Hacia la Madurez

Juan y María se ajustaron rápidamente a contar con un nuevo miembro en su familia. Se sintieron muy contentos cuando varios amigos y familiares fueron a visitar al pequeño Manuelito. “¡Oh, se parece mucho a su padre!” comentaban algunos, con lo cual Juan se sentía particularmente orgulloso. María también observaba un parecido entre el padre y su hijo. Ella y Juan comparaban la foto de Manuel con algunas que la madre de Juan había guardado desde que éste era un bebé. No se podían equivocar, existía un parecido definitivo.

Quizá usted haya pasado por una experiencia similar. Alguien quizá haya mencionado cuánto se parece usted a alguno de sus antepasados. Puede ser una experiencia agradable el mirar un álbum fotográfico y observar el parecido físico de diferentes miembros de la familia, incluso de varias generaciones.

Entonces no deberá sorprenderle descubrir en esta lección que en la vida cristiana también existen algunos “parecidos”. Jesús nos ha dado su vida. ¿Acaso no es de esperar que al crecer en madurez espiritual los convertidos demuestren una creciente revelación de la vida de El? En esta lección descubrirá usted que la meta máxima del crecimiento espiritual consiste en desarrollar la semejanza a Cristo. También aprenderá lo que la Biblia enseña acerca de algunos elementos envueltos en este proceso. Lo que aprenda en esta lección le será muy valioso al ayudar a otros a crecer en madurez espiritual.

A SU SEMEJANZA

Desarrollo espiritual esperado

Toda vida tiene una naturaleza característica de su propia clase. El carácter de esa vida se trasmite a través del proceso de reproducción. Una semilla está viva. Bajo las condiciones apropiadas para el crecimiento, el carácter de esa vida será revelado. Cuando se planta un grano de arroz, maíz, frijol, o cualquier otro, sabe usted lo que producirá. La naturaleza distintiva está contenida en la semilla. Bajo las condiciones apropiadas, el carácter de esa vida surgirá y se desarrollará hasta su plenitud.

El reconocimento de esta verdad es importante cuando se considera la vida espiritual. La vida nueva que Dios da en Jesús es su propia vida. Su vida también posee una naturaleza y un. carácter propios. Cuando esta nueva vida es nutrida bajo condiciones espirituales apropiadas crece y se desarrolla dentro de nosotros, por lo que nos vamos haciendo más y más como El. Nuestra responsabilidad consiste en ser sensibles al Espíritu Santo, en permitirle que controle y forme nuestra vida de acuerdo con su voluntad (Romanos 8:5-11; Gálatas 5:25).

El desarrollo espiritual constituye el propósito de Dios

En Génesis 1:26,27 observamos que el hombre fue creado originalmente a la imagen y semejanza de Dios. El hombre fue hecho por Dios y como Dios. Era todo lo que Dios deseaba que fuera. Pero esa semejanza a Dios fue desfigurada severamente cuando cayó en pecado. Se convirtió en criatura impía y la imagen de Dios en El fue distorsionada seriamente. La actividad de Dios en la salvación se relaciona con su plan para restaurar al hombre a su condición original de semejanza a Dios. Dios le advirtió al hombre que el pecado le traería muerte, separación de El. Cuando el hombre pecó, murió espiritualmente. Pero en Jesús se nos da nueva vida, tenemos vida espiritual. Al crecer esa vida y desarrollarse interiormente, comenzamos el proceso de llegar a ser más y más como El.

La meta del desarrollo espiritual

Las Escrituras indican que Dios, en su plan eterno, ha predeterminado lo que les ocurrirá a quienes reciben su nueva vida. Dios sabe que seremos como El una vez que quede completa su obra en nosotros.

Debe usted comprender aquí que Dios tiene el propósito de que los que reciben su nueva vida, crezcan y se desarrollen. Al crecer, la naturaleza y el carácter de Dios revelarán en ellos y la semejanza de Cristo se verá en sus conversaciones, acciones y hábitos. San Pedro se refiere a este proceso de desarrollo cuando amonesta a quienes han recibido la nueva vida a crecer “en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo” (2 Pedro 3:18).

