Su nueva vida 6: Sus nuevas normas

Para poder vivir junta, la gente debe seguir ciertas reglas o normas. Piense en una familia con varios hijos. ¿Qué sucedería si a los hijos mayores se les permitiera hacer ruido toda la noche? Nadie podría descansar. Por lo tanto, las normas son necesarias para la vida diaria.

Las normas también son necesarias si la persona quiere lograr un objetivo especial. Los atletas, por ejemplo, siguen las instrucciones de su entrenador. Su propósito es desarrollar habilidad y fortaleza para poder ganar el premio. Ahora que usted es cristiano, tiene un nuevo objetivo: llegar a ser todo lo que su Padre celestial quiere que usted sea. Esta es otra razón por la que usted necesita normas.

El plan de su Padre celestial es que usted sea parte de su familia y que logre los objetivos que Él tiene para su vida. Esta lección explica las nuevas normas que Él ha dado para ayudarle. El seguir estas normas le traerá muchos beneficios.

¿Quién establece las normas?

En el hogar los padres establecen las normas sobre cómo deben comportarse sus hijos. Los hijos pronto aprenden que deben vivir según estas normas. Cuando ellos rompen las reglas, sus padres los corrigen. Si tercamente se niegan a obedecer, los padres quizás tengan que disciplinarlos. Aunque los hijos todavía son miembros de la familia, su desobediencia les trae problemas y sufrimiento.

Nuestro Padre celestial establece las normas para lo que sus hijos deben y no deben hacer. A veces Él también tiene que disciplinar a sus hijos.

¿Dónde puede encontrar las normas?

Descubrimos las normas de la persona al observar cómo se comporta. ¿Cómo descubrimos las normas del cristiano? Descubrimos las normas del cristiano al observar cómo Jesús vivió. La Biblia nos da el registro de su vida. Él es nuestro ejemplo perfecto y modelo para la vida.

También descubrimos las normas cristianas al estudiar lo que Jesús dijo sobre ellas. En el Sermón del Monte (Mateo 5–7) Jesús describió las normas del cristiano. Éstas eran sus propias normas. Por su poder que obra en nosotros, también pueden llegar a ser nuestras normas.

Jesús comenzó su sermón hablando de las bendiciones especiales que Dios les da a los que siguen sus normas. Él continuó con muchas otras enseñanzas importantes. Estas son algunas de las cosas que Él dijo:

El Sermón del monte Mateo 5–7

Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.

Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación.

Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad.

Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.

Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.

Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.

Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.

Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. (Mateo 5:3–10)

Vosotros sois la luz del mundo…Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos. (5:4,16)

Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente. Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra. (5:38–39)

Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced el bien a los que os aborrecen y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos. (5:43–45)

No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón. (6:19–21)

No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. (6:31–33)

Jesús nos dio un principio básico sobre cómo tratar a los demás. Muchos lo llaman la regla de oro:

Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos. (Mateo 7:12)

Ciertamente todos estaríamos de acuerdo que la gente no debe actuar de mala manera con los demás. Muchos líderes religiosos han dicho esto. Pero la regla de oro va mucho más allá. Jesús está diciendo que debemos hacer bien a los demás activamente. Debemos ser los primeros en tratarlos de la manera en que nos gustaría ser tratados.

No debemos ser orgullosos, egoístas, reñidores ni críticos. No debemos dar lugar, ni siquiera en nuestros pensamientos, a los enredos amorosos ilícitos ni a las pasiones malignas.

Nuestro primer interés debe ser agradar a Dios. No podemos hacer que las riquezas terrenales sean nuestro objetivo y servir a Dios al mismo tiempo; pero si lo ponemos a Él primero, Él verá que todas nuestras necesidades sean suplidas. Además, cualquier cosa que hagamos para Él será recompensada en el cielo con riquezas eternas.

¿Cómo puede cumplir las normas?

Jesús sabía que nadie podría seguir estas reglas a menos que tuviera la ayuda de Dios. Por lo tanto, Él enseñó a sus discípulos a pedirle a su Padre celestial que los ayudara. En la lección 5, usted aprendió acerca de la oración modelo―el Padrenuestro. ¿Qué ayuda le da Dios a usted?

Usted puede ser como su Padre celestial porque usted comparte la vida de Él. ¿Cómo? Su Padre ha enviado al Espíritu Santo a vivir en usted. Esto es como Él ha compartido su propia vida con usted. No se preocupe por tratar de vivir en conformidad con lo que Dios espera de usted. Usted estudiará más acerca de esto en la próxima lección.

Las normas para el éxito

Jesús nos da a saber que sus instrucciones son el patrón para una vida de éxito. Nuestra vida es como un edificio. Nuestros pensamientos, palabras y acciones son los ladrillos en este edificio. Al colocarlos en el cimiento de su enseñanza, tendremos un carácter que soportará las pruebas de la vida.

Él que vive como mejor le place, sin seguir las normas que Jesús ha dado, será un fracaso y no podrá soportar las tormentas. Si usted quiere ser un cristiano de éxito, edifique su vida en la enseñanza de Jesús y siga sus normas. El Espíritu Santo le ayudará.

 

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