Las iglesias planifican para multiplicarse

“Hermano Luis, usted sabe cuán emocionados nos sentimos por lo que Dios ha estado haciendo en Valle Alto. La semana pasada le expresamos nuestro sentir a Santiago, el pastor de Pueblo Nuevo. Sin embargo, sólo escuchó en silencio y reaccionó en forma muy extraña a nuestro informe. ¿Qué fue lo que pasó? ¿Acaso no le debemos compartir lo que Dios está haciendo en Valle Alto?”

El hermano Luis respondió: “No se equivocaron al compartir las victorias que Dios les ha dado en Valle Alto, pero deben recordar que no todas las iglesias se han establecido bajo los mismos principios saludables y bíblicos que usaron ustedes en Valle Alto.”

En ocasiones, las iglesias que no han seguido los tres principios de gobierno propio, autopropagación y sostenimiento propio que hemos estudiado a través de todo el curso luchan durante años antes de que el nuevo liderato, una nueva visión y una visitación fresca del Espíritu Santo hagan posible romper el molde antiguo y experimentan vida, salud y energía espiritual.

Quizá algunos de ustedes, lectores, estén pastoreando o pastorearán una iglesia que no crece ni se multiplica. Aun cuando quizá sea más fácil establecer una iglesia desde el principio, también es cierto que Dios desea que cada iglesia local esté viva y gane almas para Cristo, para lo cual ha establecido un plan. Al estudiar esta lección permita que el Espíritu Santo le ayude a descubrir su plan para que usted lo use y su iglesia se convierta en multiplicadora.

IDENTIFICAR EL PROBLEMA

Si una iglesia no se está multiplicando, el primer paso para buscar la solución del problema consiste en encontrar la causa. Las causas pueden ser muy variadas, pero por lo general la razón básica consiste en que la iglesia no está basada o no practica los tres principios o conceptos enseñados en este curso: gobierno propio, sostenimiento propio y autopropagación. Son los de importancia fundamental que estudió usted en la unidad dos de este curso. Estos se ignoran o se violan por varias razones.

  1. Razones de la falta de gobierno propio. Quizá sin comprenderlo, el plantador de iglesias asuma una actitud que le impida el progreso de la iglesia en llegar a ser iglesia multiplicadora. Debido a que desea ayudar a la iglesia a crecer y a fortalecerse, asume demasiada responsabilidad él mismo, con lo cual estorba el desarrollo del gobierno propio. Quizá el plantador de iglesias no desee ceder su autoridad como líder de la iglesia. Quizá no se deba a que se siente importante sino a que sinceramente cree que la iglesia necesita su ayuda y que él puede realizar la obra mejor que nadie.
  2. Razones de la falta de sostenimiento propio. El plantador de iglesias o la iglesia madre quizá continúe ayudando a la nueva iglesia aun cuando ésta podría llegar a sostenerse a sí misma. Como ya estudió usted en la lección 5 existen varios peligros si la nueva iglesia depende de la ayuda financiera y de obreros de fuentes ajenas a ella. Aunque el desarrollo puede ser más lento la iglesia se establecerá en forma más permanente y con un ministerio mas fructífero cuando cuenta con recursos de dentro del cuerpo de la iglesia.
  3. Razones de la falta de autopropagación. Quizá los creyentes aún no hayan comprendido su responsabilidad como cuerpo de la iglesia. Algunas personas tienen la idea errónea de que el evangelismo la enseñanza y la oración deben llevarlas a cabo el pastor o unos cuantos líderes de la iglesia. Parte de este problema quizá radique en que el plantador de iglesias es muy impaciente. Desea que crezca la iglesia. Quiere resultados rápidos y no tiene la paciencia para enseñarles a los recién convertidos. Debe estar dispuesto a permitir que los recién convertidos aprendan y se desarrollen a su propio ritmo.

RECONOCER LA NECESIDAD ESPIRITUAL

Si una iglesia lo está creciendo y multiplicándose no está cumpliendo su propósito. En la lección 1 usted estudió que el propósito de la iglesia consiste en evangelizar y enseñar. La obediencia a este propósito produce crecimiento continuo.

