Las Iglesias Hacen Celebraciones


Hace algunos años un hombre fue salvo de su vida mundana, de la farándula, y rompió su violín. El dijo: “Nunca volveré a tocar para el diablo.”

Meses más tarde se arrepintió de su acción apresurada y deseó conseguir otro violín. ¡Había aprendido que podía utilizar su talento musical para el Señor!

Pareciera que la naturaleza humana tiene la tendencia de irse de un extremo al otro. Como resultado, algunas iglesias han incrementado sus servicios con mucha ceremonia y ritual, y no dejan lugar a que el Espíritu Santo se manifieste. Al mismo tiempo, otros declaran “libertad” de todo lo terrenal y sólo desean cantar de un himnario.

Pero nosotros no necesitamos ser sacudidos como un barco en alta mar, primero en un lugar y luego en otro. La libertad que tenemos en Cristo nos permite conservar un hermoso balance entre lo celestial y todo lo terrenal que Dios nos ha proporcionado para nuestro bien.

Las Ceremonias de la Iglesia

El gran día ha llegado para Timoteo y María: el día del casamiento. Las dos familias participan en los planes y la preparación. Todos sus amigos de la iglesia están invitados a asistir a la ceremonia que celebrará el pastor. Después les servirán un refrigerio en uno de los salones de la iglesia.

María tiene su mirada resplandeciente, pero también se siente impresionada por la solemnidad de la ocasión. Ella desea ser la esposa que Dios sugiere. Timoteo está entusiasmado, sin embargo, ha considerado seriamente el paso que tomará: amar y cuidar a su esposa y ser la cabeza espiritual de su hogar. Ambos han concurrido a varias sesiones de asesoramiento con el pastor y comprenden que un matrimonio sólido no es algo que “sucede”, sino que se edifica. Con Cristo como el centro de esta relación, el amor de ellos perdurará y se profundizará con el correr de los años.

¡Se sienten felices por la iglesia que han escogido para la ceremonia! La congregación, al compartir su alegría, permitirá que ésta sea completa.

Ya hemos considerado el bautismo en agua y la Santa Cena. Estas son conocidas como
ordenanzas porque la Biblia nos dice que debemos observarlas. Ambas las estudiamos en las lecciones 5 y 6. La iglesia también conduce ceremonias que poseen
bases espirituales definidas, como los casamientos. Otras, como la dedicación de un nuevo hogar, son opcionales. Es decir, que podemos o no llevarlas a cabo si lo deseamos. La elección es nuestra. Observaremos algunos ritos que nos ayudarán a compartir tanto las alegrías como las tristezas que todos podemos experimentar.

1. Celebración de matrimonios. Es importante celebrar casamientos en la iglesia porque Dios mismo instituyó el matrimonio. La ceremonia gira alrededor de una promesa hecha entre un hombre y una mujer, la de ser fieles uno al otro como marido y esposa mientras vivan. En algunos países, a los pastores se les reconoce como oficiales legales con autoridad para celebrar casamientos. En otros países debe primero llevarse a cabo un matrimonio civil y luego el de la iglesia.

2. Dedicación de niños. Los padres cristianos pueden llevar sus bebés o sus niños a un
servicio en una iglesia, para presentarlos al Señor en un acto público de consagración. El pastor toma al infante en sus brazos y ofrece una oración, tanto por el niño como por los padres. Estos últimos prometen educar al niño en el temor del Señor. Toda la congregación se goza con esta hermosa costumbre.

3. Oración por los enfermos. Frecuentemente, en una reunión se encuentran personas que están enfermas y piden oración especial. Uno de los líderes de la iglesia puede ungirlos en la frente con un poco de aceite antes de orar por ellos. No es extraño que ocurra la sanidad. Esta puede acontecer instantánea o gradualmente. También es posible orar por los enfermos en sus hogares o en el hospital. Jesús dijo que los creyentes “sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán” (Marcos 16:18). Véase también Santiago 5:14-15.

4. Dedicación de hogares. Alguien puede solicitar una ceremonia de dedicación cuando se muda a una nueva casa. Los líderes de la iglesia y los amigos se reúnen para esta feliz ocasión, cuando la casa es dedicada al Señor y se le invita a él como la cabeza del hogar. Los cristianos también han solicitado un servicio de dedicación cuando han inaugurado un nuevo lugar de negocios, una escuela, un centro de actividades, o una iglesia porque desean a Cristo en todo lo que hacen.

