Continuemos en comunidad

Durante la Primera Guerra Mundial, cierto profesor de una universidad europea estaba dando su cátedra. De pronto recibió la orden de suspender las clases debido a la guerra. Por varios años los estudiantes no se pudieron volver a reunir como clase. Cuando por fin se volvió a abrir la universidad, el profesor comenzó su primera clase diciendo: “Como les iba diciendo…”

Sencillamente comenzó en el punto que trataba cuando se interrumpieron las clases. Este espíritu de continuidad demuestra cierta determinación. Necesitamos esta misma clase de determinación para conservar una relación continua con nuestra comunidad.

En esta lección estudiará las formas en que puede poner en práctica los principios que se le han enseñado en estas lecciones. La forma más importante consiste en depender del Espíritu Santo.

Sea usted mismo

Cierta joven estaba por viajar a un país lejano en donde ministraría como misionera. En un programa de radio se le preguntó: “¿Qué va a hacer usted allá?” Ella respondió: “Sencillamente voy a tratar de ser lo que digo que soy.”

¿Es usted lo que dice que es? Usted es mejor cuando es usted mismo. La mejor manera de influir sobre su comunidad en favor de Dios consiste en presentar una imagen verdadera en todo tiempo. Si lo que usted es no le satisface a usted mismo, pídale al Espíritu Santo que le dé una nueva imagen. Sea una persona de estimación, de valía, de quien se puede depender en todo tiempo. Pídale a Dios que le transforme en lo que usted debe ser, en lo que Él quiere que usted sea.

¿Acaso la gente le ve un día como una persona feliz, radiante, pero al siguiente día es desagradable, irritable? ¿Posee usted un testimonio consistente, confiable cada día, a pesar de las dificultades a que se pueda enfrentar día tras día?

El mejor testimonio cristiano lo dan las personas que conservan la actitud correcta en todo tiempo. El Espíritu Santo es el mejor transformador de personalidades. Si no posee una naturaleza alegre, jovial, pídale a Dios que se la cambie. Entonces comience a actuar como usted sabe que Dios lo desea para usted.

Mi amigo Juan era una persona pesimista, irritable. Aunque era cristiano, se excusaba por su actitud diciendo que no podía evitar ser así. Entonces cierto día comprendió que Dios podría ayudarlo a ser diferente. Asumió una actitud agradable, bondadosa y considerada hasta que se convirtió en su forma natural de ser.

Su vida debe dar a otros la imagen verdadera de lo que debe ser la vida cristiana. Si cuando la gente le observa no está segura de que usted es cristiano, no podrá testificar con efectividad cuando trate de contarles a otros acerca de Cristo. Debe usted dar sonido cierto, a fin de que otros le sigan.

Que su testimonio sea personal

A la edad de 17 años me gradué de la escuela secundaria y obtuve un empleo en una empresa comercial muy grande de mi pueblo natal. El primer día, al salir rumbo a mi nuevo empleo, mi madre me llamó aparte y me dijo: “Recuerda, hijo, sólo un pez muerto puede ser llevado por la corriente. Se necesita uno que esté vivo para nadar contra ella.”

Jamás he olvidado las palabras de mi madre. Desde entonces, siempre me he cerciorado de que no me estoy dejando “llevar por la corriente”. No siempre es fácil ser diferente de la mayoría. En ocasiones, en su empleo o en otras actividades usted podrá ser el único creyente del grupo. Si
deseamos dar testimonio personal, hemos de estar dispuestos a permanecer firmes en favor de principios cristianos, aun cuando nos sería más fácil estar de acuerdo con la mayoría.

En 1 Pedro 3:15 se nos aconseja estar “siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros”. Nuestra esperanza está puesta en Jesucristo, quien murió y resucitó para que tuviéramos vida eterna. Hemos de mantener un buen testimonio personal en todo tiempo si deseamos ayudar a otros a encontrar a Cristo.

¿Comprende que Dios le conoce mejor de lo que se conoce a usted mismo? ¡Es verdad! Considere el siguiente versículo bíblico:

Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta. (Hebreos 4:13)

Dios depende de nosotros para mostrarle al mundo cómo es Él. Que su testimonio de Cristo sea un asunto personal. Permita que los demás vean los resultados de la gracia de Dios en su vida. Dios nos ha dado el Espíritu Santo para ayudarnos a hacerlo.

Si usted desea alcanzar a su comunidad para Dios deberá ser muy “transparente”. Es decir, que está expuesto a que la gente lo observe. Ellos ven lo que realmente es usted. El apóstol San Pablo dijo: “Sed imitadores de mi, así como yo de Cristo” (1 Corintios 11:1). ¿Puede usted decir lo mismo a quienes le observan en su comunidad?

Dependa del espiritu santo

El es el Revelador

Antes de que Jesús ascendiera al cielo, les dijo a sus discípulos: “Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuese, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré” (Juan 16:7). La palabra Consolador es uno de los nombres que la Biblia le aplica al Espíritu Santo.

Cuando comprendemos el ministerio del Espíritu Santo, podemos confiar más en Él. Por ejemplo, si se ponen a dos hombres de diferente país en un cuarto, nunca aprenderán a comprenderse mutuamente si no se pueden comunicar o hablar. Pero si hablan el mismo idioma, podrán charlar y conocerse mejor mutuamente.

