 28:19).

Otro grupo bautiza tres veces: una vez en el nombre del Padre, la segunda en el nombre del Hijo, y la tercera en el nombre del Espíritu Santo. Ellos proceden así para honrar a las personas de la Trinidad (el Dios trino), pero no creemos que sea necesario. El acto del bautismo se ha de realizar sólo una vez, de la misma manera en que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son uno.

La tradición también introdujo el bautismo de infantes; es decir, esparcir agua sobre el bebé para que, en caso de muerte, se fuera al cielo. Pero un bebé no ha pecado ni tampoco distingue lo bueno de lo malo; no necesita arrepentimiento. Muchos creyentes prefieren dedicar a sus hijos al Señor en lugar de bautizarlos. Estudiaremos acerca de este tema en la lección 8.

Si usted no ha sido bautizado en agua, esperamos que esta lección le haya ayudado a comprender qué enseña la Biblia acerca del bautismo. ¡El Señor le bendecirá grandemente cuando usted sea bautizado en obediencia a El!

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