5. Conducción de funerales. Todos necesitan a la iglesia cuando alguien fallece en la familia. Una ceremonia de sepelio con los creyentes para ayudar a compartir la carga puede ser muy significativa para alejar el pesar. El pastor imparte ánimo de la Palabra de Dios y le recuerda a la familia que no se entristezca “como los otros que no tienen esperanza” (1 Tesalonicenses 4:13). Tenemos la gloriosa esperanza de que nuestros seres queridos que amaban al Señor han sido recibidos en la presencia de Jesús, lugar donde no volverán a sufrir. La Biblia nos asegura que los veremos nuevamente.

Los funerales presentan una oportunidad para invitar a los inconversos a aceptar a Cristo porque allí concurren personas que de otra manera no irían a la iglesia. Los creyentes también pueden ministrar a la familia en la preparación de comida u ofreciendo diferentes formas de ayuda.

Algunas familias desean recordar al ser amado nuevamente durante una fecha de aniversario. Este es un buen sustituto para los familiares convertidos que antes adoraban a sus ancestros. Los miembros de la familia también pueden dar una ofrenda memorial si así desean hacerlo.

Se acostumbra efectuar otras dos ceremonias relacionadas con la iglesia.

6. Recepción de nuevos miembros. Después de recibir instrucción en las clases de feligresía, el pastor y su junta les extienden a los candidatos a miembros “la mano derecha de comunión”. Esta ceremonia debería llevarse a cabo cuando la mayoría de los otros miembros pueden estar presentes. Es una magnífica manera de decir: “¡Bienvenidos!”

7. Nombramiento de oficiales y maestros. Algunas iglesias efectúan servicios de nombramiento para quienes asumen nuevas responsabilidades en la iglesia. El pastor los exhorta a desempeñar sus responsabilidades de manera tal que puedan agradar al Señor. Generalmente la congregación permanece de pie mientras él ora por ellos. Más que una costumbre, esta corta ceremonia anima a los líderes y les asegura el apoyo de toda la congregación

Las Fiestas de la Iglesia

Una fiesta de la iglesia es un tiempo especial de celebración, normalmente una ocasión alegre cuando se recuerda un gran evento de la vida de Cristo o de la historia de la iglesia. La mayoría de los calendarios de la iglesia celebran cuatro festividades importantes: Navidad, Viernes Santo, Domingo de Resurrección y el día de Pentecostés. Otras son el Domingo de Palmas, el Domingo de la Ascensión y el día del Señor.

La Navidad es una ocasión festiva. Las iglesias normalmente tienen un programa que requiere mucha preparación. Los jóvenes ensayan cantos navideños mientras que los niños memorizan poesías para recitar y cantos. Quizá ellos lleven al escenario la historia de la Navidad. Se reparten golosinas u otros regalos. Cualquiera que sea el programa de la iglesia, sencillo u ostentoso, todo se hace para conmemorar el nacimiento de Cristo, el Salvador quien es el regalo de Dios para el mundo. Los padres y amigos inconversos pueden, por medio del programa, conocer el mensaje del evangelio.

El Domingo de Ramos recuerda la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén montado sobre un pollino. Las multitudes agitaban las ramas de palmera y las arrojaban a su paso, alabándole y diciendo: “¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!” (Mateo 21:9). Con el Domingo de Ramos comienza la Semana Santa, tiempo durante el cual las iglesias recuerdan la última semana de vida de Cristo en la tierra y que incluye su crucifixión y sepultura.

El Viernes Santo nos recuerda los sufrimientos de Jesús y su muerte en la cruz. Algunas iglesias abren sus puertas todo el día para la oración; otras celebran tres horas durante las cuales meditan en las últimas siete frases del Señor, además de entonar himnos alusivos y celebrar un tiempo de oración

El Domingo de Resurrección es un día especial de alegría porque Cristo ha resucitado de la muerte. A la gente le gusta decorar la iglesia con fl ores. Algunos prefieren vestir ropas nuevas y brillantes. Es un tiempo de regocijo, cuando el pastor predica acerca de la resurrección del Señor. Sin esta verdad todas las celebraciones de la iglesia no tendrían significado. Pero nos regocijamos porque sabemos que Jesucristo vive. No sólo tenemos pruebas bíblicas (1 Corintios 15: 20), sino también poseemos la seguridad, por el testimonio de su Espíritu, de que El vive en nosotros.

