Aprendemos de Jesús y su comunidad

Una madre conversa con su hijito.

“Mamá, ¿dónde vivías cuando Jesús era un niño?”

“¿Por qué? Yo no existía en aquel tiempo, hijito. Jesús vivió hace muchos años, hace casi 2.000 años?”

“Yo creía que Él vivía cuando eras pequeña. Parece que siempre estás hablando acerca de Él.”

Es muy hermoso ser conocido como una persona que siempre está hablando acerca de Jesús. Se dice que las cosas de las que siempre hablamos son las cosas que ocupan el primer lugar en nuestro corazón.

En esta lección usted estudiará acerca de la niñez, el ministerio y la influencia que Jesús ejerció cuando vivió en la tierra. y la influencia que todavía ejerce sobre nosotros. Él es el más grandioso maestro de comunidad que jamás haya existido. El seguirle de cerca nos ayudará a vivir más como Él.

La ninez de jesus

Aun en su niñez Jesús participó en las actividades de su comunidad. Sus padres eran judíos y, como tales, se apegaban a costumbres judías. Lucas 2:21 cuenta que cuando Jesús cumplió ocho días de nacido sus padres lo llevaron al templo para que le pusieran nombre y fuera circuncidado. Al hacerlo, estaban cumpliendo con un mandamiento del Antiguo Testamento. La circuncisión constituía una tradición muy importante en la comunidad judía. Era una señal visible del pacto (acuerdo) de Dios con la nación de Israel (Génesis 17:9–14).

La dedicación de Jesús fue una ocasión feliz para sus padres, María y José. Viajaron a Jerusalén para presentar a Jesús al Señor. Puede usted leer acerca de esta ceremonia en Éxodo 13:1–2 y Levítico 12:3, 8. En Jerusalén, los padres de Jesús sacrificaron dos palomas o pichones de acuerdo con la
ley de Moisés (Lucas 2:22–24). De nuevo, los padres de Jesús hicieron lo que se esperaba de ellos como devotos judíos. Se identificaron con su comunidad.

En esos días de la dedicación de Jesús, vivía un anciano llamado Simeón, quien esperaba que el Señor enviara al Mesías. En Lucas 2:27–28 dice:

Y cuando los padres del niño Jesús lo trajeron al templo, para hacer por él conforme al rito de la ley, él le tomó en sus brazos, y bendijo a Dios.

Le bendijo, diciendo que Jesús era el Mesías y luz a los gentiles. También profetizó acerca del ministerio de Jesús.

Poco después llegó al templo una mujer llamada Ana, quien también comenzó a alabar al Señor por enviar a ese niño quien dirigiría y mostraría el camino de la libertad. Sus expresiones de regocijo al ver a Jesús confirman que se había cumplido la voluntad de Dios. A Dios le agradó ese acto con el que se identificaban con la cultura y tradición religiosas.

José y María eran personas sencillas que habían sido escogidas por Dios como los padres terrenales de Jesús. Se nos dice muy poco acerca de su niñez. Aparentemente Él creció de manera normal. La Biblia ya no dice nada más acerca de Jesús sino hasta que cumplió los 12 años de edad. En esa época, como lo hacían cada año, la familia de Jesús realizaba el largo viaje a Jerusalén para celebrar la fiesta de la Pascua, que era un día sagrado para los judíos.

(Lea toda la historia del incidente de Jesús en el templo en Lucas 2:41–51.) Al terminar la fiesta, los familiares de Jesús emprendieron el regreso a casa junto con otros del mismo pueblo. Después de un día de viaje, se dieron cuenta de que Jesús no iba con ellos. María y José estaban cansados y se
preocuparon mucho al buscar a Jesús. Cuando lo encontraron, no alcanzaban a comprender por qué se había quedado. Pero Él les explicó: “¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar?” (Lucas 2:49). Desde esa temprana edad Jesús estaba consciente de su misión en su comunidad y en el mundo.