En cierta ocasión oí a dos muchachos que jugaban juntos. Discutían sobre quién de los dos era más alto. Para aclarar la duda, se pusieron en pie de espaldas uno al otro. Cada uno se estiró lo más que pudo y se midieron con sus manos en su cabeza para comprobar quién era más alto. Uno de ellos alegremente comprobó que era más alto que el otro. Pero el otro no se dio por vencido fácilmente. Le dijo: “Espérate. Cuando crezcas y seas como tu papá y yo crezca y sea como el mío, entonces seré mucho más alto que tú.” Este muchacho declaró una verdad muy importante. Consideró las posibilidades del crecimiento. Adoptó un modelo para llegar a crecer como él: su padre. Este incidente ilustra lo que significa obtener la estatura completa de todo lo que es Cristo.

De cuando en cuando nos hará mucho bien medirnos de espaldas con Jesús—para hacer un inventario espiritual. Aun cuando El sea mayor y más alto que nosotros, cada vez que nos midamos por esa norma veremos cuánto hemos crecido. Deberíamos ser más como El.

La tarea del nutrimiento cristiano

Para los creyentes, la meta del crecimiento espiritual consiste en madurar en semejanza a Jesús. Al permitir que la vida de Cristo dentro de nosotros se desarrolle plenamente, más y más vamos siendo como Cristo. Por la vida de Cristo dentro de nosotros, maduramos en su semejanza, permitiendo que su vida se perfeccione en nosotros.

La tarea de aquellos que nutren el crecimiento cristiano consiste en suplir lo necesario para el crecimiento espiritual normal, saludable. El nutrimiento del crecimiento cristiano se relaciona con la vida—ayudar a los creyentes a crecer en la vida de Cristo hasta que la naturaleza y el carácter de El se revelen en su personalidad.

La meta de los creyentes maduros no consiste simplemente en producir personas con conocimiento bíblico ilimitado y visión espiritual, sino en ayudarles a practicar la nueva vida en su plenitud, como Jesús lo deseaba desde el principio. El propósito del nutrimiento cristiano consiste en ayudar a las personas a ser ejemplo de Jesús—a dirigirlas hacia una vida en Dios disciplinada, creciente, con Jesús como el centro de atención.

Cuando usted ayuda a otras personas a crecer espiritualmente y a llegar a ser semejantes a Cristo, participa en el nutrimiento cristiano. Este es un ministerio recompensador y práctico basado profundamente en el designio de Dios para la humanidad.

PERSONAS COMPLETAS

La vida centrada en Cristo

El nutrimiento cristiano se relaciona con la vida porque el cristianismo está centrado en la vida. El cristianismo gira en torno a Cristo, una persona, el eterno Hijo de Dios, quien es la fuente de toda vida. El les da su vida a quienes le reciben. La entrega a Jesucristo comienza con una respuesta de simple fe al evangelio. Esta marca el comienzo de la nueva vida. Pero esta entrega envuelve una vida de discipulado a través del proceso de crecimiento en semejanza a Cristo. En este proceso de nacimiento y crecimiento espiritual, Jesús es, y va siendo más y más, el centro de la experiencia de la vida total del cristiano. A través del nutrimiento cristiano los creyentes en pleno crecimiento aprenden a poner a Cristo primero en su vida, convirtiéndolo en el centro de su vida total.

Lo que es la vida centrada en Cristo

El ayudar a las personas a hacer que Jesús sea el centro de sus vidas toca todos los aspectos de la experiencia humana. Cuando pensamos en la personalidad humana, a veces tenemos la tendencia de dividirla en partes o áreas de la vida, como la mental, lo físico, lo emocional, lo social y lo espiritual. Aun cuando resulta útil estudiar el comportamiento humano desde estos diferentes puntos de vista, necesitamos recordar que las personas son seres completos, totales, que no se pueden dividir en partes pequeñas. Cada área de la vida influye sobre los demás y respondemos a lo que nos rodea como personas completas.

