Palabra de Sabiduría, Palabra de Conocimiento, El Don de Fe

En las cuatro lecciones anteriores hemos estudiado los dos primeros grupos de dones espirituales, (1) los dones ministeriales, y (2) otros dones ministeriales. Hemos visto que el primer grupo de dones fue dado a los líderes del cuerpo de Cristo. Por tanto, el número de creyentes que reciben estos dones es un grupo limitado. El segundo grupo de dones es diferente. Casi todo creyente puede tener por lo menos uno de estos dones.

Con esta lección veremos el último grupo de dones: los dones del Espíritu. Prestaremos atención especial al hecho de que cada uno de estos dones es dado por el Espíritu Santo. Notaremos también que ninguno de estos dones se obtiene por alguna habilidad humana o algún talento especial.

En breve descubriremos una cosa más: el poder adicional que se recibe a través del bautismo en el Espíritu se manifiesta en los dones del Espíritu. Dios desea que su poder se manifieste a través de cada uno de sus hijos. El desea que ese poder se manifieste en usted. Al aprender acerca de estos dones, se dará cuenta que usted mismo puede ser usado por el Espíritu en la manifestación de estos dones.

PALABRA DE SABIDURIA

Ahora estamos listos para el estudio de los dones del Espíritu. Para comenzar, leamos la introducción de Pablo a este tema en 1 Corintios 12:1: “No quiero, hermanos, que ignoréis acerca de los dones espirituales.”

Al comenzar este curso estudiamos el gran valor del conocimiento en relación con los dones espirituales. Pablo comprendía la importancia del conocimiento. Deseaba que los creyentes salieran de su ignorancia . . . “Porque no quiero, hermanos, que ignoreis. . . (1 Corintios 10:1). Cinco veces en sus epístolas repite lo mismo: Romanos 1:13, 1 Corintios 10:1; 12:1; 2 Corintios 1:8; y 1 Tesalonicenses 4:13.

Pablo sabía que era necesario el verdadero conocimiento en cada área. Sabía que éste les daría a los dones mayor significado y efectividad, como Dios lo deseaba.

Los creyentes pueden tener dones sin mucho conocimiento, como en el caso de los corintios: . . . que nada os falte en ningún don. . .” (1 Corintios 1:7). Sin embargo, para que los dones sean útiles, deben basarse en verdadero conocimiento.

Al estudiar estos dones, investigaremos un conocimiento claro basado en la Biblia para cada uno de ellos. Deseamos comprenderlos bien. No sólo queremos saber acerca de estos dones, sino también verlos en operación. Debemos orar para que el Espíritu Santo abra nuestras mentes a una comprensión más amplia.

Definición de la palabra de sabiduría.

“Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría. . .” (1 Corintios 12:8). Sabiduría es buen juicio basado en conocimiento. La palabra de sabiduría, entonces, es una palabra de buen juicio basado en conocimiento. Pero el don abarca mucho más aún.

El término palabra es la clave. Se deriva del término griego logos. Logos significa “la materia de, el sujeto de, la esencia de.” Puesto que los dones del Espíritu son estrictamente del Espíritu de Dios, entendemos que la palabra de sabiduría es una expresión de Dios. No es sólo una expresión de sabiduría. La sabiduría a la cual se refiere el autor en este versículo viene directamente de Dios. Es la sabiduría de El.

Por tanto, a través del don de la palabra de sabiduría, el Espíritu Santo le da al creyente un poco de la sabiduría divina.

La expresión “palabra de sabiduría” se refiere a una porción pequeña. También aparentemente se refiere a un tipo de sabiduría especial para una necesidad particular. Podríamos decir que es un poco de la sabiduría de Dios expresada en el tiempo oportuno.

1 La palabra de sabiduría es

a) un poco de la sabiduría de Dios expresada en el tiempo oportuno.
b) un don que hace a una persona sabía desde que lo recibe.
c) sabiduría natural inspirada por el Espíritu Santo.

Explicación e ilustración de la palabra de sabiduría

Debemos comprender que la palabra de sabiduría es totalmente sobrenatural. Pablo dice: “Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría” (1 Corintios 12:8). No se obtiene en la escuela. Tampoco porque se es sabio por naturaleza. Se obtiene sólo por el Espíritu Santo.