La comprensión produce confianza. Lo mismo ocurre en el caso del Espíritu Santo. Al comprenderlo a Él y a su ministerio, usted aprenderá a confiar en Él. Uno de los ministerios del Espíritu Santo consiste en revelar o mostrar a Cristo a todos nosotros. Cuando se nos revela a Cristo, comprendemos nuestra necesidad de Él.

Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí. (Juan 15:26)

Otro propósito del Espíritu Santo consiste en convencer de pecado y acercar a los hombres a Dios. Jesús dijo que el Espíritu Santo hablaría acerca del arrepentimiento. También dijo que el Espíritu “convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio” (Juan 16:8).

José López nunca había dado su corazón al Señor. Cierto día escuchó la historia de Jesús y de su amor por todos los hombres y las mujeres. Pasó una semana, y José no pudo olvidar la historia. ¿Por qué? Porque el Espíritu Santo le había revelado a Jesús a Él. y también lo había hecho sentirse triste por su pecado.

El Espíritu Santo se ocupa en el ministerio de llamar a los hombres a Jesús. ¿Acaso no se siente usted feliz de que el Espíritu Santo le haya revelado a Jesús? Al testificar a otros podemos depender del Espíritu Santo para que realice su obra en los corazones también.

Él es nuestro Maestro y Recordador

He aquí las palabras de Jesús registradas en Juan 14:26:

Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo
os he dicho.

En este versículo se mencionan dos ministerios del Espíritu Santo. El Espíritu Santo nos enseñará el significado de la Palabra de Dios, y cómo aplicarla a nuestros corazones y vidas. El Espíritu Santo es sabio, y también puede darnos sabiduría.

Tom Green no era muy letrado, pero estaba dispuesto a aprender. Después de su trabajo diario Tomás leía y estudiaba la Biblia. Aprendió muchas cosas de la Biblia. Tomás y su esposa Betty tienen dos hijos. Las instrucciones bíblicas les han ayudado a educarlos de modo que ellos, también, amen a Dios y le obedezcan. Los dos hijos ya están casados y tienen hijos también. Están educando a sus hijos de la misma manera. Gracias a que Tom y Betty estudiaron la Palabra de Dios y permitieron que el Espíritu Santo les enseñara, su familia ha sido muy bendecida.

La Biblia nos muestra muchas formas en que el Espíritu Santo nos enseña. Busque en su Biblia los siguientes versículos y escríbalos a fin de que los pueda recordar.

1. Efesios 1:17—Él nos da sabiduría y nos revela a Dios.

2. Efesios 6:18—Él nos enseña a orar al dirigirnos.

3. 1 Corintios 2:10–12—Él nos enseña verdades acerca de Dios y sus propósitos.

4. Gálatas 5:16, 22–23, 25—Él dirige nuestras vidas y produce en nosotros amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza.

En segundo lugar, de acuerdo con Juan 14:26, el Espíritu Santo nos recordará todas las cosas que Jesús nos dijo. Es decir, que al estudiar la Palabra de Dios, el Espíritu Santo traerá la Palabra a nuestras mentes cuando la necesitemos. No podemos recordar todas las cosas que leemos en la Biblia. Sin embargo, cuando necesitamos recordarla el Espíritu Santo nos recuerda las enseñanzas que necesitamos para ese momento particular.

¿Le ha hablado en alguna ocasión a alguien acerca del Señor y parecía que usted tenía todas las respuestas correctas? ¿O acaso el Espíritu Santo le ha recordado exactamente el versículo que necesitaba para cierta ocasión? Es muy reconfortante sentir la ayuda de Dios en tales momentos. Sin la ayuda del Espíritu Santo, en muchas ocasiones nos sentiremos perdidos al tratar de testificarle a alguien.

En ocasiones cuando somos tentados a hacer lo malo, el Espíritu Santo nos recuerda que debemos obedecer a Dios. Nos recuerda que debemos mantener una buena actitud en nuestras relaciones con otras personas. En ocasiones olvidamos demostrar un espíritu de comunidad, pero el Espíritu Santo fielmente nos lo recuerda.

Ha llegado usted al final de este estudio. Espero que haya recibido mucha ayuda para su vida cristiana por medio de estas lecciones. Ha comenzado usted a obtener una nueva comprensión del ministerio del cristiano en su comunidad. Puede usted poner en práctica todas estas enseñanzas al
permitir que el Espíritu Santo le ayude. Sólo por el poder del Espíritu Santo podemos hacer lo que debemos. Confíe en El y le ayudará a aplicar estas enseñanzas a su vida y ministerio a otros.

Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido. (2 Timoteo 3:14)

Lo que habéis oído desde el principio, permanezca en vosotros. Si lo que habéis oído desde el principio permanece en vosotros, también vosotros permanecéis en el Hijo y en el Padre. (1 Juan 2:24)

Ahora que usted ha completado la segunda unidad, usted está preparado para contestar las preguntas de la Evaluación de Unidad dos. Repase las lecciones anteriores, luego siga las instrucciones que están en la hoja de respuestas. Envíe su hoja de respuestas a la dirección de su oficina de inscripción. Que el Señor le bendiga al continuar la práctica del espíritu de comunidad.