La relación del creyente con Dios a través de Jesús influye en cada parte de la persona. Cristo está en el centro, lo cual significa que El debería controlar cada área. Mientras más crecemos espiritualmente y vamos tomando su semejanza, más controla El toda nuestra vida.

La función del nutrimiento cristiano en el desarrollo de personas completas

El propósito del nutrimiento cristiano consiste en desarrollar personas maduras completas: personas que son transformadas intelectual, emocional, espiritual y socialmente por medio de su relación con Jesucristo.

Quienes se ocupan del nutrimiento cristiano reconocen el valor innato de cada persona, perciben el potencial dentro de cada ser humano y procuran desarrollarlo hasta lo máximo para la gloria de Dios. El nutrimiento cristiano se relaciona con la vida total de los creyentes y trata de ayudarles a ser completos, a experimentar la vida en su plenitud.

Este interés por hacer que las personas sean completas en Jesús conduce a un discipulado que se expresa en obediencia total a todo lo que mandó Jesús. El responder con fe al evangelio conduce a un amor activo, obediente hacia el Señor Jesús. Este es amor de la persona completa—corazón, mente y alma—que cede el control de toda la vida a El.

La función de la Biblia en el desarrollo de personas completas

En la lección 1 usted estudió la forma en que la Biblia ayuda a nutrir el crecimiento espiritual. Dios se revela a sí mismo en las Escrituras; por tanto, éstas constituyen el contenido de nuestro estudio y aprendizaje. Deseamos ser más como Cristo y El es revelado en la Palabra de Dios. No estudiamos la Biblia simplemente para obtener conocimiento por lo que éste vale. El propósito de nuestro aprendizaje no consiste en preparamos para pasar un examen, sino en prepararnos para experimentar una vida completa, centrada en Cristo.

La verdad de Dios tomó una expresión viva en Jesucristo. Puesto que Dios vive en nosotros, debe de haber una expresión viva de El en nuestra vida. La personalidad total del creyente ha de ser transformada por la realidad de Dios dentro de nosotros para que la vida del creyente sea una expresión fiel de la verdad de Dios. Al crecer la vida cristiana interiormente, debe ocurrir una transformación progresiva del carácter, valores, motivos, actitudes y conducta del creyente para conformarlo a la personalidad de Dios como se expresa en Jesús. Los creyentes deberían ser más y más como Cristo.

El pasaje de 2 Timoteo 3:14-17 identifica cuatro usos de las Escrituras: enseñar, redargüir, corregir, instruir en justicia. Observe también que estas cuatro actividades tienen una meta básica: la de preparar al hombre de Dios para toda buena obra. Las Escrituras son útiles para preparar a los creyentes para experimentar todo lo que Dios desea que sean; podríamos decir que las Escrituras son útiles para hacer a las personas completas. Si usted desea crecer espiritualmente, debería estudiar las Escrituras; si quiere ayudar a otra persona a madurar espiritualmente, debería ayudarle a estudiar la Biblia.

Repasemos y resumamos lo que usted ha estudiado hasta aquí en esta lección. Ha descubierto que los creyentes maduros están creciendo en semejanza a Cristo. Dios desea que quienes reciben nueva vida en Cristo maduren para que la vida de Jesús se revele más y más en ellos. También ha aprendido que la madurez en la vida con Cristo involucra el convertirse en personas completas, cediéndole a El el control de cada área de la vida. Ha aprendido que el ayudar a que las personas sean completas, es decir, que sean como Cristo, constituye la tarea principal de quienes se ocupan del nutrimiento cristiano. Y ha aprendido que la Biblia es esencial para ayudar a las personas a ser completas. Si aún no comprende usted estos conceptos. repase lo que ya ha estudiado en esta lección antes de proceder a la siguiente sección.