Para ayudarnos a comprender este don, la palabra de sabiduría, haremos varias preguntas.

  1. ¿A quién se le da la palabra de sabiduría? . . . repartiendo a cada uno en particular como él quiere” (1 Corintios 12:11).

En cierto sentido todo creyente tiene la oportunidad de ser usado en la manifestación de cada don. Permítame explicar. Todos los dones están en el Espíritu. Ahora bien, si el Espíritu está en el creyente, de igual manera sus dones. Sin embargo, la decisión de cuál don o dones el Espíritu manifiesta a través del creyente queda enteramente bajo su discreción.

Los dones del Espíritu residen en el Espíritu Santo. Son manifestados por el Espíritu a través del creyente; por ello se dice que son dados al creyente.

En Hechos 15:5-27 se encuentra un ejemplo muy claro de la palabra de sabiduría. La iglesia primitiva se enfrentaba a un problema muy serio. Se trataba de los gentiles recién convertidos. Para tratar de solucionar el problema, los líderes de la iglesia se reunieron con otros creyentes. Platicaron mucho sobre el problema. Algunos tenían una idea, otros tenían otra. Finalmente habló Jacobo, uno de los líderes. Después de su discusión, “pareció bien a los apóstoles y a los ancianos, con toda la iglesia. . .”

Ahora notemos estos pasos:

  1. Un problema serio (versículo 5).
  2. Reunión del cuerpo de creyentes (versículo 6).
  3. El grupo trata de resolver el problema (versículos 7-12).
  4. El Espíritu Santo, a través de Jacobo, da la respuesta en una palabra de sabiduría (versículos 13-21).
  5. La palabra de sabiduría condujo a todo el grupo a una decisión (versículo 22).

En estos versículos se destaca la idea de que la palabra de sabiduría fue dada por el Espíritu Santo. La palabra de sabiduría necesitaba alcanzar a la gente. El Espíritu Santo estaba en Jacobo y a través de él manifestó la palabra de sabiduría a la iglesia. Por tanto, la iglesia recibió el don de la palabra de sabiduría.

  1. ¿Cómo funciona la palabra de sabiduría? ¿Demanda profundos razonamientos? ¿Cómo sabe el creyente, por quién el Espíritu Santo da la palabra de sabiduría, lo que debe decir?

Estas preguntas las pueden contestar mejor aquellos que han pasado por esta experiencia. Donald Gee, un maestro pentecostal inglés dijo:

“En una manifestación de la palabra de sabiduría algo se presiente. Es un sentido de lo divino (es decir, Dios), la conciencia de una manifestación que trasciende (es decir, de lo alto) a todas las. . . reservas de. . . la experiencia humana. Está uno muy consciente de que. . . se ha dicho lo que se debía decir”.

La palabra de sabiduría puede dirigirla el Espíritu Santo directamente al corazón del hombre. En este caso, el hombre la comunicaría a su vez al cuerpo (véase Efesios 1:17-19).

Pablo dirigía la palabra de sabiduría a los corintios. Pero antes de que lo hiciera, el Espíritu Santo ya la había comunicado directamente a su corazón (lea 1 Corintios 2:5-15).

  1. ¿Cuándo se manifiesta la palabra de sabiduría? No podemos hacer una lista de todas las veces cuando se manifiesta. A menudo las circunstancias determinan cuándo se necesita. Además, el Espíritu Santo puede manifestar el don sólo cuando un creyente está preparado espiritualmente y dispuesto a ser usado. “De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada… úsese conforme a la medida de la fe” (Romanos 12:6). El estudio de las circunstancias bajo las cuales se manifestó este don en la iglesia primitiva nos ayudará a comprenderlo.
  • Cuando el predicador estaba predicando. Se pueden observar destellos de la manifestación en el sermón de San Pedro en Hechos 2:16-36. Lo mismo se puede decir del sermón de Esteban en Hechos 7 (léase también Hechos 6:10).
  • Cuando surgieron problemas en la iglesia (repase Hechos 15).
  • Cuando se inició la persecución, Hechos 5:26-33, en particular el versículo 29: “Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres.” ¡Cuán poderosa palabra de sabiduría! (véase también Lucas 12:12 y 21:15).
  • Cuando las personas se enfrentaron a sus problemas (Hechos 5:1-11).