Al unirse la iglesia en oración, el Espíritu Santo le revelará al corazón de la gente la necesidad de renovación espiritual. Deben observarse ciertas características comunes en una iglesia cuando se trata de comprender el cambio en una iglesia multiplicadora. Observamos un ejemplo de las características de renovación espiritual en el Israel antiguo. En 2 Reyes 22–23, 2 Crónicas 2931 y 35 se relatan avivamientos ocurridos durante los reinados de Ezequías y Josías. En cada caso encontrará estas cinco características comunes cuando la gente trató de agradar a Dios:

  1. La gente comprendió la necesidad del cambio. Reconocieron su desobediencia a Dios. Comprendieron su necesidad de arrepentimiento para servirle. Deseaban recibir mayores bendiciones de Dios.
  2. La gente procuró conocer y obedecer la Palabra de Dios. La gente escuchó la Palabra de Dios y comenzó a comprender lo que debía hacer en obediencia Dios.
  3. La gente se arrepintió de su infidelidad. Estaban verdaderamente arrepentidos de sus fracasos pasados y se dedicaron a servir mejor a Dios en el futuro.
  4. La gente se sacrificó para realizar la obra de Dios. Sacrificaron su tiempo y dinero en servicio obediente a Dios.
  5. La gente se unió en espíritu, adoración y servicio. Creyeron que era su deber agradar a Dios y servirse unos a otros. Experimentaron el gozo y las bendiciones de Dios como resultado de sus esfuerzos unidos.

Las mismas características se demostrarán cuando una iglesia local dé un paso para convertirse en iglesia multiplicadora.

PLANIFICAR PARA EL CAMBIO

Cada iglesia local experimenta diferentes necesidades y problemas, pero existen principios básicos que se han de seguir para dirigirlo a uno al plan del Espíritu Santo para la iglesia.

Trace un plan de oración

Ningún cambio para el bien de una iglesia local puede producirse y humana. El Espíritu Santo le dirigirá en cada paso para hacer de su iglesia un grupo de creyentes en crecimiento. La oración es absolutamente necesaria para producir cualquier buen cambio espiritual en una iglesia.

Jesucristo es la cabeza de cada iglesia local (Colosenses 1:18). Su agente para dirigir la iglesia es el Espíritu Santo. En oración el Espíritu Santo le enseñará todo lo necesario para servir al Señor (Juan 14:26). En oración, entréguele a Dios todo lo que usted es, así como sus deseos. El le puede dar los detalles de un plan para una iglesia multiplicadora. Persista fielmente en oración, aun cuando al principio tenga que orar usted solo. Otros se le unirán en oración cuando su vida irradie el poder del Espíritu Santo.

Ore específicamente. Enséñeles a los creyentes a orar por necesidades especificas. Ore pidiéndole a Dios que le dirija a las áreas que necesitan nuevas iglesias. Ore específicamente acerca del número de iglesias nuevas que su iglesia puede comenzar a establecer. Fije una hora regular para que el cuerpo de creyentes se reúna a orar. En la lección 7 leyó usted que la iglesia urbana se reunía muy temprano cada mañana para orar. Generalmente cuando ha ocurrido crecimiento extraordinario ha sido precedido por la unión de los creyentes en horas de ferviente oración.

Establezca metas

Los pastores que dirigen iglesias multiplicadoras saben que además de la oración, el establecimiento de metas constituye un paso importante. La oración específica demanda metas especificas. La Biblia apoya el concepto del establecimiento de metas. Jesús se aproximó a la meta, la cruz, paso a paso. Dijo que debía hacer la voluntad del que lo había enviado (Juan 4:34). Siempre recordó su meta porque “vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” (Lucas 19:10). El apóstol San Pablo siempre se estableció metas. Les escribió a los filipenses: “Pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está adelante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” (Filipenses 3:13-14).

Las metas establecidas para el cuerpo de la iglesia demostrarán las necesidades y estimularán el entusiasmo por la obra de Dios. Para que las metas les sean útiles a los creyentes, deben declararse para que todos conozcan en qué consiste el objetivo y lo que debe ocurrir para alcanzar la meta. Una meta como la de “predicar el evangelio a los perdidos” es demasiado indefinida y no va en ningún rumbo específico. Las siguientes son ejemplos de metas que han establecido iglesias que crecen y se multiplican:

—Durante los siguientes dos meses, investigar las comunidades circunvecinas para determinar dónde se necesitan nuevas iglesias.

— Comenzar a establecer una nueva iglesia en la provincia de Soon Chum a la cual todas las personas podrán ir caminando.