Jesús regresó a Nazaret con sus padres “y estaba sujeto a ellos” (Lucas 2:51). Se sometió a la autoridad de sus padres, el Creador se sometió a su propia creación. ¡Es maravilloso! El versículo 52 nos da la clave para comprender a Jesús en su comunidad: “Y Jesús crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y los hombres.” Estaba en contacto con Dios y con su comunidad.

La relacion de Jesús con su comunidad

Jesús comenzó su ministerio cuando tenía como 30 años de edad. Durante sus tres años de ministerio se envolvió constantemente con otras personas en su comunidad. Jesús desarrolló la relación más estrecha de su ministerio con 12 discípulos. Empleó mucho tiempo capacitándolos. Los discípulos y Jesús vivieron en comunión muy estrecha durante los tres años de su ministerio. Incluso compartieron una bolsa común o fondo para gastos (Juan 12:6). Experimentaron verdaderamente una vida de comunidad.

Jesús también tenía otros seguidores que disfrutaban de comunión con Él. María, Marta y Lázaro eran amigos cercanos de Él. En cierta ocasión Jesús envió como a setenta hombres a los pueblos vecinos a fin de que le prepararan a la gente para que Él los visitara (Lucas 10:1–12). La Biblia menciona a muchos otros que lo amaban y tenían comunión con Él.

Jesús comenzó su ministerio público en su provincia donde radicaba, Galilea. Suplió las necesidades de la gente y sanó a los enfermos. Ciegos, cojos, sordos, endemoniados y personas con diversas enfermedades, todos fueron sanados. Mateo escribe de Jesús: “Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor” (Mateo 9:36).

En muchas ocasiones Jesús les dijo a los leprosos sanados que se presentaran a los sacerdotes y ofrecieran los sacrificios estipulados en la ley. Él dijo: “No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir” (Mateo 5:17).

Sabemos que Jesús se relacionó con personas de todos los niveles sociales. Asistió a una boda junto con su madre y sus discípulos en Caná de Galilea. Allí comenzó a demostrar interés por los problemas de los demás, y realizó un milagro para ayudarles (Juan 2:1–11). En Mateo 9:9–11 dice que Jesús
comió junto con recaudadores de impuestos y pecadores. En otras ocasiones comió con los fariseos (Lucas 7:36; 11:37). El Evangelio según San Juan cuenta acerca de una mujer samaritana con quien Jesús conversó (Juan 4:1–30).

Jesús mismo explicó su ministerio con estas palabras tomadas del libro de Isaías. (Véase Isaías 61:1–2.)

El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor (Lucas 4:18–19).

En dos ocasiones Jesús alimentó a las multitudes. (Véase Mateo 14 y 15.) Se preocupó por la condición terrenal del hombre. Sintió lástima de su pobreza. En Mateo 25:31–40, leemos que Jesús hizo referencia al juicio final, y dijo que a quienes Dios recibiría, a los que ayudaron al pobre, visitaron a los enfermos, a los presos, les diría: “A mí lo hicisteis.” Sí usted no lo ha hecho, ha fracasado en su ministerio hacia el Señor.

Podemos decir que Jesús vino a cumplir la ley. Vino a traernos un nuevo día, nueva luz para su pueblo, y para todas las personas que le seguirían. No tuvo el propósito de poner en vigor una lista de leyes, vino para escribir el espíritu de la ley en los corazones y las mentes de los hombres. Su muerte
y resurrección completaron esta obra. ¿Acaso el ministerio de Jesús ha influido sobre su vida? ¿Está usted en comunión con Él? Ore y pídale al Señor que tome el control de su vida. Él le ayudará a ministrar en su comunidad así como lo hizo en la de sus días.

Sujetarse a la autoridad

Aunque Jesús era el Hijo de Dios, aceptó la autoridad o gobierno de quienes estaban en el poder en su comunidad. Por ejemplo, leemos en Mateo 17:24–27 que se sometió al pago del impuesto del templo. Para no ofender al pueblo, le dijo a Pedro que fuera a pescar y que encontraría el dinero necesario para pagar el impuesto en la boca de un pescado.