Cuán valioso y útil es el don de sabiduría. Con toda seguridad es uno de los dones más grandiosos. Debemos desearlo para ser de ayuda a la iglesia. Si el Espíritu Santo permitiera que se manifestara a través de nosotros, no deberíamos decirnos a nosotros mismos: “Ya lo tengo.” Más bien debemos recordar que El nos usa como canales para dar los dones a su cuerpo, la iglesia, y humildemente debemos alabarle.

Propósito de la palabra de sabiduría

En el estudio del propósito de los dones del Espíritu, se debe recordar una regla sencilla, “Hágase todo para edificación.”

Edificación significa “edificar” o construir, estimular. Por tanto, podemos decir que el propósito de la palabra de sabiduría consiste en edificar el cuerpo de Cristo. Esta edificación se lleva a cabo si la palabra de sabiduría se dirige a un miembro, a un grupo pequeño, o a una multitud.

Este don nunca lo da el Espíritu Santo para que alguien se sienta mejor o más espiritual que otros creyentes. Es un privilegio especial ser usado por el Espíritu Santo.

PALABRA DE CONOCIMIENTO

Definición de la palabra de conocimiento

“A otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu” (1 Corintios 12:8).

Ciencia significa conocimiento, “saber.” Como dijimos en el estudio de la palabra de sabiduría, el término palabra se deriva del término griego logos. Logos significa “la materia de, el sujeto de, la esencia de.” La palabra de conocimiento, por tanto, es una expresión de conocimiento. ¿Pero del conocimiento de quién?

Recordemos de nuevo que todos los dones del Espíritu se dice que son del Espíritu o por el Espíritu. La palabra de conocimiento es dada por el mismo Espíritu que dio la palabra de sabiduría, el Espíritu Santo.

Puesto que el Espíritu Santo es la tercera persona de la Deidad, tiene acceso a todos los vastos tesoros del conocimiento. Una palabra del latín describe cuánto conocimiento tiene Dios. Es la palabra omnisciente. Esta a su vez se deriva de dos términos: Omni, que significa “todo,” y scient, que significa “conocimiento,” “saber.” Al unir los términos queda la palabra compuesta que significa “todo conocimiento.” decimos que Dios todo lo sabe.

A través de la palabra de conocimiento el Espíritu Santo capacita al creyente para expresar un poco del conocimiento ilimitado de Dios. En otras palabras, Dios hace que el creyente diga lo que éste no sabe por el uso de sus propias habilidades. El Espíritu Santo le da la palabra que debe expresar. Esa palabra llega a ser conocida como el don de conocimiento para el creyente o para el cuerpo. Es un don para el cuerpo, porque los intereses del cuerpo están de por medio, incluso cuando se le dirige a un inconverso.

Explicación e ilustración de la palabra de conocimiento

El bautismo en el Espíritu Santo incrementa el poder de Dios en la vida del creyente. “Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo. . .” (Hechos 1:8). Ese poder se manifiesta a través de los dones del Espíritu. Cada don del Espíritu muestra el poder de Dios. En el día de Pentecostés la iglesia primitiva recibió el poder de Dios. Desde ese día en adelante, por todo el libro de Hechos, se manifestó ese poder.

Ahora pasaremos a estudiar la forma en que se manifestó el poder de Dios en la palabra de conocimiento.

Hombres llenos del Espíritu y la palabra de conocimiento

En todo el libro de Hechos se registran manifestaciones de la palabra de conocimiento. Como usted lo notará, en cada caso en que el creyente expresó la palabra de conocimiento, se refirió a un dato que no había manera de que supiera, excepto por el Espíritu.

  1. Lea Hechos 5:1-10. San Pedro sabía que Ananías y Safira habían mentido al Espíritu Santo. También sabía que secretamente habían acordado mentir.
  2. Véase Hechos 8:23. San Pedro sabía que Simón abrigaba amarga envidia y pecado en su corazón.
  3. Lea Hechos 9: 1-18. Ananías (no el de Hechos 5) sabía algunos datos acerca de Saulo por el Espíritu.Sabía dónde estaba Saulo (versículo 11).
    Sabía que él estaba orando (versículo 11).
    Sabía que Saulo había recibido una visión (versículo 12).
    Sabía que Saulo era un vaso escogido (versículo 15). Sabía que Saulo sufriría por causa del Señor (versículo 16).
  4. Véase Hechos 10:19. San Pedro sabía que los tres hombres habían ido a verlo en nombre de Cornelio.5.
  5. Lea Hechos 27:13-44. Pablo sabía que los miembros de la tripulación del barco azotado por la tormenta no se salvarían si no permanecían en la embarcación.