— Establecer una nueva iglesia dentro de un radio de 12 a 16 km.

— Capacitar cada seis meses a un nuevo grupo de líderes para ayudar en las nuevas iglesias.

Estas iglesias alcanzaron sus metas porque sabían cuál era su objetivo y cuándo debían alcanzarlo.

Comparta la visión con líderes claves

Al continuar orando por la dirección del Espíritu Santo para el cambio en su iglesia, usted como pastor ha de compartir su interés con líderes claves que también sienten la necesidad de que la iglesia siga adelante. Al principio, no comparta todo lo que usted desea para la iglesia. Sólo comparta con ellos una sola necesidad y pídales que oren por ella. Quizá el primer cambio necesario sea sencillamente que las personas aprendan a amarse más los unos a los otros. O quizá de algún área nueva piden que envíe líderes laicos. Invita a estos líderes claves a unirse en oración por esta área de necesidad. Aliente a los líderes claves a desarrollar su fe.

Al aumentar su fe los líderes desearán ayudar a suplir las necesidades e inspirar a otros a hacerlo también. Confíe en que el Espíritu Santo los dirigirá. Incluso si sus ideas son diferentes de las suyas, de ser posible siga cualquier plan en el que todos estén de acuerdo. Participe en el plan, pero alíenteles a tomar las responsabilidades del liderato en el mismo.

LLEVAR EL CAMBIO A LA PRACTICA

Una iglesia que no se está multiplicando necesita renovación espiritual ¿Cómo puede una iglesia experimentar renovación espiritual? La pregunta más importante es: ¿Cómo podemos producir el cambio donde se necesita y hacerlo de manera bíblica? El cambio y la renovación espiritual debe realizarse de tal manera que la mayoría de los miembros de la iglesia estén de acuerdo en lo que se necesita hacer. Esta es la única manera en que una iglesia puede seguir adelante en unidad como cuerpo con Cristo como la cabeza. El problema de muchas iglesias que no se multiplican radica en que los creyentes en realidad no comprenden lo que enseña la Biblia acerca de la iglesia. Para que una iglesia funcione como Dios desea se les debe enseñar a sus miembros lo que la Biblia enseña respecto a las responsabilidades de la iglesia. Examinemos de nuevo las responsabilidades la iglesia y los principios del Nuevo Testamento que se deben seguir para llevarlos a cabo.

Evangelice a los inconversos

En la lección 1 estudió usted los principios y propósitos de la iglesia cuando fue fundada. Es necesario que la iglesia local de hoy comprenda y practique el modelo que el Espíritu Santo le dio a la iglesia primitiva. Los principios que el cuerpo de creyentes debe observar en el evangelismo podrían resumirse como sigue:

  1. Todo cuerpo de creyentes tiene la responsabilidad primordial de evangelizar a su propia comunidad (Hechos 1:8). Con la Palabra de Dios, enséñeles a los creyentes el propósito de los apóstoles y siga su ejemplo. Al ir comprendiendo ellos las directivas del Nuevo Testamento estos propósitos se convertirán en los de ellos mismos.
  2. Los creyentes deben evangelizar a los inconversos donde ellos se encuentran “en el mundo”. Las parábolas de Jesús respecto al reino llevaban la orden a sus discípulos de ir “a las salidas de los caminos” (Mateo 22:9). Los apóstoles predicaron donde los creyentes se reunían (Hechos 2:14, 46; 5:25, 42; 17:17). Los creyentes deben actuar basados en el conocimiento de que su responsabilidad no termina con invitar a los inconversos a la iglesia.
  3. La meta primordial del evangelismo en la comunidad deberá consistir en ganar a los adultos y a sus familias. Cuando los adultos sean ganados se experimentará crecimiento consistente con una base fuerte y sólida (Hechos 10; 16:31-33; 16:14-15; 1 Corintios 1:16).
  4. Los recién convertidos deberán ser integrados rápidamente en el cuerpo de la iglesia. Los recién convertidos necesitan encontrar su lugar dentro de la familia de creyentes (Juan 13:35; Hechos 2:42; 9:31). Y necesitan ser edificados, lo cual nos lleva al siguiente propósito de la iglesia (Efesios 4:12).