PASO A PASO

La meta del nutrimiento cristiano

Cuando nace un bebé, comienza a crecer. Como resultado final de ese crecimiento esperamos que el bebé llegue a ser adultoque madure. Reconocemos que el proceso de crecimiento de la infancia a la madurez requiere tiempo y paciencia. Hemos aprendido a reconocer las etapas de desarrollo y los niveles de madurez. En cada etapa de desarrollo esperamos que la persona logre ciertas tareas, como aprender a caminar desde su tierna infancia. Esos logros que esperamos en cada etapa de desarrollo se conocen como metas intermedias. Representan objetivos menores hacia aquella meta final—la madurez. Cada objetivo intermedio tiene su propio valor en sí mismo, pero cada uno es aun más significativo cuando se considera como paso hacia la meta final. La comprensión de este concepto nos ayuda a suplir con mayor cuidado las necesidades de las personas en desarrollo. Al suplir las necesidades de cada nivel progresivo de desarrollo, le estamos ayudando a la persona a crecer hacia la madurez.

La vida espiritual, repetimos, se asemeja al proceso de crecimiento y desarrollo de la vida biológica. El proceso de madurez iniciado por el nuevo nacimiento comienza con la infancia espiritual. La meta final de la vida espiritual del creyente consiste en ser transformado a la semejanza de Cristo (Romanos 8:29, 12:2, 2 Corintios 3:18). Al iniciar su viaje espiritual, necesita nutrimiento para un crecimiento sólido. Debe desarrollar el apetito por la leche de la Palabra (1 Pedro 2:2). Entonces aprende los requerimientos básicos para el desarrollo espiritual total de acuerdo con el designio de Dios. Aprende a realizar las tareas y a demostrar el comportamiento esperado en su etapa inicial de desarrollo. Es decir, está aprendiendo a caminar. Al desarrollar apetito por la Palabra y aprender a aplicar sus instrucciones a su vida diaria, crece su fe. Aprende a distinguir la naturaleza de la lucha espiritual al meditar en la Palabra (Efesios 6:10, 18) y por experiencia—a través de encuentros personales con el enemigo de su alma. Al relacionarse con creyentes más maduros, aprende que el secreto de la victoria en el combate espiritual consiste en la oración. Su estatura aumenta al seguir adelante, creciendo en la Palabra, en su relación con el Señor y con los creyentes. Progresivamente toma la imagen de Cristo al seguir adelante hacia su meta final. El estudio de la Palabra, la práctica de la oración consistente, el aprender a distinguir entre la verdad y el error—todo esto no se aprende al mismo tiempo. Cada paso logrado es una meta intermedia, pero forma parte de la meta final que es la semejanza a Cristo.

Lea la siguiente definición varias veces y apréndasela de memoria. Tendrá que saberla para el autoexamen, así como también para el informe del alumno. Pero aún más importante es el hecho de que usted comprenderá más claramente la meta final del nutrimiento cristiano.

La meta final del nutrimiento cristiano consiste en cultivar el crecimiento espiritual hacia la madurez en semejanza a Cristo en todas las experiencias de la vida.

Pasos hacia la madurez espiritual

Lea Efesios 4:11-16. Ya leyó el versículo 13 anteriormente en el desarrollo de esta lección. Este pasaje indica que los creyentes en crecimiento deben llegar a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo. También enseña que el creyente maduro se identifica apropiadamente con el cuerpo de Cristo, la congregación local de creyentes, después de lo cual asumirá una función activa en el ministerio de ese cuerpo. Con esta idea en mente, ¿cuáles pasos o necesidades pueden ser identificados? Comenzando con la nueva vida en Cristo, o sea el nacimiento espiritual, y progresando hacia la plena madurez espiritual, ¿cuáles tareas deben lograrse en ese proceso?

Seis niveles de necesidad

Para usar estos seis niveles de desarrollo con el fin de ayudar a alguien a crecer espiritualmente, debe no sólo ponerlos en una lista, sino también comprenderlos bien y describirlos.