Hombres malos y la palabra de conocimiento.

En ocasiones los hombres malos, como hechiceros, aparentemente tienen poder para saber cosas de una extraña manera. ¿Acaso tienen ellos la palabra de conocimiento? No. Sin embargo, es cierto que obtienen conocimiento en forma extraordinaria. Pero, ¿cómo?

Es necesario recordar que no sólo existe un Espíritu Santo, sino también existen espíritus inmundos. El Espíritu Santo es el Espíritu de Dios. Los espíritus inmundos provienen del maligno, Satanás.

Satanás sabe muchas cosas que los hombres malos no saben por su propia capacidad. Mas Satanás no es como Dios. No es omnisciente, no lo sabe todo. Sólo sabe algunas cosas.

Por ejemplo, había un hombre en el pueblo de Gadara que estaba poseído por muchos demonios (malos espíritus). Cuando Cristo se le acercó el endemoniado comenzó a gritar: “¿Qué tienes conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te ruego que no me atormentes” (Lucas 8:28).

¿Cómo sabía el hombre quién era Jesucristo? ¿Cómo sabía del poder del Señor para atormentarlo? Lo sabía por los demonios (espíritus inmundos) que tenía en él. Este conocimiento no vino de Dios.

¿Cómo podemos estar seguros de que la palabra de conocimiento con la cual podemos hablar, proviene del Espíritu Santo? ¿Acaso se justifica el temor de que quizá podamos hablar por un espíritu inmundo?

No. El creyente no debe temer a tal cosa. Si estamos llenos del Espíritu de Dios no hay lugar en nuestro ser para los malos espíritus. No tienen parte ni suerte en nosotros, “porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo” (es decir, el mundo de los impíos, 1 Juan 4:4).

El espíritu humano y la palabra de conocimiento

La palabra de conocimiento es más que simples pensamientos humanos. En ocasiones la gente no comprende la diferencia. Se imaginan algo y creen que es palabra de conocimiento. Nuestra mente puede engañarnos.

Recuerdo un incidente que ilustra este punto. Cierta tarde, en una reunión de oración celebrada en una casa, los creyentes comenzaron a sentir la necesidad de obtener un instrumento musical para acompañar los cantos. Por coincidencia, en la casa tenían exactamente el instrumento musical que necesitaban. Uno de los miembros del grupo, creyendo que había recibido una palabra de conocimiento de parte del Señor, de inmediato le pidió a la dueña de la casa que regalara el instrumento musical al grupo.

La dueña de la casa no podía comprender ese mensaje. Le contestó al miembro del grupo que ese instrumento no le pertenecía a ella, que era prestado. Ese hombre no tenía palabra de conocimiento, sino sus propias ideas.

¿Cómo podemos estar seguros de que recibimos una palabra de conocimiento? He aquí algunas pruebas sencillas que puede aplicar a cada situación.

  1. ¿Me motivan para hablar mis propios deseos egoístas?
  2.  ¿Estoy seguro de que he recibido una palabra de conocimiento de parte del Espíritu Santo?
  3.  ¿Siento la paz de Dios en mi corazón?
  4. ¿Acaso estoy disgustado o enemistado con alguien, o por alguna situación desagradable?

Si se le dificulta hallar la respuesta de alguna de estas preguntas, es mejor que busque al Señor antes de hablar. Deberá usted sentirse libre para expresar una palabra sólo cuando se sienta contento respecto a su respuesta a todas las preguntas anteriores. Debe usted saber también que el creyente que da una verdadera palabra de conocimiento es invadido por un fuerte sentimiento interno sobre algo que debe expresarse. La experiencia le ayudará a reconocer el impulso del Espíritu Santo.

Propósito de la palabra de conocimiento

El propósito es el mismo tanto para la palabra de sabiduría como para la palabra de conocimiento. La edificación del cuerpo de Cristo.

