Las Iglesias Proveen Compañerismo


Poco antes del servicio de Santa Cena, el domingo por la mañana, cinco personas que serán recibidas como miembros de la iglesia están de pie ante el pastor y un grupo de diáconos. Uno de los nuevos feligreses es un comerciante chino y el otro es una señorita que trabaja como camarera en la casa de una familia adinerada. Los otros son un anciano, un muchacho adolescente y una empleada de una fábrica. Impresionado por la variedad de antecedentes allí representados, el pastor dijo: “Hoy, al ser recibidos como miembros de la iglesia, cinco diferentes personas recibirán la mano derecha del
compañerismo. Aunque son diferentes en raza, posición social y edad, por medio de la salvación en Cristo forman parte de un cuerpo. Como dijo el apóstol: ‘Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque vosotros sois uno en Cristo Jesús’ (Gálatas 3:28). ¡Hoy ustedes constatan esta verdad!”

Dios ha designado la comunión para que podamos ser de ayuda, fortaleza y alegría unos para con otros. Esta es una de las funciones importantes de la iglesia local.

La Comunión en la Iglesia Local

Razones para la Comunión

¡Algo hermoso ha ocurrido! Durante una semana de reuniones especiales, tanto Timoteo como María recibieron el bautismo en el Espíritu Santo. Esta experiencia les despertó el deseo de compartir las buenas nuevas con todos. Los padres de María, quienes anteriormente no habían mostrado interés en el evangelio, fueron impresionados por el cambio de ella. Aunque no deseaban visitar la iglesia, aceptaron una invitación para asistir a un día de campo organizado por la iglesia.

Hubo abundante comida para todos y se organizaron juegos. Todos parecían tener verdadero interés por los demás e incluyeron amablemente a los padres de María en todas las actividades. El hermano menor de María disfrutó especialmente de las carreras. Cuando escuchó a los demás conversar acerca de lo que hacían en la escuela dominical, decidió asistir también.

Después de esta actividad, toda la familia concurrió a una reunión y los tres se convirtieron a Cristo. Fue el compañerismo cristiano lo que primero les atrajo a la iglesia y finalmente los condujo a escuchar y a responder al mensaje de salvación.

La iglesia primitiva proveyó la atmósfera para suplir esta necesidad básica de comunión. Después de la predicación de Pedro durante el día de Pentecostés, muchos creyeron y fueron bautizados. Aproximadamente 3000 personas fueron agregadas a la iglesia ese día. Ellos “perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones” (Hechos 2:42).

Hemos preparado el siguiente bosquejo descriptivo basado en el ejemplo que nos dejó la iglesia primitiva:

1. Los creyentes tomaron tiempo para aprender de los apóstoles. Con tantas personas salvas, difícilmente cada uno hubiese obtenido instrucción privada. Quizá asistieron a clases similares a las de nuestra escuela de la iglesia. Cuando estudiamos juntos la Palabra de Dios, no solamente aprendemos sino también desarrollamos unidad al compartir las verdades maravillosas que nuestro Padre celestial nos revela.

2. Todos los creyentes participaron en la comunión. En el mundo actual las personas aun necesitan la comunión de una iglesia local. El evangelio predicado por la radio o los cultos televisados no sustituyen la afiliación con una iglesia local. Puede resultar muy difícil para los recién convertidos desarrollar su vida cristiana por ellos mismos. Necesitan la fuerza y el ejemplo de la experiencia de creyentes maduros; y los creyentes ya maduros necesitan el ejemplo de su celo y entusiasmo. De esta forma toda la iglesia es fortalecida.

3. Ellos compartieron juntos el pan. La comida es una parte esencial de la vida, y el comer juntos es muy importante en la comunión de la iglesia. Cuando usted invita a una persona a comer con usted le da una señal de amistad. Las comidas de compañerismo juegan un papel importante en la vida de la iglesia.

4. La iglesia primitiva hizo hincapié en la oración conjunta. Las reuniones de oración en la iglesia o en las casas fortalecen la comunión espiritual. Los creyentes crecen en gracia y amor cuando adoran al Señor y oran unos por otros.

5. Juntos suplieron sus necesidades. Los miembros de la iglesia primitiva se preocuparon unos por otros. Ayudaron a las viudas y a los pobres (véase Hechos 2:44; 4:32; 6:1; 9:36). Debido a esta participación unida, Pablo escribió a la joven iglesia de Filipos: “Si alguna comunión del Espíritu, si algún afecto entrañable, si alguna misericordia” (Filipenses 2:1). De esta misma manera se debería proceder en las iglesias de hoy.

Estructuras para la Comunión

Hemos estudiado que es de vital importancia para nuestra vida cristiana participar en diversas actividades. Ahora estudiaremos algunas de las organizaciones de la iglesia que ayudan a satisfacer nuestra necesidad de comunión.

Las mujeres de la iglesia forman frecuentemente sus propios grupos para comunión y
evangelización en oración, trabajo y ofrendas. Sus intereses incluyen la iglesia, los misioneros y las necesidades locales. Trabajan juntas en proyectos tales como costura para familias necesitadas, decoración de los cuartos de escuela dominical o visitas a los recluidos en sus hogares. Lo que dan puede parecer poco, porque algunas deben ahorrar del dinero de que disponen para la comida, ¡pero son sorprendentes las grandes cosas que llevan a cabo! Experimentan verdadera alegría en esta comunión de ayuda.

Los hombres también se organizan en grupos y se reúnen para la oración. Recogen fondos para proyectos misioneros o para literatura cristiana. En algunos lugares, ayudan en la construcción de su propia iglesia u otra. Entre sus actividades, no es menos importante la de ganar a otros hombres para Cristo.