1. Orientación para la nueva vida. Ya hemos visto la necesidad de hacer esto. Los bebés necesitan ser alimentados con leche hasta madurar lo suficiente como para que puedan recibir alimento más sólido. La persona que se convierte a Cristo experimenta un cambio total en su forma de vida, actitudes y valores. Con frecuencia necesita la seguridad de la salvación y de recibir el aprendizaje cuidadoso, básico y elemental que le enfila hacia el desarrollo para la madurez espiritual. A menudo esta orientación prepara al recién convertido para declarar su fe a través del rito cristiano del bautismo en agua.

2. Integración en una hermandad de creyentes. Debido a que los creyentes son personas que comparten la nueva vida que Dios les da en Jesús, se relacionan unos con otros. Todos los creyentes forman parte de un cuerpo—el cuerpo de Cristo. Este cuerpo se manifiesta en la tierra en hermandades locales de creyentes. El creyente no puede madurar debidamente sin las relaciones de este cuerpo; por consecuencia, necesita que cada persona contribuya con sus habilidades y dones para que el cuerpo pueda ser completo.

3. Desarrollo de la vida espiritual. Así como una persona debe comer durante toda su vida, la nueva vida necesita nutrición continua. Como ya ha descubierto usted, este es el resultado de recibir más de la Palabra de Dios. El creyente nunca deja de necesitar alimento espiritual. Sin embargo, descubre que es capaz de recibir alimento más sólido al ir creciendo. En esa etapa el creyente descubre el valor del estudio bíblico y la oración personal. Comienza a agudizar sus habilidades de pensamiento crítico al comparar unos pasajes bíblicos con otros y la doctrina que oye enseñada o predicada con la norma bíblica.

4. Descubrimiento de dones de ministerio espiritual. Dios le ha dado a cada creyente un don o habilidad para el ministerio. Es importante que cada creyente ejerza su don en el ministerio. De esta forma tanto el creyente como el cuerpo del cual forma parte, se desarrollan hasta llegar a ser completos. Algunos creyentes aún no han descubierto su don de ministerio. Se preguntan cuáles habilidades tienen con las que podrían ministrar a los demás. Estas personas necesitan analizar sus actividades y decidir cuáles parecen ser una bendición y ayudar a otros miembros del cuerpo de Cristo. Necesitan examinar sus corazones para comprender cuáles actividades les dan un sentido de satisfacción y gozo. Al hacerlo, recibirán una indicación de sus dones de ministerio especiales.

5. Capacitación para el servicio cristiano. Después que una persona ha descubierto su don de ministerio, necesita desarrollarlo. En esta etapa de desarrollo. la persona debe estar disponible para hacer lo que sea necesario en lo que toca al ministerio colectivo. Al nivel personal, también debería hacer todo lo posible para aprender cómo puede desarrollarse y usar su don en servicio para su familia, amigos, conocidos y la comunidad. Ser capacitado para el servicio cristiano muestra la disposición a hacer lo que Dios desea para promover el crecimiento espiritual, e implica un alto grado de madurez espiritual.

6. Participación activa en el servicio cristiano. El recibir capacitación para el servicio cristiano es valioso; sin embargo, puede ser eficaz sólo si se usa en participación activa en la obra del Señor. El descubrimiento de oportunidades para el servicio cristiano y el uso de esas oportunidades para el servicio a Dios son esenciales.

Necesidades cristianas y madurez espiritual

Ha descubierto usted que la meta final del nutrimiento cristiano consiste en cultivar el crecimiento espiritual en semejanza a Cristo en las experiencias totales de la vida. También ha descubierto seis necesidades que deben suplirse mientras prosigue uno a esta meta final. El nutrimiento cristiano debería tomar en cuenta estos niveles de necesidad y proveer oportunidades para ayudar a las personas a crecer o pasar de un nivel a otro. Cualquiera que sea el nivel de desarrollo, la meta final se debería tomar en cuenta siempre. Nosotros, entonces, podemos considerar estos seis niveles de necesidades como objetivos transitorios para nuestra obra en el nutrimiento cristiano.

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