Estos dos dones a menudo se manifiestan juntos. pero la palabra de conocimiento quizá se manifieste antes de la palabra de sabiduría. Por la palabra de conocimiento Jesucristo le reveló a la mujer samaritana su vida pasada. Después, por la palabra de sabiduría le dio la solución a su problema.

EL DON DE FE

Definición de la fe

“A otro, fe por el mismo Espíritu” (1 Corintios 12:9).

Generalmente hablando, la fe es la habilidad para creer. Si una persona tiene fe se dice que cree. Pero el don de fe es algo que va más allá de la fe ordinaria. la cual todos los creyentes poseen. Es una fe especial. Es fe dada por el Espíritu Santo para suplir una necesidad particular. Podemos decir que es una pequeña parte de la fe perfecta de Dios, dada por el Espíritu Santo a una persona.

El don de fe no es propiedad del creyente, a través de quien lo da el Espíritu Santo. El don se imparte al corazón de una persona en un momento especial, para una necesidad particular. El don es dado. La necesidad es suplida. El don ha cumplido su propósito.

Explicación e ilustración de la fe

La fe siempre se basa en el conocimiento. Esta verdad explica por qué nuestra fe puede ser pequeña. Si tenemos poco conocimiento, nuestra fe será muy pequeña.

Dios puede dar el don de fe, ya que El tiene fe perfecta. Tiene esa clase de fe porque todo lo sabe. Su conocimiento es perfecto. A través del don de fe, un poco de la fe perfecta de Dios se da para suplir alguna necesidad particular.

Generalmente cuando la fe se manifiesta se dan tres circunstancias.

  1. Existe una condición o situación imposible.
  2. Es dado el don de fe.
  3. Se ofrece una solución.

La historia de Pedro y Juan en camino al templo para orar nos ayudará a comprender cómo funciona el don de fe. Lea Hechos 3:1-11 y lo notará. En esta historia ocurrieron las tres circunstancias ya mencionadas.

  1. Un pordiosero cojo se sentaba a mendigar a la puerta del templo llamada la Hermosa. Era cojo de nacimiento, tenía cuarenta años de edad. Vivía de las limosnas que recibía. Su curación era imposible para los hombres.
  2. De pronto Pedro descubrió una fe especial en su propio corazón. Gracias a esa fe, la cual era en realidad la fe de Dios, le pudo decir al cojo: “En el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda” (Hechos 3:6).
  3.  ¡Sabemos que Pedro tenía en realidad el don de fe por lo que le ocurrió al cojo! “Y al momento se le afirmaron los pies y tobillos, y saltando, se puso en pie y anduvo” (Hechos 3:7-8). Su problema fue solucionado.

Todavía hoy el Espíritu Santo desea obrar de esa manera. Desea dar a los creyentes la fe de Dios especial para las grandesnecesidades y problemas difíciles. Indudablemente necesita creyentes como Pedro que se atrevan a actuar cuando El ponga la fe en sus corazones. A menudo los creyentes tienen miedo de actuar, por lo que la fe no puede operar.

¿Cómo sabemos que tenemos el don de fe? Por nuestro hombre interior, nuestro espíritu. La palabra fe en cierto sentido significa “persuasión.” Cuando el Espíritu Santo nos da un poco de la fe perfecta de Dios, nos invade una profunda persuasión de que Dios hará algo. El creyente que recibe esta persuasión no sólo espera que Dios haga algo, sabe que lo hará.

Propósito del don de fe

Los dones de la palabra de sabiduría y de la palabra de conocimiento tienen el mismo propósito. Ambos se imparten para edificar el cuerpo de Cristo. Ya estudiamos cómo ambos dones pueden operar juntos para edificar el cuerpo. El don de fe tiene también el mismo propósito.

Antes de que Pablo mencionara los nueve dones que estamos estudiando, declaró el propósito en otra forma. “Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho” (1 Corintios 12:7).

Por el don de fe todo el cuerpo recibe ayuda y se edifica. Si sólo un miembro se beneficiara de una manifestación del don de fe, aun así se le ayudaría a todo el cuerpo. Cuando a un miembro se le ayuda, todos los miembros reciben ayuda. “De manera que si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan” (1 Corintios 12:26).

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