Las chicas y los muchachos adolescentes son estimulados a participar en programas designados especialmente para ellos. Adultos capaces y consagrados les enseñan varios  oficios: cocina, costura, trabajo manual, para las niñas; campamentos, trabajos manuales con madera y técnica rústica. de subsistencia, para los muchachos. A ambos grupos se les instruye con principios cristianos. Memorizan la Escritura y se fijan metas que se esfuerzan por alcanzar. Si se les dirige mientras son jóvenes y están bajo la tutela paternal, tienen mayores posibilidades de llegar a una vida adulta de utilidad y servicio al Señor. Los momentos de diversión les ayudan a mantener el interés.

Los jóvenes también necesitan actividades adecuadas. Ellos pueden hacer mucho por la iglesia y la evangelización si se les proporcionan metas que valgan la pena. Celebran sus propios cultos con líderes del propio grupo, bajo la dirección del pastor. Algunas iglesias grandes cuentan con un pastor ayudante especializado en la juventud además del pastor regular. A los jóvenes se les deben proveer actividades y enseñanzas interesantes para contrarrestar las atracciones y tentaciones de un mundo pecaminoso.

Las necesidades de los ancianos pueden ser bien suplidas por la iglesia. La soledad es uno de los mayores problemas que confrontan los ancianos en muchas sociedades modernas. Se sienten olvidados. Las iglesias que alcanzan a esta gente en asilos de ancianos o en residencias privadas, no sólo ayudan a ocupar sus horas de soledad sino también les sirven de recordatorio de que Dios también los cuida.

Estas u otras organizaciones de la iglesia proveen una comunión muy necesaria. También se reúnen en ocasiones especiales y días feriados. Un día de campo es muy especial para ellos. Algunas iglesias cuentan con un salón de compañerismo equipado con mesas, sillas y una cocina donde se llevan a cabo toda clase de reuniones.

Quizá usted pueda pensar en otras formas en que la gente experimente comunión. Algunas veces esta ocurre sin planificación previa, según el Señor nos dirija a encontrarnos inesperadamente con otros creyentes. Aunque el propósito principal de la iglesia es la adoración, el compañerismo contribuye al bienestar de una iglesia bien equilibrada. La adoración consiste en elevar nuestras manos a Dios. La comunión, en darnos las manos unos a otros.

Sí todavía no participa en alguna forma de comunión con otros creyentes, busque la manera de hacerlo. Si su iglesia no le ofrece suficientes oportunidades para la comunión, pídales a otros que
se unan a usted para lograrlo.

La Comunión entre las Iglesias

La comunión entre iglesias constituye una experiencia estimulante. Esta amplía nuestra perspectiva y ayuda a cada iglesia a comprender que forma parte de algo mayor: el cuerpo de Cristo. Una escala mayor de amistad se establece cuando nos asociamos con otras iglesias.

Reuniones de compañerismo. En algunas partes las reuniones de compañerismo se celebran una vez por mes. Las iglesias toman turnos para hospedar a otras iglesias. La predicación de la Palabra, testimonios por las oraciones contestadas, quizá una comida juntos entre reuniones, y cantos especiales e instrumentales son característicos de una reunión de compañerismo.

Concentraciones. En estas ocasiones se reúnen los distintos grupos dentro de una iglesia. Los jóvenes disfrutan celebrando concentraciones de jóvenes dirigidas por sus líderes juveniles. Las mujeres lo hacen con sus reuniones de mujeres y a los hombres les agrada asistir a las convenciones de varones.

Concursos. Los esgrimas bíblicos o los concursos de memorización utilizados en competiciones entre iglesias, estimulan el estudio de la Palabra de Dios. La competencia musical también constituye un medio para atraer las personas a la iglesia.

Campamentos. Los miembros de la iglesia, en muchos lugares, se alejan de la rutina de su trabajo diario para asistir a los campamentos. Reciben bendiciones frescas y son edificados espiritualmente cuando toman tiempo para lo espiritual. Muchas personas han recibido el bautismo en el Espíritu Santo en un campamento.

Esfuerzo conjunto de evangelización. Las iglesias cercanas a otras pueden participar juntas en un esfuerzo evangelizador. Pueden invitar a oradores especiales o grupos musicales. Tales reuniones pueden hacer un gran impacto en la comunidad. El trabajo de consolidación se ha de organizar de manera que los nuevos convertidos puedan encontrar comunión en una iglesia cercana al domicilio de ellos. Las iglesias locales deberían ver más allá de sus propias paredes, donde están los campos listos para la cosecha de almas. El trabajo en cooperación con otras iglesias les ayudará a recordar que el cuerpo de Cristo incluye a creyentes de todas partes.

Las iglesias se necesitan mutuamente en comunión, de la misma manera que los creyentes en particular. Actualmente se experimenta un acercamiento entre convertidos y personas llenas del Espíritu. Las reuniones donde participan las iglesias muestran al mundo que el amor de Cristo y la comunión en el Espíritu son más fuertes que las divisiones denominacionales.

Jesús dijo: “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros” (Juan 13:35).

Aunque algunas iglesias prefieren ser completamente independientes, la mayoría pertenece a una denominación. Una forma intermedia entre estas dos formas se ha denominado una “comunión cooperativa”. Muchas iglesias pentecostales pertenecen a esa clase de organización. Aunque en una comunión cooperativa cada grupo local se gobierna y mantiene por sí mismo, los que pertenecen a ella se asocian en la obra de Dios. Por medio de la cooperación pueden llevarse a cabo mayor cantidad de ministerios como, por ejemplo, impresión de literatura evangélica, producción de programas de radio, envío de misioneros y organización de grandes convenciones o cruzadas de evangelización.

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