En otra ocasión, Jesús no aceptó una costumbre que se oponía a la voluntad de Dios. Los cambistas de dinero estaban haciendo gran negocio dentro del templo, en el atrio de los gentiles (Mateo 21:12). Este era el único lugar donde los gentiles podían adorar a Dios. ¿Cómo podrían ellos adorar
a Dios en medio de los ruidos que hacían animales de todas clases con los que negociaban los cambistas? Además, los cambistas estafaban a los pobres. Les cobraban altos intereses por cambiarles dinero extranjero por la moneda que circulaba en el templo. Estos cambistas también alejaban de Dios a los penitentes sinceros. Violaban claramente el mandamiento de Isaías 56:7: ”Porque mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos.” Al Señor le interesaba más que se cumpliera la voluntad de su Padre. Actuó contra las costumbres de los hombres porque obedecía a una autoridad superior.

Jesús es el ejemplo perfecto de quien muestra el espíritu de comunidad. Con todo, no permitió que las costumbres del hombre se impusieran por sobre la voluntad de Dios.

La influencia de jesus

El verdadero cristianismo trae libertad. Jesús dijo: “Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos. y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8:31–32). Más tarde, Él dijo: “Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres” (Juan 8:36). El
cristianismo libera a la gente de supersticiones y esclavitud del pecado. Les da el deseo y la capacidad de vivir por sobre el pecado.

El ministerio de Jesús todavía hoy influye sobre nuestro mundo. Ha elevado a la mujer a nuevos niveles de respeto. Jesús honró altamente a su madre. Incluso en la cruz se preocupó por ella. Le dijo a María: “He ahí tu hijo”, y a Juan: “He ahí tu madre” (Juan 19:26–27).

Lucas 7:36–39 narra acerca de una mujer que ungió los pies de Jesús. Él lo permitió aunque sabía que la mujer había sido pecadora. Jesús le perdonó sus pecados y cambió su vida. La honró por el ministerio efectuado en Él. En otra ocasión, en Samaria, ayudó a una mujer proscrita, y transformó su vida. En la actualidad, en muchos lugares donde se predica el evangelio de Jesucristo, a las mujeres se les da un lugar de amor, respeto y honor.

La vida y ministerio de Jesús ha influido poderosamente en el mundo. Piense sobre la forma en que el mundo occidental mide el tiempo. La historia se divide con los números de los años y la abreviatura a.C. (antes de Cristo) y d.C. (después de Cristo).

Dios instituyó la semana de siete días. En la creación del mundo, Él descansó durante el séptimo día e instituyó que ese día fuera santo y se dedicara al reposo. El día de reposo fue cambiado con la venida de Cristo. Él resucitó de entre los muertos en el primer día de la semana. En la actualidad mucha gente acepta el domingo como su día de reposo y adoración.

Donde se predica el evangelio libremente por lo general se disfruta del más alto nivel de vida del mundo. Nuestro sistema moderno de leyes tiene su base en las Escrituras. El deseo que impulsa a muchos hombres a trabajar arduamente se basa en enseñanza bíblica.

Una de las más importantes preocupaciones de los creyentes que creen en la Biblia ha consistido en enseñar a leer a la gente. ¿Por qué? Para que puedan leer la Biblia. Muchos misioneros cristianos les han dado a muchos pueblos la escritura de su idioma o dialecto por primera vez en su historia.
Los misioneros también han establecido escuelas en muchos países para que los niños y las niñas aprendan a leer. Estas escuelas han sido bendición para muchas comunidades de todo el mundo.

El cristianismo ha ejercido gran influencia sobre el hombre moderno y su mundo. La religión esclaviza a los hombres; el verdadero cristianismo los libera. Cuando Cristo murió, no se detuvo su enseñanza. Usted es hoy una extensión de su ministerio, usted representa a Cristo en el mundo. Cuando usted muestra la verdadera comunidad cristiana, el mundo se mejora. En la siguiente lección estudiaremos algunas formas en las que usted puede extender el ministerio de Cristo en su comunidad.

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