Edifique a los creyentes

Recordará usted que en la lección 1 declaramos otro propósito de la iglesia local, el cual consiste en edificar al cuerpo de creyentes en conocimiento y fortaleza espiritual. La iglesia local debe aprender de la Palabra de Dios su responsabilidad de edificar el cuerpo local así como también a la iglesia universal. La responsabilidad hacia la iglesia universal es la motivación primordial para que la iglesia se convierta en multiplicadora. ¿Qué debe aprender el cuerpo de creyentes acerca de la edificación?

  1. La edificación se produce primero por un conocimiento básico y después por un conocimiento a fondo de la Palabra de Dios. Sin los medios de comunicación modernos, ¿cómo se multiplicó la iglesia primitiva a ese ritmo tan fenomenal? En todo el libro de Hechos tenemos algunas pistas. Observamos vez tras vez que a los creyentes se les enseñó el mensaje de Dios. San Pablo y Bernabé regresaron a Listra con el propósito de alentar a los discípulos en su fe. San Pablo se pasó todo un año enseñando en Antioquía, un año seis meses en Corinto (Hechos 18:11), y tres años en Efeso (Hechos 20:31).

La Palabra de Dios constituye un requisito para el crecimiento espiritual. Iniciamos el proceso de edificación aprendiendo doctrinas bíblicas. San Pedro dijo: “Desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación” (1 Pedro 2:2).

Los apóstoles les enseñaron a los convertidos cara a cara. Después a las jóvenes iglesias se les enseñó por medio de las epístolas. Estas cartas fueron escritas para dirigir a los creyentes a un conocimiento profundo de la verdad de Dios. La instrucción en forma escrita fue permanente. Podían estudiarse vez tras vez y circular entre muchas iglesias. Finalmente estas cartas divinamente inspiradas nos proveyeron la Palabra de Dios, la cual podemos usar hoy de la misma manera en que la usó la iglesia primitiva.

  1. Los creyentes deben pasar por experiencias que los elevarán por sobre el nivel de conocimiento, y deben estar espiritualmente capacitados para el servicio cristiano. Existe el peligro de que los creyentes aprendan las grandes verdades de la Palabra de Dios, pero que nunca sigan adelante a un ministerio activo que demuestre sabiduría espiritual, conciencia y sensitividad hacia su posición en Cristo. ¿Cómo pueden los creyentes rebasar el nivel de conocimiento? Al convertirse en testigos de Cristo y participar en el ministerio del evangelismo pasarán al nivel de aplicación. Porque los creyentes no deben recibir la verdad simplemente; también deben recibir oportunidades de ministrarles a los demás y de ganar a los inconversos para Cristo.

Leamos de nuevo el propósito de Cristo para la iglesia:

Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo (Efesios 4:11-13).

¿Cuál es el propósito de la enseñanza y la predicación? Preparar al pueblo de Dios para obras de servicio. ¿Por qué? Para edificar el cuerpo de Cristo. Este cuerpo no es sólo una iglesia local. El cuerpo de Cristo se compone de iglesias locales de todo el mundo. Por tanto, el resultado natural de la edificación de una iglesia será la edificación de otras también. Una iglesia llena del amor ferviente y de amor por su Palabra y el conocimiento de su Palabra también debería ser celosa para llevar el mensaje de su amor al mundo perdido.

Crea en que la iglesia sé multiplicará

En la lección usted ha estudiado principios que ayudarán a su iglesia a convertirse en multiplicadora. Aun cuando no existen reglas que funcionarán en todas partes, ha aprendido usted características de iglesias que se han convertido en multiplicadoras. Sólo el Espíritu Santo puede enseñarle los pasos que debe tomar para que su iglesia también se multiplique. El tiempo que emplee usted en oración para descubrir el plan del Espíritu Santo para su iglesia le ayudará a ser el tipo de pastor que puede dirigir a una iglesia creciente y multiplicadora.

Así como el Espíritu Santo tiene un plan para vencer problemas en otras iglesias, también tiene un plan para su iglesia. Al acudir al Señor en oración, recuerde que la iglesia pertenece a Cristo; por tanto, puede usted apropiarse de ciertas promesas de la Biblia tanto para usted como para su iglesia.

Sí es usted líder de una iglesia que no está creciendo ni multiplicándose, estoy orando por usted. Le estoy pidiendo a Dios que le ayude a creer que su iglesia puede llegar a ser multiplicadora. Estoy orando para que el Espíritu Santo le revele su plan para ayudar a su iglesia a crecer y a multiplicarse.