El Domingo de Ascensión ocurre seis domingos después del de Resurrección. La Ascensión en realidad sería el jueves, 40 días después de la Pascua o Resurrección, pero la mayoría de las iglesias la celebran el siguiente domingo. Nunca debemos olvidar que Cristo literalmente dejó el mundo y ascendió al cielo. El se sentó a la diestra de Dios (Hebreos 10:12), como la cabeza de la iglesia y nuestro gran sumo sacerdote (Hebreos 4:14). El vendrá nuevamente desde el cielo, tal como lo prometió (Hechos 1:11).

El Pentecostés ocurre 50 días después de la crucifi xión. Este coincide con la fi esta judía de la Cosecha que ocurre 50 días después de que los judíos celebran su Pascua. El Pentecostés también celebra el “nacimiento de la iglesia”, cuando el Espíritu Santo descendió sobre los creyentes reunidos en Jerusalén. Ellos fueron gloriosamente llenos con poder y regocijo, y comenzaron a hablar en otros idiomas, según el Espíritu les daba que hablasen. Pedro, cuando explicó la experiencia del Pentecostés a los que le rodeaban, citó al profeta Joel quien escribió: “Y en los postreros días, dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne” (Hechos 2:17).

El día del Señor, que entre los creyentes de hoy es el día de adoración, es la única festividad conocida que celebraba la iglesia primitiva. Los cristianos de entonces celebraban una “Pascua semanal”, en la que recordaban la resurrección de Cristo. Ellos observaban este “día cristiano”, el primer día de la semana, orando, predicando, enseñando y participando de la Santa Cena.

Algunas celebraciones de la iglesia se han originado en años recientes. Tanto el día de la Madre como el día del Padre honran a nuestros padres. La noche de Año Nuevo celebra la llegada de un nuevo año en una atmósfera de oración, adoración y dedicación. Frecuentemente se le llama “reunión de vigilia”.

Las iglesias pueden también celebrar un servicio de Acción de Gracias o una Fiesta de la Cosecha en el otoño si así lo prefieren. O los creyentes pueden solicitar un servicio especial de acción de gracias en gratitud por algo que el Señor ha hecho por ellos. La causa puede ser una respuesta definida a la oración o algún logro alcanzado por medio de la ayuda de Dios. En esas ocasiones, bien pueden dar una “ofrenda de gratitud” especial al Señor a través de la iglesia.

Su iglesia puede celebrar algunos o todos estos días especiales o quizá otros no mencionados. Pero es importante recordar que la fiesta no debe celebrarse por respeto al día, sino por la obra del Señor y su presencia entre nosotros. Recuerde esta regla y sus celebraciones no se transformarán en rituales vacíos, carentes de significado espiritual.

El Ritual y la Forma Espontanea de Adoración

El ritual es un orden, o forma establecida, de palabras y acciones en una ceremonia religiosa. La forma espontánea consiste en palabras y acciones espontáneas (natural). Ambas cumplen cierta función en la iglesia.

Al leer acerca de la iglesia primitiva descubrirá que no contaba con formas rígidas ni rituales. El ministerio y la adoración informales de ellos le permitió al Espíritu obrar y, también, que la gente respondiera. Sin embargo, desde entonces muchas iglesias se han transformado en demasiado formales o ritualistas, restringiendo así la libertad del Espíritu Santo. Los rituales han permanecido, pero su significado se ha perdido.

Entonces, ¿existe un lugar en las iglesias para lo formal? Sí, lo hay. Hay ocasiones como los casamientos y funerales, con la planificación de lo que se dirá y hará, la ceremonia adquiere dignidad y asegura que nada se olvidará o hará a un lado.

La recitación de los credos de la iglesia y la repetición de pasajes bíblicos son también valiosos, especialmente para quienes no pueden leer. Además, la Biblia enseña que la adoración debe llevarse a cabo “decentemente y con orden” (1 Corintios 14:40). Tales formas, sin embargo, no deben utilizarse tanto que lleguemos a depender de ellas. Debe lograrse un equilibrio entre la forma ritual y la espontánea, recordando que la ceremonia no es tan importante como el significado que con lleva.

En contraste con las vestiduras requeridas para los sacerdotes en el Antiguo Testamento, en el Nuevo Testamento no se menciona ninguna ropa especial para los pastores u otros líderes de la iglesia. Dentro de la iglesia no se hacía hincapié en la jerarquía ni en la posición, debido a que no existía distinción entre el clero y el laicado. Al contrario, leemos que la adoración era sencilla, la comunión cristiana abundante, poseían una fe vibrante en Jesucristo, y los caracterizaba la humildad en el ministerio y el servicio.

¡Las iglesias deben hacer celebraciones! ¿Cuál celebración podrá ser más emocionante que la del drama de la redención?

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